Soy mala compañera porque me he reducido la jornada

 

Soy una de esas personas que intenta ser buena gente.

De las que saluda, da las gracias, trabaja la empatía y trata de hacer el bien a los demás. O como poco, no hacerles mal.

Tampoco pretendo que me den un premio ni nada, solamente tener la conciencia tranquila y vivir lo más serena y en paz que sea posible.

Y esto lo aplico a todas las facetas de mi vida, incluida la laboral.

Imagino que como casi todo el mundo.

Pues bien, parece que algo he hecho mal, ya que resulta que soy mala compañera porque me he reducido la jornada.

Así me lo han dicho en varias ocasiones, con esas palabras o con alguna frase más elaborada, pero, en esencia, ese era el mensaje.

Soy mala compañera, soy mala persona.

No hay otra explicación para lo que he osado hacer (sarcasmo modo on).

Soy mala compañera porque me he reducido la jornada

No quiero aburriros con toda mi historia personal en esta batalla con el departamento de RRHH y el equipo directivo de mi empresa. Tendría que hacerlo por entregas.

El caso es que yo tengo un puesto de coordinación y que los coordinadores debemos cubrir cierto horario, para lo cual se han establecido unos turnos rotativos.

Yo pedí una concreción horaria de mañana que, pese a su nombre, me tendría en la oficina hasta las cuatro de la tarde.

A efectos de productividad la reducción que solicité apenas se nota, de hecho, muchas compañeras se habían acogido a ella con anterioridad.

Sin embargo, para la empresa era un problema, porque dejaba descubierto un turno de tarde de coordinación al mes.

Mi jefe ‘me explicó’ por qué no era posible. Y yo le dije que entendía su postura, pero que a mí me era imposible conciliar saliendo de la oficina a las nueve de la noche.

El responsable del área intentó hacerme entrar en razón, pero le di una respuesta similar.

El director de RRHH me llamó, me habló como si fuera una niña de cinco años, caprichosa y enrabietada, y me dio la misma explicación de mierda. Por lo que obtuvo la que ya le había dado a los demás.

Después me pidieron que renunciara a mi puesto.

Porque si eres mujer y quieres conciliar, no puedes hacer carrera (sarcasmo modo on otra vez).

"Soy

Si no aceptaba dar un paso atrás, mi solicitud nunca sería aprobada. Podría reducir, pero al inicio de la jornada, para así cubrir el turno de tarde.

En resumen, que al final casi os lo cuento todo, tras mi nueva negativa empecé a escuchar que era una mala compañera.

Me dijeron, no una ni dos, sino tres veces y tres personas diferentes, que era una interesada y una egoísta. Que no pensaba en mis compañeros y que les estaba causando un grave perjuicio con mi pretensión.

Soy mala compañera porque me he reducido la jornada

Que quería todas las ventajas de mi puesto y ninguna de las responsabilidades, seguir cobrando por ello sin la implicación que requiere.

Todo esto sabiendo que el complemento del puesto son 85€ brutos al mes. Ahí os lo dejo.

Una vez les dije que por favor me enviasen su reiterada respuesta por escrito y que ante la falta de acuerdo tendríamos que consultarlo con un juez, tardaron exactamente quince minutos en enviarme el acuerdo firmado.

Con el horario que yo pedía, básicamente porque no pedí nada que no recogiese nuestro convenio y que aprobaría hasta el más rancio de los jueces de lo social.

Y, bueno, me puse en contra a un par de directivos y con el morro torcido a mi responsable directo en mi camino hacia la conciliación familiar. Lo asumo.

Lo que me costó más asumir fue la reacción del resto de coordinadores (y coordinadoras, ejem). Los cuchicheos. Los comentarios que te llegan a través de otros.

"Soy

Aunque supongo que es natural que te pillen cierta ojeriza si el jefe nos reúne a todos para comunicarles a ellos que ‘como Fulanita ha negociado un nuevo horario con la empresa ahora los demás tenéis que hacer más turnos de tarde’.

Porque se ve que no hay más soluciones posibles.

Porque lo he hecho yo para joder.

No es que en este país la conciliación sean los padres, si los tienes.

Ni que la duración de la baja de maternidad sea menos que insuficiente.

Tampoco se trata de lo absurdo que resulta trabajar para que casi la totalidad de tu salario se vaya en pagar a otra persona para que críe a los hijos que tú no puedes permitirte criar.

Ni otros mil motivos más, tanto los míos personales como los que afectan a toda esta sociedad.

Qué va.

No cabe duda de que aquí el problema es que yo soy mala compañera.

 

Anónimo

 

 

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