Hoy en día decir que gozas de una plena salud mental es casi como decir que tienes un unicornio encerrado en el sótano, porque desde luego al final el que no tiene una cosa tiene otra, y aquí parece que no se salva nadie.

En este caso os vengo a hablar cuando es nuestra pareja la que sufre (o parece que sufre) algún problema o desequilibrio emocional y nos volcamos como las “salvadoras que somos” a asumir responsabilidades que no nos corresponden a nostras.

El problema de esto no es asumir una circunstancia que no solo no te corresponde, si no que ese será el sonido de fondo de vuestra relación y con ello empezarán los primeros (pero no últimos) problemas.

Cuando hablamos de diagnósticos psicológicos no hablo solo de situaciones como la ansiedad, depresión o algún trastorno del estado del ánimo o la personalidad, etc.

Hablo también de problemas con los límites, en cómo gestionarse, en sus inseguridades, etc. No solo los “grandes” diagnósticos cuentan y este tipo de problemas también pueden ser identificados y trabajados por parte de un psicólogo.

Vamos a ver diferentes situaciones

  1. Mi pareja está diagnosticada de algún problema psicológico y está en tratamiento

Estos son los casos por lo general menos frecuentes pero los que tienen realmente un mejor pronóstico. Primero porque sabemos de base qué le pasa a nuestra pareja y nos resulta más fácil “entender” ciertas cosas que en otras circunstancias no entenderíamos.

Está en manos de un profesional que le está ayudando, repito DE UN PROFESIONAL, cuya función es ayudar a mi pareja, darle herramientas, acompañarle y ayudarle en esos momentos.

Cuando la situación es así, yo suelo recomendar que la pareja acuda a alguna sesión con su pareja y el psicólogo para que este le explique en qué situación se encuentra y como puedo ayudar yo dentro de ese tratamiento.

 

 

  1. Mi pareja está diagnosticada de algún problema psicológico y no está en tratamiento

A partir de aquí es cuando se empiezan a complicar las cosas, porque sabemos a ciencia cierta que a nuestra pareja le pasa algo, pero no tenemos la menor idea de cómo ayudarle.

Y escuchadme atentamente, ¿eres psicóloga? Si la respuesta es NO, no tienes por qué tener lo conocimientos que él necesita para ayudarle. Si la respuesta es SI, primera regla de la psicología, no podemos tratara a personas cercanas, por lo que tampoco te corresponde a ti hacerle terapia.

Si te encuentras en esta situación lo que puedes hacer es tener una actitud de acompañamiento y empatía, y tendrás que echar un poco de mano de la paciencia, pero todo esto con el objetivo de que finalmente se ponga en manos de un profesional.

Por desgracia, es decisión de cada persona ver si quiere o no cambiar y tú puedes ayudar hasta cierto punto.

Muchas veces la situación de no pedir ayuda se dilata mucho en el tiempo, y finalmente acaba consumiendo la relación ya que una parte no se encuentra en su mejor punto, y la otra se cansa de un cambio y una promesa que nunca llega.

 

  1. Mi pareja no está diagnosticada de nada y nunca ha pedido ayuda

Aquí ya sí que se termina de complicar todo y es donde seguramente muchas de vosotras os sintáis más identificadas.

Hay personas que tienden a refugiarse en “esos problemas” que son tan sumamente intensos, que solo ellos sufren, que solo ellos saben lo que es estar mal, pero curiosamente jamás de los jamases se les ocurriría hacer algo para cambiar esta situación.

Si tu pareja solo sufre en esta vida, tiene las peores circunstancias y te acusa de que tú no eres capaz de entenderlo, que aquí el único que sufre es él y tú no te haces a la idea y un sinfín de situaciones parecidas.

Si mi pareja está realmente mal, yo no puedo hacer nada más que acompañarle, validar lo que siente y empatizar. Pero también os digo que esto lleva en ciertas ocasiones un desgaste inmenso.

Esto puede llevar a una situación un poco límite. Puede ser el momento en el que debamos sentarnos con esa persona y reflexionar si vuestra pareja es está en un buen momento, o si realmente necesita un tiempo solo para poder estar bien.

Recuerda que mientras no estemos bien con nosotros mismos, no podremos compartir una relación a un nivel óptimo.

Esto no quiere decir que si mi pareja está en una profunda depresión o con ansiedad decida romper con la promesa de “cuando estés mejor hablamos”.

 

Es muy importante analizar cada caso, y este artículo habla desde la generalización. Pero sobre todo quitar un poco esa “responsabilidad” que muchas veces cargamos sobre nuestros hombros y no nos corresponde.