Hace un par de años, una de mis mejores amigas de toda la vida me contó la historia de cuernos más surrealista que he escuchado en mi vida. Y lo más gracioso es que le había pasado a una persona que ambas conocemos bastante de cerca.

Un día, perdiendo el tiempo en redes sociales, una chica pedía que se compartiese su historia, y mi amiga se enganchó a ella como a una telenovela.

Esta chica contaba que hacía más de un año que había empezado a salir con un chico. Que era muy atento y cariñoso, aunque tenía poco tiempo para estar con ella, ya que su madre hacía poco que sabía que tenía un cáncer muy agresivo y tenía que ingresar constantemente en el hospital. Su padre sufría una terrible depresión y necesitaba mucha ayuda en el día a día.

Él no tenía redes sociales. Decía que no tenía tiempo para esas cosas. Solamente podía quedase a dormir con ella una vez cada muchos días, casi dos semanas, porque tenía que atender a sus padres.

No quería presentarle a su familia hasta que todo estuviese más estable, aunque una vez, yendo en coche, ella se cruzó con un chico igualito a su novio empujando un carro de bebé, al lado de una chica que no logró ver bien. Él, entre risas, le dijo que si que era él. Que su hermana había vuelto a la ciudad hacía poco. Se había separado y posiblemente se quedase a vivir con ellos para echar una mano con sus padres. Aunque poco después el tener que cuidar a su sobrino se convirtió en un nievo impedimento para verse. Ella le decía que lo trajese con él, que a ella le encantaban los niños. Después de mucho insistir, lo llevó una vez a su casa. Tenía aproximadamente 9 meses. Era muy tierno y se parecía mucho a su tío. Ella hizo varias bromas sobre cómo serían ellos cuando fuesen padres y él le dejó incluso hacerse un selfie los tres, para ver cómo serían sus fotos de familia feliz. Poco después dejó de llevarlo. Dijo que su hermana era una histérica y no le gustaba que llevase al niño por ahí.

A veces, cuando hablaban por teléfono y escuchaba al niño de fondo lo oía decir “papá” todo el rato. Él le contó que el niño estaba muy confundido. Que su padre no había vuelto a verlo desde el divorcio y que, al estar tanto con él, había empezado a llamarle papá.

Cada poco tiempo su madre empeoraba y él debía desaparecer. Pero siempre hablaba de vivir pronto juntos y de que todo se normalizase.

Entonces, esta chica, en esa publicación en la que contaba su historia de amor, pedía que se viesen las fotos que adjuntaba. La primera era la de la hermana de su novio. La encontró en redes sociales, cuando por fin encontró la cuenta de él (que sí tenía, pero con un apodo que ella no conocía).  Cuando mi amiga me enseñó la foto le dije “¿Pero esa no es X, tu amiga del colegio?” Ella asentía con la cabeza. “¿Y no era hija única?”. Efectivamente. La “hermana” de aquel desgraciado era en realidad su mujer. Su sobrino era su hijo y sus padres gozaban de una salud de hierro en su casa, a varios km de la ciudad en la que él vivía.

Esta chica contaba que, de casualidad había visto la foto de un amigo de su novio en una cuenta de Instagram de alguien que ella conocía y, pasando el rato, encontró la cuenta de su novio. Como era privada solamente podía ver la foto de perfil, que era una foto de su mujer y el niño. A raíz de ahí encontró a la mujer y… Desenredó todas las demás mentiras.

Cuando lo enfrentó con la verdad en la mano (literalmente, en su teléfono), él empezó poniendo excusas sin sentido… Pero a los pocos minutos la llamó loca, tóxica y no sé cuantas cosas más. La amenazó con que si decía algo iría a su trabajo a decir cosas de ella que pusiesen su empleo en peligro y que nadie la creería porque no tenía pruebas de nada, ya que nunca se habían hecho fotos comprometidas. Le diría a todos que era una enferma y nadie la creería.

Ella, que tras el día que había pasado de investigación y descubrimientos, ya nada podía asustarla. Le dejó hablar y le pidió que saliese de su casa sin mirar atrás.

Sintió mucha pena de aquella mujer, así que la contactó para advertirla. Ella le dijo que era imposible, que su marido dormía siempre en casa, que ya la había avisado de una ex loca que quería joderlo y que, por favor, la dejase en paz. La bloqueó sin darle tiempo a localizar la foto de familia que es habían hecho con el hijo de ambos. Prueba irrefutable de que no era una mujer de su pasado.

Es por eso que pedía que se compartiese su historia y se mirasen bien las fotos, pues aquel cerdo la había engañado a ella y era horrible, pero era mucho pero lo que había hecho con su familia y quería que esa información le llegase a su mujer.

Entre los comentarios, dos chicas afirmaban que aquel chico no era el marido, sino el hermano, una decía llevar un mes viéndose con él los jueves que era cuando la hermana se quedaba con su madre enferma (en casa decía que tenía fútbol con sus amigos, un equipo amateur), otra que llevaba 2 años con él y que últimamente no lo veía mucho por el estado de su sobrino, que tenía una enfermedad grabe y lo tenía muy ocupado. El muy rastrero no sentía el más mínimo pudor de hablar de enfermedades con detalles hablando de su hijo o su madre. Esta chica dice que le encajan los tiempos con los que ambas chicas mencionan. Que calcula que empezaron cuando su mujer se debió de quedar embarazada, autora del post cuando esta dio a luz y la última, cuando ésta lo dejó.

Un comentario desde una cuenta anónima las insulta y les dice que son unas envidiosas, que desean a su marido porque no lo pueden tener y que los dejen en paz. Realmente no hay mayor ciego que el que no quiere ver y esta chica no está dispuesta a admitir todo lo que en el fondo sabe que es real. Y no me extraña.

Y es que hace años que no se habla con mi amiga porque estaba convencida de que le tiraba los tejos al que entonces era solamente su novio. Mi amiga le explicaba que era él quien se le acercaba, que ella siempre le decía que solo podían ser amigos. Pero ella no la creía y, no solo le retiró la palabra, sino que propagó el rumor de que era una “roba novios” y que, si le hacía eso a ella, se lo haría a cualquiera.

Mi amiga lo pasó fatal en su momento, pero ahora dice que, aunque podría sentarse a comer palomitas mientras todas las amantes de su marido cuentan sus historias, ella las despelleja verbalmente, en el fondo siente pena de ella. Sabe que se aferra a él porque nunca “creyó en el divorcio” y que pase lo que pase lo defenderá porque no hacerlo no solo supondría ser infiel a sus principios, sino reconocer que se equivocó.

Luna Purple.

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