Siempre he defendido que todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida después de una ruptura, haya estado el tiempo que haya estado con su pareja y tenga la edad que tenga. Ya sea eligiendo la soltería perpetua, embarcándose en una nueva relación estable o saliendo cada noche con una persona distinta, considero que nadie debería meterse en cómo gestionan los demás su vida sentimental, y menos aún en criticar dicha gestión por razón de su edad. Sin embargo, al igual que a mí no me gusta meterme en la vida de los demás, a mí no me gusta que metan a personas extrañas en la mía

Eso es lo que ocurre con mi suegra: mi suegra se divorció hace unos cuatro años, aproximadamente un año antes de que yo empezase a salir con su hijo, y en ese lapso de tiempo he conocido a seis novios suyos. Sí, seis y sí, novios formales con los que ha proyectado un montón de planes de futuro, castillos en el aire cuyos fragmentos nos ha tocado recoger a su hijo y a mí. Y es que a mí me parece estupendo que la señora se eche los novios que le dé la gana, pero no me parece tan genial que nos los meta hasta en la sopa. Desde que salgo con mi chico nos ha tocado ir a cumpleaños, bautizos y comidas familiares no ya sólo de la que fuera su pareja del momento, sino incluso de familiares y amigos suyos. Además de eso, si alguna vez su hijo y yo hemos hecho planes y nos hemos ido estando ella con alguno de sus novios en casa nos ha echado en cara que no hagamos planes en familia con ellos. Sí, con señores con los que a lo mejor llevaba dos meses.

Yo ya hace tiempo que me planté y puse el límite de que vale, cero problema en ir a su casa a comer y que estuviera el novio de turno o incluso quedar puntualmente a tomar algo en un bar, pero que se fuera olvidando de volver a meterme en una celebración familiar. Mi novio ha sido un poco más transigente hasta que nos fuimos hace poco a vivir juntos y se trajo a su actual pareja para enseñarle NUESTRO PISO: ahí ya mi chico se plantó y le dejó muy claro que sus novios son sus novios, que no son familia nuestra y que aunque lo fueran no tiene derecho a meter a nadie en nuestra casa sin nuestro permiso.

Para colmo cada vez que rompe con alguien, cosa que ocurre con bastante frecuencia, se monta un drama terrible que nos acaba salpicando a todos: tuvo problemas con uno de sus ex porque le había hecho copia de las llaves de su casa y le tocó cambiar la cerradura, ya que cuando le llamó para que se las devolviera no le cogió el teléfono. Con otro tuvo movida porque le había dejado almacenar un montón de enseres en su trastero y la amenazó con denunciarla por apropiación indebida si no le dejaba ir a su casa cuando él quisiera para recogerlos. A otro estuvo a punto de denunciarle porque se pasaba la vida haciéndose el encontradizo por su barrio y llamándola para volver. Y no sé, igual soy yo que me paso de clásica, pero creo que dar tantas confianzas a personas con las que no llevas ni tres meses no es la mejor de las ideas, entre otras cosas porque para conocer realmente a las personas hace falta tiempo.

 Además, cada vez que atraviesa una ruptura entra en un estado depresivo y se obsesiona con que va a morir sola, y lo peor de esto es que a la más mínima que su hijo o quien sea no puede ir a su casa a qué sé yo, prepararle la cena o arreglarle un enchufe, se dedica a echarle en cara que estamos todos contra ella, que la consideramos una carga y que queremos dejarla sola por completo.

Ya ha llegado a un punto tal que mi novio se ha ofrecido a pagarle la terapia, porque hemos llegado a pensar que tal vez tenga algún problema que requiera ser tratado, pero cuando se lo hemos sugerido se lo ha tomado a mal. Y es que no sabemos si realmente lo pasa tan mal con cada ruptura o si es que lo hace para chantajearnos y que la prestemos atención, porque tampoco nos parece muy sano ese afán por meter a señores con los que lleva poco tiempo en la familia.

Ahora por suerte parece haber encontrado cierto punto de equilibrio: lleva unos meses con un señor y de momento no nos ha exigido ir a comer con él, conocer a sus hijos ni regalarle nada por su cumpleaños. Veremos a ver cuánto le dura y qué tal lleva la siguiente ruptura, porque a mi novio y a mí nos está volviendo locos.

 

Con1eme

Envía tus movidas a [email protected]