Antes de empezar a contar esta historia debo admitir que tengo muchísima suerte de compartir mi vida con una persona que, en primer lugar, tiene las mismas ganas de tener hijos que yo (o sea, ninguna), y en segundo lugar es una persona firme que no cede con facilidad ante chantajes, ni siquiera de su madre.

Sin embargo, me veo en la necesidad de compartirlo con vosotras porque esto que estamos viviendo mi chico y yo me parece muy fuerte. Aviso de antemano de que es de un mal gusto terrible y que a mí se me revuelven las tripas sólo de pensar en que alguien pueda utilizar algo tan grave y doloroso como es el cáncer para chantajear a su familia, pero si existe alguien capaz de hacer algo así, esa es mi suegra. 

Resulta que hace un par de años falleció una prima de mi suegra a causa de un cáncer muy agresivo. La mujer era poco más o menos de la edad de mi suegra y tenía dos hijos que rondarán más o menos la edad de mi novio y mía. Yo conocía a esta señora, no es que tuviéramos mucha relación pero lo cierto es que fue una muerte muy impactante y dura, tanto por la edad que tenía como por lo agresivo de la enfermedad; era además una persona muy dulce y alegre, de estas personas a las que es imposible no coger cariño nada más conocerlas, y tenía una relación muy bonita con su marido y con sus hijos, con quienes con el tiempo he llegado a tener amistad y me consta que tienen presente  a su madre todos los días. Ambos están solteros a día de hoy aunque uno de ellos sí que tenía pareja cuando su madre cayó enferma: sin embargo, ninguno de ellos tiene hijos ni planes de llegar a tenerlos algún día.

A raíz de este suceso mi suegra empezó a obsesionarse con la posibilidad de llegar a tener cáncer y empezó a realizarse chequeos periódicos, cosa que me parece de lo más responsable de su parte y más aún teniendo en cuenta que en su familia hay antecedentes de distintos tipos de cáncer.

Lo que no nos vimos venir mi novio y yo fue que a la obsesión con llegar a fallecer por culpa de una enfermedad se sumaría su obsesión con tener nietos. Porque sí, mi suegra es de esas mujeres que anhela tener nietos por encima de todo y ya nos lo ha dejado caer alguna vez a pesar de que siempre la hemos dejado clarito que no es algo que entre en nuestros planes; sin embargo, pese a ser un poco pesada, nunca nos llegamos a imaginar que pudiera llegar hasta este punto.

 

Empezó como algo sutil cuando fue superando el duelo por el fallecimiento de su prima; cuando hablábamos de ella, de lo triste que era que se hubiese ido tan joven, dejaba caer que lo que más le dolía era saber que iba a perderse la dicha de tener nietos. La verdad es que yo no tengo ni idea de si esta señora quería tener nietos o si mi suegra proyectaba sus anhelos en la figura de su prima, en cualquier caso mi chico y yo no le dábamos más importancia porque yo qué sé, igual que decía lo de los nietos podría haber mencionado que ya nunca tendría la posibilidad de viajar a Cancún.

Sin embargo, al ver que la sutileza no ha surtido el efecto deseado en nosotros, ha optado por sacar la artillería pesada, aunque se cuida mucho de guardarla cuando yo no estoy porque sabe que es un tema con el que soy muy tajante y por el cual ya hemos tenido más de un roce. El caso es que parece ser que últimamente, cuando mi pareja y ella quedan sin que esté yo, saca el tema de la muerte de su prima, de lo triste que es que no vaya a tener nietos…y aprovecha para dejar caer lo triste que sería que ella muriese también sin haber podido disfrutar de tener nietos. Porque claro, tiene antecedentes familiares e imagínate que le toca a ella igual que le tocó a su prima.

Por supuesto mi pareja ha tratado de pararle los pies y de hacerle ver que no tiene derecho a utilizar una enfermedad tan grave para tratar de convencernos de ser padres, al principio con mucho tacto, porque él es así, y al final ya enfadándose y diciéndole que está siendo muy egoísta y que si sigue así lo que va a conseguir es que deje de ir a verla, ¿y sabéis cuál ha sido su reacción? Echarse a llorar y echarle en cara que ya nos arrepentiremos el día que caiga enferma y se muera, que tendremos que vivir con el peso en nuestra conciencia de haberle negado su derecho a ser abuela. 

Sí, según ella, ser abuela es un derecho, que paren el mundo que yo me bajo.

 

Como comprenderéis, todo esto ha causado que se nos quiten las ganas de ir a verla y de quedar con ella tanto a mi novio como a mí, ya que sobre todo él ha tratado de abordar el tema con ella y la buena señora no da su brazo a torcer. Que por mí me da igual, yo si tengo que cantarle las cuarenta se las canto, pero es que todo esto es tan surreal que honestamente no sé ni por dónde cogerlo.

Supongo que sólo nos queda dejar que pase el tiempo, a ver si se da cuenta de que pillarse la pataleta no le va a servir de nada y de que al final, viva mucho o poco, va a acabar alejando de ella a las personas que la quieren como no cambie de actitud.

 

Con1Eme