Supermujer impostora.

 

¿Habéis oído hablar del síndrome del impostor?

 

Algo así, mal resumido, como que aunque logremos grandes cosas. Aunque seamos exitosos en determinado ámbito o estemos consiguiendo grandes hitos, no sentimos que merezcamos el mérito. O sentimos incluso que estamos engañando a nuestro entorno llevándonos alabanzas por algo que no es digno de ser reconocido.

Pues esto que puede parecer un problema ajeno o algo extraño, me he dado cuanta de que es la cosa más habitual en nuestros días y que casi todas las mujeres experimentamos en algún momento.

Yo, a nivel personal, y muchísimas mujeres de mi entorno, vivimos días en los que necesitaríamos 30 horas. Madrugamos para cumplir con nuestros trabajos mientras, al mismo tiempo, cuidamos de nuestras familias. Nos ocupamos de nuestros hijos, intentando no descuidar a nuestra pareja. Y mientras haciendo cábalas para mantener la casa en orden y cierta vida social. Y ya, si el reloj nos lo permite, cuidar de nuestro físico, de nuestra apariencia y las más privilegiadas, hasta de nuestra estabilidad emocional. La agenda de la gran mayoría de nosotras se divide entre las labores del hogar, el trabajo, los hijos, las amigas, la pareja, los eventos sociales, las citas médicas y la familia, que nunca deja de dar algún que otro quebradero de cabeza. Pero nunca nos sentimos bien al 100%.

En cualquier rato que charlo con mis amigas, las frases que se repiten una y otra vez, siempre son las mismas:

– mi casa está hecha un asco.

– mi pelo es un desastre

– ojalá tuviera tiempo para ir al gimnasio.

– ya no sé ni que poner de comer.

– hace siglos que no voy al cine

– estoy hasta arriba de trabajo

 

Nos pasamos cada minuto, de cada hora, de cada día, haciendo auténticos malabarismos para mantener un equilibrio en cada aspecto de nuestras vidas y aun así siempre sentimos que algo no estamos haciendo bien. Que no llegamos a todo. Que no sabemos cumplir con todas esas cosas que en nuestra cabeza hemos dado por hecho que son “obligatorias” para ser la mujer 10. La mujer que se supone que debemos ser. Y encima, y para rematar este círculo vicioso de pensamientos negativos, nos invade cierta envidia, al ver a otras y pensar que ellas si llegan a esas metas que se suponen inalcanzables para cualquiera de nosotras. Vemos las casas de las otras mejor. Sus vidas más organizadas. Socializan más. Viven mejor. Se ven perfectas. No como nosotras. Nosotras estamos lejos de ser esa supermujer.-

Pero ¿y si ya lo somos? ¿Y si empezamos a reconocernos a nosotras mismas lo que en realidad valemos?

-Sé que hago bien mi trabajo. 

-Soy una buena madre. 

-Merezco el tiempo que invierto en mí. 

-Yo valgo para lo que me proponga. 

-Yo puedo…

Pequeños cambios en nuestra actitud y nuestra forma de interpretar nuestro día a día pueden marcar la diferencia y dejarnos claro, a nosotras mismas, las primeras, que , somos esa supermujer y , merecemos sentirnos como tal.

 

Inés Rodríguez