Pues eso. Tamara Falcó siempre ha sido lo más, aunque mucha gente la haya descubierto ahora por haber sido la mejor concursante de Master Chef Celebrity 4 (y me atrevería a decir que de todas las ediciones, ojo). ¿Cómo iba a perder la oportunidad de reivindicarla a tope con lo que a mi me gusta esta mujer?

Gracias a su paso por el programa de cocina ha callado muchas bocas. Contra todo pronóstico la muchacha lo ha hecho fenomenal. No voy a negar de que parte de una posición muy privilegiada (por encima de la mayoría de sus compañeros celebrities), por dos cosas: por un lado estar acostumbrada a consumir diferentes tipos de cocina la predispone a conceptualizarlo todo bien y por el otro tiene contactos para formarse paralelamente al programa. No es moco de pavo. Pero la templanza no se la quita nadie. A esto súmale que le hizo la vida más fácil a todos sus compañeros y ya mogollón de amor todo el rato…

Soy consciente de que ahora mismo habrá gente poniendo los ojos en blanco y pensando:

«¿Qué dice esta señora? ¿Qué puede tener de especial una pijaza como la hija de la Preysler y el Marqués de Griñón? ¿De verdad que no tiene nada mejor sobre lo que escribir?»

Es el momento de decidir y tenéis dos opciones: o dejar de leerme y pensar que soy imbécil (estáis en todo vuestro derecho, solo faltaba) o dejaros convencer. Porque sí amichis, me voy a currar una lista de todos los motivos por los que Tami siempre ha estado mi selecto club de personas de las que querría ser amiga. Una merienda con Ylenia y Tamara sería un sueño hecho realidad, sorry not sorry.

  • Efectivamente, Tamara Falcó Preysler es una pija redomada y habla como si le derrapara la lengua todo el rato, pero es tremendamente espontánea. Esto no suele estilarse y la convierte en una persona súper magnética. Lo que a mí me gusta llamar «un ser de luz» (hay pocos, no son los mismos para todo el mundo y se les perdona casi todo).
  • Cada vez que dice «tío Julio» mi fascinatrómeto se dispara.
  • Nos ha dado grandes momentos para la historia rosa de España. Desde meter el coche en el Vips de Fuencarral, hasta coquetear con una secta religiosa (el tema de su fe daría para un artículo entero), pasando por un reality propio (bastante fiasco).
  • Resulta que es capaz de hacer mofa de sí misma y lo hace muy a menudo. Ella es plenamente consciente de que es la «pija de España» y no se esconde, no necesita ir de otra cosa. Sabe que no puede gustarle a todo el mundo y se la pela. Su mundo interior (y exterior) es tan amplio que para qué perder el tiempo…

  • Mete la pata un montón de veces (en parte porque parece que vive en un mundo paralelo), pero entre mucho jijiji y mucho jajaja lo lleva con toda la naturalidad del mundo. Ha contado intimidades que han hecho poner el grito en el cielo a la Preysler (gracias, Tami).
  • Es estilosísima. Vale que sí, que tiene mucha pasta, pero la gente se vuelve loca con Alexa Chung y otras influencers que también tiene sus dineros y no se las crítica ni la mitad.
  • Hubo una época en la que engordó bastante por un tema de tiroides. Según ella misma dijo a la prensa: «al principio le afectó bastante su cambio físico, pero aprendió a apreciar las curvas femeninas y a ser consciente de que el cuerpo no lo es todo». No es el discurso body positive más desarrollado del mundo, pero yo doy palmas porque todo suma.
  • Sabemos bastante poco de su vida privada. Se le han conocido novios (pocos), pero también se ha pasado muchos años soltera aguantando las preguntas impertinentes de la prensa rosa. En varias ocasiones ha tenido que recalcar que «está muy feliz pese a no tener novio», demostrando que la soltería no es algo negativo.
  • Es capaz de adaptase a situaciones muy distintas y eso siempre es bien. Además es súper educada y los periodistas siempre hablan bien de ella (cosa rara). 

Y ahora es cuando aprovecho para hacer un llamamiento:

OJALÁ UNA TARDE DE MASCARILLAS CON TAMARA FALCÓ.