El día que decides romper tu relación, no solo estás cortando con esa persona, si no que lo estás haciendo con todas esas cosas que te aportaba, a esas rutinas a las que estabais acostumbrados y que ya formaban parte de tu día a día, a todas esas enseñanzas que habéis tenido a lo largo de los años y decimos adiós a ese futuro tan bonito y perfecto que teníais preparado.

Cuando dejamos una relación, lo que parece que en realidad estamos dejando es la posibilidad de ser felices, creemos que todo nuestro futuro perfecto y planeado no va a poder darse, porque de hecho, ya no se va a dar con esa persona y la sensación de incertidumbre y soledad es cuando se hace más presente.

Cuando estamos con alguien, no solo tenemos la realidad del día a día, tenemos por un lado el recuerdo un poco distorsionado de lo que fue el inicio de la relación, recordando solo esos buenos momentos que compartisteis y por otro las ideas de futuro, todas esas promesas de amor eterno y de construir vuestro pequeño mundo juntos.

Creando lo que se conocen como expectativas

Expectativas que con el tiempo te vas dando cuenta que no se cumplen, lo que te llevan a entrar en un estado de frustración y de dolor, donde la pena y las desganas de seguir tirando se hacen cada vez más presentes.

Pero la idea de ese “futuro” ideal, es el que nos hace permanecer en esa relación o lo que hace más difícil tomar la decisión de romper.

Por eso nos cuesta tomar esa decisión, a pesar de que esa persona hace tiempo que no nos ofrece lo que necesitamos, que ya no siento lo mismo o que simplemente nos hemos dado cuenta de que no estamos hechos el uno para el otro, pero vuelve el pensamiento de “y si…” que nos mantiene atrapados en algo que no funciona.

Para ello es importante tener en cuenta que hay que diferenciar entre lo que esta relación me ofrecía en el pasado, esas promesas sobre las que fuimos creando que en el presente no se han llegado nunca a materializar, por lo que es imposible que lo hagan en el futuro.

No tengas miedo de actualizar tus expectativas si aquello que al principio te valía ya no es suficiente, porque puede que las ganas que teníamos de vivir una relación nos hizo idealizarla y meterla en un molde en el que en realidad no cabía.

Y sobre todo, aprende a diferenciar el concepto de felicidad asociado a una única persona, ya que podrás ser feliz en tu vida, independientemente de que tengas o no pareja, o independientemente de ese futuro, porque tu felicidad, no se basa solo en ese cuento de hadas que habías imaginado, si no que se compone de muchos factores que enriquecen tu vida.

No tengas miedo a soltar un futuro que en realidad no existe y empieza a vivir un presente en el que si puedes decidir y experimentar la realidad.

Aida Vallés Psicóloga especializada en sexología y terapia de pareja

correo: [email protected]    instragram: @aidavallesconsulta_