Creo que lo que sentí al principio fue el fracaso, el sentirme fracasada, el sentir que yo en mi misma era fraude, que había tirado toda mi vida por la borda, que nada de lo que había hecho hasta hora tenía sentido y que la idea de dejar de existir no era tan mala idea. Luché, con uñas y dientes, me agarré a lo imposible antes que decidir volver al pueblo, a casa de mis padres y ese orgullo de mierda solo ha conseguido que me arruinara (más) y que el golpe final fuera aún peor.

Qué mal lo gestioné todo, ojalá este post sirva para algo y si alguien está pasando por algo como lo que yo pasé no cometa los mismos errores que yo, aunque bueno, hay errores que tenemos que cometer para aprender y que luego cada una tiene su historia y gestiona sus movidas como sabe, como puede y como le dejan.

Desde que acabé la carrera encontré curro en Holanda, llevo allí doce años y lo he petado, cobraba una animalada, me eché un novio a lo Ragnar de Vikings, teníamos alquilado un pisito precioso en todo el santo centro de Ámsterdam, nuestras bicis, nuestros amigos y mis muchos ahorros.

Pues no sé muy bien cómo pasó algo, pero de repente Ragnar me puso los cuernos, lo pillé liándose con su prima (sí, su prima, has leído bien), intenté encima justificarle porque cómo te vas a creer que tu novio de diez años te esté poniendo los cuernos con la hija de la hermana de su madre, pensaba que era una coñita entre primos a pesar de haber visto en vivo y en directo como se metían la lengua hasta el corazón. Encima él no me lo negaba, me dijo que llevaba liándose con ella toda la vida, que intentaban alejarse porque sabían que aquello no estaba bien (menos mal), pero que no lo podían evitar porque estaban hechos el uno para el otro.

Toma Mari Castaña Pilonga que viva el norte y el incesto, pues bueno, podéis llamarme loca porque no lo llevé nada bien. NADA BIEN. Me volví un poco crazy de la azotea y tenía tres moods: emborracharme, gritar-golpear-insultar o llorar. Solo sabía hacer esas tres cosas, si me venía muy arriba hasta las tres a la vez. Es que resulta que Mr Vikingo me ha estado engañando los 10 años, ni corto ni perezoso, ‘a épocas más, a épocas menos, pero siempre la he amado a ella’. POS OK.

Nada se me fue la cosa a la puta, no dije nada a mi peña loca española y me comí el drama con tulipanes y en bici. Empecé a ir como el culo en el curro, me echaron y lo quedaba de mí se negaba a admitir que su vida se había ido a tomar por culo porque todo lo que tenía giraba en torno a un personaje salido de Juego de Tronos, pero en la vida real, sin ficción.

Mi alquiler era altísimo, mi nivel de vida de alcohólica que se niega a cocinar más y lo de dedicarte a comprar movidas materiales para ahogar las penas pues también tiene su parte. Pero cuando me llamaba mi familia yo: digna. Fíjate si estaba mal que ni quería venir en Navidad, pero claro, eso la matriarca que es mi madre no lo podía permitir así que se me plantó en Ámsterdam arrastrando a mi padre. En cuanto me vio supo, lo supo todo. Bueno, todo no, pero lo esencial sí. Le conté los detalles de mi cuenta del banco y lo de los Lannister y ella ya ató cabos y mi maleta a la suya.

Me arrastró a mi casa y me cuidó como hacía tiempo que nadie me cuidaba, solo le quedaba bañarme ella. Habló con mis amigas, con mis hermanos, con el resto de mi familia y con el pueblo entero si me apuras. No entró en detallitos tontos pero sí dijo que en Holanda hacía mucho frío y que una temporada en mi casa me iba a sentar de muerte. Qué razón tienen las madres.

Me ha hecho durante este maravilloso mes y pico todas las comidas que me gustan, mi padre me ha encendido la chimenea todos los días, los reyes me han traído libros de Beta Coqueta y estoy enganchadísima a la magia de Sofía, de Héctor, del Alejandría y de mi puta vida entera porque si conecto un poco más con esos libros me muero. Encima es que tengo literalmente la misma edad que el chaval, lo único es que él en Ginebra y yo en Ámsterdam, pero le entiendo, bueno, a su ex la entiendo más todavía.

El caso es que soy feliz, completamente feliz, sin ahorros y dependiendo de mis padres, pero feliz. Sin novio, sin casita en el centro, sin trabajo de puta ama y sueldo de sies mil euros al mes, pero feliz. Y estoy de coña y no, porque de verdad que ya se me había olvidado hasta quién era yo sin él, yo sin trabajo, yo sin casa, yo sin esencia. Y ahora soy yo, soy más yo que nunca y hasta estoy agradecida de todo lo que he pasado, porque he aprendido, mucho y de verdad, a fondo. He aprendido de mí misma y estoy deseando saber cual será el siguiente paso que daré (aunque me he dado dos meses más para que mi madre me cebe y mi padre me abrace, también os digo).

No apartéis de vuestra vida a las personas que os quieren, no toméis decisiones de mierda basadas en problemas que no tú sola no sabes solucionar, no te creas que lo puedes todo y te vayas dando márgenes para acabar destrozándote, no alejes a los tuyos, no te aísles, no te vayas a vivir a Ámsterdam, conozcas a un gilipollas, lo metas en tu casa, lo mantengas y luego te sientas mal porque él te engaña.

Vivid, que vida solo hay una, quered y dejad que os quieran, hasta con treinta, con cuarenta y con cincuenta estamos listos para que nos traten como nos merecemos, como bebés recién salidos del parto, pero con dientes y capaces de comerse todo el frigo de la casa de tus padres.

 

Anónimo