He aquí una confesión: me orino encima. Desde el principio de mis tiempos, me ha pasado. Me orino encima a toda hora,  pero 24/7, vamos. Y en ocasiones, en cantidades industriales. Es por eso que tengo que usar pañal y un catéter para orinar.

Y cabe la posibilidad de que a ti también te pase. Ya sea por problemas de salud, por discapacidades/diversidades funcionales o por edad, nos pasa a muchas. ¿Y sabes qué? QUE NO PASA NADA.

 

Aunque te entiendo, amiga mía. Servidora, Reina Empoderada de los Esfínteres Libres del Norte, soy la primera que se ha sentido (y me sigo sintiendo de vez en cuando) acomplejada y con vergüenza. Especialmente me pasa cuando hablamos de chicos y hay posibilidad de… Ya sabes…

Me acuerdo de la última vez que tuve uno de mis “percances” en un momento subido de tono con un maromo. Habitación de hotel. Chico tumbado ya en la cama. Venga, mujer, túmbate a mi vera. Dientes, dientes. Pero va, chica, ponte aquí conmigo. Dientes, dientes again. Nada, el chico en la cama y yo con el culo pegado a la silla sin querer moverme.

Claro, amiga, es que es natural pero tiene sus puntos vergonzosos. Primero, que no quieres que vea la humedad o la mancha en tu ropa. Luego está el tema del olor. Que tú te has puesto tu mejor perfume y de repente… ¡Ups! Y justo por todos esos detalles desagradables, acabas por no lanzarte con alguien, te ves con la necesidad de contarlo (a la expectativa de un rechazo)… Vamos, que tomas un serie de medidas y barreras espantosas entre el mundo y tú.

Así que vamos a intentar quitarle dramatismo a este problema compartido por tantas. Me viene a la mente una conocida que daba charlas y hablaba abiertamente del tema. Ella tenía una teoría. Decía que si te liabas con alguien podían ocurrir dos cosas. Si era un polvo de una noche, pues oye, no le ibas a volver a ver. Si era alguien para una relación, te iba a querer tal y como eres. Y en el peor de los casos, quién sabe… Igual le gusta la lluvia dorada…

Cuando te hartas de machacar tu amor propio con este tema, llegas a la conclusión de que hay dos secretos para sobrellevar la situación: naturalizar y desidealizar al otro.

Con mucho, pero mucho esfuerzo, aprendes que tu “problema” es común y más “normal” de lo que crees. Todo el mundo orina. La única diferencia es que tus esfínteres funcionan diferente o con menor rendimiento, así que te toca encontrar alternativas. En mi caso, mi catéter cada 4 horas y mi pañal. Así que no tengas miedo y acude a tu médico. Juntos vais a encontrar la mejor opción.

Si al final resultase que necesitas catéter o pañal como yo, grábate esto a fuego: NO ERES MENOS SEXY NI MENOS ATRACTIVA POR ELLO. Que un pañal sea más bonito o más feo va a depender exclusivamente del caso que la hagas a esa vocecita interna. Eres bella y excitante, tu pañal es tu nueva lencería de papel y algodón y tu catéter es tan solo una herramienta para que tu cuerpo funcione mejor. Ni más ni menos.

La segunda parte es bajar del pedestal a quien sea que quieras tener en tu cama. No, querida, no es tan divino como lo ves. Tiene tantos defectos e inseguridades como tú, ¿lo sabías? También se mira al espejo y encuentra mil detalles que no le gustan. Los años también hacen estragos en su cuerpo. También tiene problemas de salud o puede adquirir una discapacidad/ diversidad funcional en cualquier momento. Esa persona es exactamente como tú.

Cuando sientas que tu autoestima se quiebra por tus pérdidas de orina, te aconsejo tomar uno de dos caminos. Si es un encuentro casual, tal y como dice la chica que he mencionado antes, olvídate y disfruta. Desconecta de esos pensamientos negativos y déjate llevar. Si no le gustas, a otra cosa, mariposa.

Y si se cuece algo serio: HABLA ABIERTAMENTE. Esa inquietud se hace bola si no la sueltas. Dile cómo te sientes y te darás cuenta de que él también tiene mucho que decirte y confesarte. Incluso te diré que, si al final sale mal, ¿realmente quieres a alguien a tu lado que no te quiere tal como eres?

Lo primero es tu salud. Lo siguiente, que no dejes de quererte. Luego ya, que te quiera el resto del mundo.