Lo mío no fue en Tinder, fue en una red parecida, pero qué más da. No sé si fue una sorpresa o una putada, pero ahí va.

Yo en persona no pillo ni la gripe, así que Internet siempre ha sido mi sitio de referencia para encontrar rolletes y parejas. Creí que lo había visto todo, hasta que quedé con X. Después de un par de días charlando decidimos quedar en Malasaña para tomar un vino y ver qué surgía. Él me había dicho por chat que le gustaban las curvas y todo ese discurso que suelen soltarte.

Yo iba tranquila. Digamos que ya tengo callo en esto, y que en mi perfil pongo fotos de cuerpo entero en las que claramente se ve que estoy gorda y me AMO.

Cuando X me vio le noté ya una mirada extraña, de arriba abajo, como resoplando. Intenté hacer como que no me había dado cuenta y le saludé efusivamente. Fuimos a un bar, pero él prácticamente no hablaba y durante un rato llevé yo sola la conversación hasta que me tocó las narices la forma en la que no dejaba de mirarme. Le pregunto si le pasa algo, y me suelta:

– Es que tú, ¿cuánto pesas?

Me quedé loquísima. Estaba claro que algo no iba bien, pero no pensé que me fuera a preguntar por mi peso así de la nada y con cara de culo.

Le dije que no le importaba, y me soltó que claro, él suponía que estaba rellenita, pero no gorda, y que las tías que pesaban más que él no se la ponían dura.

ASÍ TAL CUAL LO DIJO. Como si estuviera hablando con un colega y no me tuviera a mi delante.

Y yo seré gorda pero no imbécil. Me levanté y le dejé allí con la palabra en la boca y la cuenta por pagar.

Reconozco que a pesar de que tengo buena autoestima, ese idiota me hizo plantearme si había algo mal conmigo, si engañaba a la gente o algo así. Pero no, joder, no. No dejéis que encima os hagan creer que la culpa es vuestra.

En mis fotos se me ve tal y como soy. He tenido decenas de citas y nadie me ha dicho nada parecido. Sé que estoy gorda, no lo escondo, y de hecho prefiero que sea lo primero que se ve de mi para ahorrarme este tipo de situaciones con gordófobos.

Esa noche me quedé sin follar pero al menos el vino me salió gratis. Quedarse siempre con lo bueno es la clave.

 

Sirena Gordibuena

 

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