Tinder Sorpresa: Me dio plantón al ver que me iba de manifestación

 

Si la vida te da sorpresas, Tinder no veas.

Le ponen un programa exclusivo en Telecinco y tenemos a Isabel Gemio en plantilla hasta la jubilación y más allá.

No obstante, qué queréis que os diga, a mí Tinder me mola. Me parece una forma sencilla de conocer chicos y, aunque no he encontrado en la aplicación al amor de mi vida, tampoco es que lo vaya buscando y lo bien que me lo paso no me lo quita nadie.

Porque la verdad es que he tenido todo tipo de experiencias tinderianas, y aquellas con las que no disfruté en su momento, terminaron sirviendo para echarme unas risas tiempo después.

La que os voy a contar hoy pertenece al segundo grupo, ahora mismo no me hace puñetera la gracia, pero sé que acabaré recordándola como una anécdota divertida.

Además, casi que agradezco que haya tenido este final inesperado, porque, de lo contrario, es posible que hubiera tardado en descubrir semejante pedazo de bandera roja.

Es que a mí este chaval me gustaba.

Llevábamos un tiempo hablando y ya habíamos quedado varias veces, incluso nos habíamos dado unos besitos. Poco más que unos besos porque nuestros respectivos horarios de trabajo no son demasiado compatibles y era difícil cuadrar agendas.

El caso era que los dos teníamos interés en conocernos, por lo que durante nuestra segunda minicita nos hicimos un planning y acordamos, entre risas, que íbamos a aprovechar todos los huecos, por pequeños que fuesen. Sacamos papel y boli y anotamos un par desayunos, algunas cenas rápidas y unos cuantos paseos a media tarde para las siguientes semanas.

Yo tenía ganas de más, pero tampoco quería quedar para un polvo apresurado. Ya encontraríamos el momento.

Estaba encantada con nuestros ratitos y con cómo iba fluyendo la cosa. El chaval era siempre muy agradable y superdivertido.

Total, que íbamos por la mitad de nuestras quedadas programadas cuando me pongo a repasar el planning y caigo en la cuenta de que a la siguiente no puedo ir.

Le mando un whatsapp, le comento que no me acordaba de que tenía planes para esa tarde, me disculpo por la ida de olla y le prometo de bromita que ya se lo compensaré durante el paseo vespertino que teníamos para el día siguiente.

Gracia no le hizo. Primero me pidió que cancelase lo que tenía, pero, ante mi negativa, directamente se mostró molesto. Me dijo que él había dejado de hacer cosas para poder quedar conmigo.

Al ver que estaba mosqueado pensé que mejor le llamaba al salir del trabajo. Así que no le di más explicaciones, a la espera de hablarlo después.

Pero cuando salí del curro calculé que él estaría ya en el suyo, dejé la llamada para esa noche y al final me quedé dormida y no le llamé.

 

Tinder Sorpresa: Me dio plantón al ver que me iba de manifestación

 

Tinder Sorpresa: Me dio plantón al ver que me iba de manifestación
Foto de Jodie Louise en Pexels

Al día siguiente fue él quien me escribió, preguntando si había podido cambiar de planes o si nuestra cita se cancelaba definitivamente. Le confirmé que se cancelaba y, para que entendiese el motivo, le envié con toda mi ilusión e ingenuidad, un selfi en el que se veía mi sudadera morada, mi pañoleta del mismo color y mi puño en alto. Además de las pancartas que estaban preparando mis amigas al fondo de la imagen.

No tuve ninguna respuesta ni comentario. Ni en ese momento ni en lo que quedaba de día.

Ni tampoco esa noche, ni a la mañana siguiente.

Y yo me dije, ‘uy, pues sí que se ha enfadado’.

Pero no le di más importancia, me fui a trabajar y, a la hora convenida, me presenté en la entrada del parque en el que habíamos quedado.

Cuando llevaba quince minutos de retraso le mandé un mensaje. No lo respondió.

A los veinte minutos, le llamé. No me cogió.

A la tercera intentona, ya preocupada, me respondió en un tono que no le había escuchado antes.

Le pregunté dónde estaba y va me dice, con todos sus huevos, que está en su casa.

Yo, que a veces peco de inocente, le pregunté si se había olvidado de nuestra cita o si le había pasado algo. Fue entonces cuando me soltó la bomba.

Me dijo que lo que le había hecho era una tremenda falta de respeto y que le había decepcionado un montón. No solo porque hubiera anulado nuestra cita, sino porque la había anulado para asistir a un acto feminazi sin sentido.

Tinder Sorpresa: Me dio plantón al ver que me iba de manifestación
Foto de Ipanemah Corella en Pexels

Me quedé tan impresionada que no le colgué. Seguí escuchando cómo el muy cabrón me iba soltando los argumentos de mierda en contra del 8M que el tipo debía de haber sacado de algún foro machirulo al que había entrado para descargar su indignación cuando vio mi foto preparándome para la marcha.

No quiero perder un segundo en reproducir sus palabras aquí. Ya sabéis, ni machismo ni feminismo y tal.

Vamos, que me dio plantón al ver que me iba de manifestación.

Y cuánto se lo agradezco.

Es más, voy a coger la foto que le envié y ponerla de perfil en Tinder, por si me vuelvo a encontrar con algún cromañón de su calaña. Así nos ahorramos todos un disgusto.

 

Anónimo

 

Envíanos tus Tinder Sorpresa a [email protected]

 

Imagen destacada de Ipanemah Corella en Pexels