Mi experiencia con el Tinder va más allá de una cita. 

Yo siempre he sido una persona que no tiene ningún tabú en lo que viene siendo el sexo, y tras dejarlo con mi expareja después de 6 años, decidí tomarme un tiempo para volver a quedar con amigos que tenía olvidados y conocer gente nueva. 

La verdad es que durante esa etapa fui muy feliz y siempre tenía planes guays. Entre toda esa multitud, conocí a una persona maravillosa (fuera de tinder) y por cosas del destino acabamos siendo pareja aunque ambos dijimos que no queríamos una relación. Llegamos al acuerdo de tener una relación abierta, porque somos personas libres y creemos que la atracción siempre puede surgir. Una de las “ reglas” que decidimos poner para evitar posibles momentos incómodos, fue : “ Nada de sexo con amigos en común o con conocidos de ambos”. Obviamente, lo más fácil fue descargarme Tinder. Pues bien, aquí empieza una de mis aventuras. 

Tengo que recalcar que me cuesta mucho acostarme con alguien si no compartimos ciertos valores, así que me gusta conocer un poco a esa persona. 

Es gracioso porque estuve hablando con cincoo “Xavis” simultáneamente, y justamente fue ahí cuando dije, vamos a probar a ver que pasa. En realidad me confundí de conversación, pero ya había lanzado mi tiro de: “eh, ¿nos tomamos unas birras?” 

Mis dos primeras citas fueron con este chico que además de guapo, tenía una sonrisa increíble y aunque no era el Xavi con el que había estado hablando más, me lo pasé muy bien. En un momento de la cita decidimos agregarnos a Instagram. Empecé a escribir su nombre en el buscador y me dice “ ¡OH! a ver, tira hacia atrás” Le hice caso, y borré lo que estaba escribiendo. Cuando haces click en el buscador, te salen las búsquedas anteriores y justamente apareció como mi última búsqueda en instagram un contacto en común.

Antes de quedar con alguien, siempre intento buscarle en Instagram para tener un poco más de información, al fin y al cabo son desconocidos.  Resulta que él, y el chico que había en el buscador eran compañeros de piso.  Pensé wow, vaya coincidencia, ese chico iba a ser una de mis próximas citas. La cita siguió, nos agregamos y tuvimos una segunda cita. En el momento que nos acostamos, desapareció. Yo no buscaba nada serio, y él era consciente de que tenía pareja, pero una cosa es llevarte bien con alguien y tener sexo esporádico y otra muy distinta hacer ghosting y desaparecer sin más, ¿no? 

Obviamente seguí conociendo a gente. El segundo chico con el que quedé en Tinder lo acababa de dejar con su pareja, y gran parte de la conversación fue él hablando de su exnovia. A mi personalmente no me importa, porque soy consciente de que a veces es bueno explicarle una situación a alguien externo para que te de su punto de vista. Se ahorró el psicólogo jaja. A pesar de ello, el chico fue simpático, atento y todo fue muy bien la verdad. Continuamos la cita en su casa y nos acostamos. 

Seguimos hablando un rato después y me comentó que había jugado a fútbol durante muchos años. Le comenté mi primera cita en tinder, también había jugado a fútbol y como era del mismo pueblo que él pensé que se podrían conocer. 

 

Adivinad. 

 

¡Tachaaan! ¡era el tercer compañero de piso! Una situación completamente surrealista teniendo en cuenta mi cantidad de match. A día de hoy sigo flipando con ésta situación.

Otro día os cuento otra, que tengo unas cuantas historias ;)

 

Vanessa