Conozco Tinder tan bien como el instagram de Carlos Cuevas. No hay biografía que se me resista, ni tarita que no capte a través de la primera foto de perfil. Son muchos años de práctica y de vivir mil situaciones gracias a esta app para ligar. Siempre digo que el Chat Terra daba más alegrías porque Tinder, ya dentro del montón de lo mainstream, se ha convertido en otra red social más. Tengo amigos que he conocido por la app, incluso tengo colegas que conocí en CHATROULETTE, pero sobre todo tengo MALITOS DE LOS NERVIOS con los que he tenido citas gracias a Tinder.

 

Acostumbrada al Tinder patrio, cuando me mudé al extranjero y abrí la app quedé SHOCKED con la variedad de chicos, chicas, razas, caras, peinados, tatuajes y piercings en sitios que no sabía ni que podían hacerse, habilidades y vestimentas que coexistían en Londres. Acostumbrada a Sevilla cuya foto más extraordinaria que puedes encontrar es una foto junto al Jesús del Gran Poder, el mero hecho de ver a chicos tatuados sin el escudo del Betis era ya un paso importante. Comencé mi andadura en esta mi querida red social con cautela (muy a mi pesar también os digo), sin hacer match con tíos demasiado estrafalarios porque chica, estás en Londres, te has visto muchos programas de asesinos y sabes de inglés tres palabras, relaja el coño

En uno de mis famosos Viernes de Petting patrocinados por Tinder quedé con un chaval albanés bastante cool: simpático, inteligente, con tema de conversación, viviendo en Londres y trabajando como ingeniero desde hace varios años… Todo OK por las tierras de Dua Lupa. No creo que sea necesario decir que nos liamos salvajemente y sin ningún tipo de discreción en una esquina del pub donde estábamos como buena defensora del amor libre que soy y que por supuesto, en el metro continuó el magreo. Que una es creadora de contenido y tiene que amenizar la madrugada a los trabajadores del metro, se tendrán que entretener también los señores. Además mira, yo que sé, la vida es disfrutar.

 

Me acosté sintiéndome una diosa sexy y triunfadora que acababa de conocer a su próximo empotrador. A la mañana siguiente me percaté de que no había conocido a mi Chris Evans, sino a Edward Cullen porque el cabrón me hizo un chupetón en el cuello que por menos se muere la gente. ¿Tengo cara de Bella Swan? Pregunto. Mentiría si no dijese que me hizo toda la gracia del mundo volver a buscar vídeos de cómo disimular chupetones como cuando estaba en el instituto. Lo que no fue tan gracioso fue ir corriendo al Boots de mi barrio a comprar corrector verde para intentar enmascarar aquel ataque terrorista contra mi cuello. 

Este personaje a partir de ahora será conocido como EldelxupetonTM  y es que amigas, esa RED FLAG de hacerte chupetones a la primera de cambio yo no me la conocía. Así que desde aquí hago un llamamiento para advertirles de que NO SALGÁIS CON CHICOS QUE NO ENTIENDEN QUE NO HAY QUE HACER CHUPETONES. El melón de si los chupetones son algo sexy o un símbolo de posesión ya lo abriremos en otra ocasión. No cambiéis de canal. 

A pesar de este inicio tan sumamente lamentable y repleto de señales de alerta, una seguía siendo humana (como Chenoa, siempre): inocente, ingenua, jovencita… Y con muchas ganas de follar. Por más que me esfuerce en reprimir mis instintos heterosexuales, un buen rabo y un tío que bese bien también tira más que dos carretas -o que cualquier red flag, al menos en ese momento, CALM DOWN PLS-.

Dios escuchó mis súplicas y la reina Victoria recompensó mis sufrimientos con noches de bohemia y de pasión hasta decir BASTA, ME ESTÁ ARDIENDO EL PIDHI (pidhi = coño el albanés. Idiomas, querida). Aunque el chaval aka EldelxupetonTM tenía unos deditos que eran gloria bendita, no quedamos en demasiadas ocasiones más porque:

  1. Me estaba percatando de ciertos comportamientos y comentarios que no me gustaban en absoluto (por fin comencé a ver las red flags… LA AMIGA SE DIO CUENTA) 
  2. El chaval se estaba empezando a pillar y quise dejar claro que era JUST SEX
  3. Yo estaba DESPENDOLADA PERDIDA, ni de broma me iba a quedar yo con la primera polla que pillase… que LONDRES ES MUY GRANDE Y HAY GENTE DE TODOS LOS PAÍSES AMIGUITAS!

Mi cumpleaños se acercaba y él insistía en comprarme algo. Yo rechazaba la idea ya que mi interés fue decayendo al mismo tiempo que mi círculo de relaciones sexuales se expandía y dejaba claro nuevamente que esto era FRIENDS WITH BENEFITS. Pensando que el regalo que tenía para mí era solo un detallito: una pulsera, pendientes, algo de ropa, lencería incluso… Accedí a quedar con él para no hacerle el feo y cuál fue mi sorpresa cuando, en lugar de ir a cenar como habíamos planeado para darme el regalito, me lleva directamente a una discoteca. Más listas que las ratas, me lo vi venir de lejos. El señorito pensaba llevarme a su casa por la noche y allí darme el regalo, lugar donde no tendría escapatoria. RED FLAG AGAIN. ¿Pues sabes lo que te digo? Que pa’ mala yo. Y me hice la dormida en el metro de vuelta a casa para evitar irme a la suya. Sorry not sorry.

Tras este gesto, me negué encarecidamente a volver a quedar con este señor por mucho que insistiese. Hasta que un día, justo antes de volver a España por vacaciones, me envió el unboxing de mi regalo. No sé cómo no se me desencajó la mandíbula al ver que era una maldita CANON 750D (os lo juro, tías). Que me regalase esa cámara sin tener siquiera una relación más allá del sexo ocasional fue la última y más grande RED FLAG que había visto nunca: un chaval que siendo consciente de que me estaba perdiendo quería regalarme algo carísimo como última bala para mantenerme unida a él y que tampoco le valía darme en cualquier parte, tenía que ser EN SU CASA POR LA NOCHE.

Resumiendo, que el regalo me lo hice yo a mí misma pasando de este señor y rechazando la cámara. Si es que lo del chupetón ya apuntaba maneras… Otro malito de los nervios. Amigas, recordad: huid de quien os haga chupetones y no os hagáis Tinder, es una trampa. Si no te has topado nunca con un lokito es porque, y lamento ser yo quien te lo diga, la malita de los nervios eres tú. 

 

@lidiarules.jpg