Estar gorda no te hace peor persona, eso le sucede a los que te juzgan por tu aspecto.
Para los que no hayan visto la serie. Juanita Solís es la hija de Gabriel y Carlos Solís, una pareja de guapos mexicanos que siempre habían destacado por su clase y glamour.
De hecho, Gabriel Solís había sido una cotizada modelo que siempre se había dedicado a sí misma, hasta que se hizo mamá.
En el capítulo de hoy, Juanita tenía una fiesta de princesas, pero el traje que le gustaba no era de su talla. ¿Os ha pasado de alguna vez?
La dependienta se pone un poco borde y le dice a su madre que vigile a esa niña, porque con cuatro años, no le vale la talla más grande de niños, por lo que tiene que ir a tiendas de disfraces para adultos.
Su madre, en lugar de mandarle un mensaje a su hija para que no se sintiera mal con su cuerpo y hacerle ganar confianza, se inventa excusas para que adelgace y poco a poco se convierta en una niña “normal”.
¿Acaso tener una hija gorda te hace fracasar como madre?
Yo siempre he sido tamaño monstruo y mi madre se disculpaba diciendo que yo comía bien, pero no sabía cómo podía pasar. Yo si lo sé y esas meriendas que ahora me podrían alimentar durante una semana tienen la culpa, pero no pasa nada mamá, fui muy feliz zampando y no te culpo por mimarme.
Me parece triste una progenitora se resguarde en palabras necias que intentan salvaguardar su tarea en la crianza, cuando lo que deberían hacer es reforzar la autoestima de su hija diciendo: “Tranquila cariño, si ese vestido no te viene, encontraremos otro.”
La pobre Juanita se siente desplazada y diferente en esa fiesta porque parece más una novia que una princesa, pero ella no tiene la culpa de ser grande, pero su madre sí que la tiene de hacerla sentir pequeña.
El mensaje que quiero dar es que no hay que sentirse culpable ni culpar al otro por cómo es, tan solo hay que asumir que igual no puede ir de princesa, pero seguro que hay un disfraz mil veces más bonito que te hace sentir todo lo especial que eres.
