La madurez trae varias certezas relativas a la amistad:

  • Puedes sentir que tienes cientos de amigos y, al final, morirte sin conocer el verdadero concepto de amistad.
  • En los grupos grandes, la mitad se odia abiertamente y la otra mitad se critica por la espalda.
  • No necesitas a tus amigas tanto como creías.

A medida que conoces estas verdades absolutas, alcanzas la revelación definitiva: nadie merece mejores cuidados que tú misma. Ninguna persona se merece que la pongas por delante de todo, incluso de ti.

Así que va siendo hora de dejar atrás el miedo al vacío social o la soledad. Cuida a tus amigas si lo merecen. Si te hacen más mal que bien, suelta lastre y navega libre. La vida te lo agradecerá.

Soy asidua desde hace años a este nuestro foro. Algunas de sus historias podrían ser perfectamente las mías o la de cualquier otra persona de mi entorno, así que me sirven para ilustrar. Comparto los perfiles de “amigas” que, a mi juicio, hay que dejar atrás.

1. La falsa “Pepito Grillo”

Se siente en el derecho de darte consejos, contradecirte o afearte cualquier actitud cuando sea, donde sea y delante de quien sea. Si te molestas, dice algo que invalida lo que tú sientes, desde “ay, hija, no es para tanto” a “te lo digo por tu bien”.

La actitud de mierda que tu amiga tiene contigo no viene del aprecio que te tiene, olvídalo. No es otra versión de esa madre que, siendo tú adolescente, te daba consejos genuinos para ahorrarte algunas hostias de la vida, o prepararte para ellas. Lo que le pasa es que es gilipollas, una envidiosa o las dos cosas. Y, si crees que eso no puede ser, porque tú no tienes nada que ella no tenga, da igual. No te entretengas en buscarle explicación porque no la tiene, y ahórrate disgustos alejándote de ella cuanto antes.

Un caso que lo ilustra: Mamisola contó en el foro que su amiga llegó a llamarla exagerada y a acusarla de ida de olla por hacerse con enseres de bebé estando embarazada de 26 semanas. Delante de todo el grupo de amigos, le dijo que cómo se le ocurría comprar tantas cosas cuando ya se le había perdido un bebé anterior. Nadie dijo nada, ni siquiera su presunta mejor amiga, que estaba delante.

2. La “Messenger”

Ella es la representación de ese viejo estado del Messenger: Ausente. Nos lo poníamos cuando queríamos ver quién entraba o salía de la sala de chat, pero no estábamos disponibles para hablar con cualquiera, solo con quien nos interesaba. Las millennials de los 80 entenderéis la referencia.

Pues hay un tipo de amiga que está ahí, pero no. Ni les interesas tú ni nada de tu vida, pero, si no rompen el vínculo contigo, es porque consideran que aún les podrías aportar algo. Puede que le aportes y por eso siguen ahí, pero se trata de una relación asimétrica en la que tú das mucho más de lo que recibes.

Con suerte, tal vez te pregunte un día si te animas a ir a un festival que te gusta, pero solo porque no ha enganchado a nadie más para ir. Pero no esperes que te pregunte por tu padre enfermo o se preste a ayudarte con la mudanza si cree que no va a conseguir nada a cambio.

Un caso que lo ilustra: Sandra escribió en el foro que una de sus mejores amigas le contaba sus movidas continuamente, pero, cuando le proponía quedar, siempre la dejaba tirada a última hora o ponía excusas. Ella se hartó y cortó la relación.

3. La “Cullen”

Vampiriza tu energía. Es esa amiga de alta demanda que entiende la amistad como un sacrificio denodado y permanente, así que te reclama en cualquier momento. A veces, ni siquiera te necesita realmente, solo quiere saber si estás ahí. Si siente que no, no dudará en echártelo en cara, victimizarse y hacerte sentir mal.

Soy consciente de lo egoísta que puede parecer desvincularte de este tipo de personas, porque, en ocasiones, es verdad que tienen problemas y no saben gestionar sus emociones y necesidades, pero no pueden hacerte a ti cargo de ello. Necesita ayuda, pero tú no vas a poder hacer por ella más de lo que ya has hecho. Así que un final habitual en este tipo de relaciones de amistad es: a pesar de lo mucho que intentas ayudarla, siente que no es suficiente, así que un día se enfada, deja de hablarte y la amistad se enfría para siempre. O encuentra pareja u otra amiga que le preste más atención porque aún no la ha cansado, y te ignora.

El caso que lo ilustra: Sara Grün contó en el foro que una de sus amigas, con problemas personales, ni buscaba ayuda profesional ni quería ampliar el círculo de personas en las que apoyarse. De cuando en cuando, le aplicaba la Ley del Silencio, aunque siempre volvía.

Si pasas de los 30 y te queda alguna por ahí alguna así, apunta como propósito de año nuevo o de curso nuevo eliminarla de tu vida o tener una conversación seria y definitiva con ella. Si no lo has hecho ya, es porque eres buena persona, crees que todo el mundo merece oportunidades y estas pobres amigas tienen que aprender a relacionarse con los demás, simplemente. Pero, querida, si te cuesta la salud mental, ahí no es.

Esse