Tengo 30 años y llevo 8 con mi pareja. Vengo a contaros la historia de mi primer amor, hace 10 años. Nos conocimos por Messenger, y aunque él me gustaba mucho, me daba mucho apuro quedar con él en persona, pero después de mucho insistir, cedí. Pasamos un día genial, nos reímos muchísimo y como tenía que pasar, acabamos besándonos.
Empezaba el verano y cada uno se iba de vacaciones a otra punta del país, así que aquel día fue un encuentro/despedida. Dos meses después, con una intensidad enorme y sintiéndonos pareja desde aquel día, llegó la vuelta de las vacaciones. El gran reencuentro fue precioso, y desde ese momento la ilusión solo podía ir a más. Tengo recuerdos preciosos de él, sobre todo de todo lo que sentí. Pero esa felicidad duró muy poco. La relación duró un año exacto con muchísimas idas y venidas.
Vivíamos a una hora de distancia en tren, él siempre se quedaba con la casa sola los fines de semana, así que para ahí me iba. Pero pronto empezó a tener actitudes muy raras conmigo. Hay que decir que estaba enganchado a los porros y también arrastraba algunos conflictos familiares por los que nunca fue a terapia (espero que a día de hoy lo haya hecho). Al poco de empezar me enteré de que me puso los cuernos con su ex. Me lo contó y lloró muchísimo, y a pesar de que yo me creía firme en eso, le perdoné. A raíz de eso empezó a tratarme cada vez peor, pero siempre por teléfono y WhatsApp. Si no le contestaba me decía que seguro que estaba hablando con otro. Que qué asco le daba.
Los viernes yo tenía que coger el tren con previsión de una hora y pico, para poder prepararme e ir a la estación. Entonces, de repente no me hablaba, o me decía que no quería que viniera, que no quería verme. Que no le agobiara. Me insultaba… Yo no entendía nada, ponía todo mi amor y sólo recibía desprecios. Si lloraba, me decía que me hacía la víctima y que con él eso no iba a funcionar. A las horas se le giraba la tortilla y me decía que fuera para ahí. Yo cogía mis cosas y salía corriendo. Sin hacer otros planes cuando eso pasaba, esperando solo que cambiara de opinión. Y cuando llegaba, todo era amor. Como si no hubiera pasado nada, como si estuviera con dos personas diferentes.
Un día me dejó por WhatsApp. Se lo conté a uno de mis mejores amigos y, para animarme, me colgó unas canciones en Facebook.
Enloqueció. Empezó a decirme que me había faltado tiempo para irme a zorrear. Tonta de mi, con 20 años, empecé a justificarme de todas maneras. Finalmente, ese mismo día volvimos y su odio hacia mi amigo sólo fue en aumento. En cualquier momento se le giraba y me mandaba a la mierda, me decía que me fuera a zorrear con él. Yo lloraba, y me llamaba victimista otra vez. Así que tomé (horribles) medidas drásticas. Bloqueé a mi amigo de todos lados sin darle explicaciones. Adelanto: la cosa no mejoró.
Pasaban los meses y a pesar del maltrato, no podía desengancharme de él. Mis amigas me decían que lo dejara, que no podía seguir así. Me veían día si día también llegar con la cara desfigurada de tanto llorar. Pero yo no quería escucharlas, sólo quería estar con él. No podía salir de esa espiral. Seguimos así unos meses hasta que finalmente me dejó. Un día se despidió de mi en la estación con todo el amor del mundo, me dijo que nos veríamos en tres días que eran las fiestas de su pueblo y le hacía mucha ilusión que estuviera. No me volvió a escribir. Pasé dos semanas horribles, hasta que un día me escribió y me dijo que quería dejarlo (¡No me digas!). Y así quedó todo.
Tres meses después, habiendo asumido que no iba a volver, un día me llegó un correo de mi amigo. Me decía que, por favor, le diera señales de vida, que estaba muy preocupado y ya no sabía que más hacer. Dudé durante mucho tiempo. Responderle a aquel mensaje suponía cerrar del todo la puerta con mi ex. Me armé de valor y le respondí. Le desbloqueé de todos sitios y le conté todo lo que había pasado en los últimos meses. Lejos de enfadarse, me dio su hombro para desahogarme. Días más tarde quedamos, y poco a poco fue surgiendo algo. 8 años después, aquí seguimos. Somos muy felices, como cualquier pareja tenemos nuestros altibajos, pero somos felices y con muchos planes de futuro.
Mi problema es que nunca he podido olvidar a mi primer amor. Por traumático y horrible que fuera. A pesar de que en total fue un año a duras penas. Siempre he vivido con esa sensación… Me daría pánico volver a verle porque sé que siempre será mi debilidad. Al año de estar con mi actual pareja apareció, quería volver a intentarlo. Tuve que luchar con mi cabeza y mi corazón y le conté que tenía pareja y que no podía ser. Intentamos ser amigos (aunque solo hablábamos por WhatsApp y por teléfono), pero seguía existiendo esa chispa entre los dos y entonces fui yo quien dejé de hablarle por mi salud mental y por respeto a mí pareja. Un tiempo más tarde, casualmente nos encontramos (muy casualmente, porque no vivimos en la misma ciudad), y nos fundimos en un abrazo larguísimo. Me pidió perdón por todo, me dijo que no se había portado nada bien conmigo y que siempre me iba a recordar como la mejor. Que había intentado rehacer su vida pero siempre acababa pensando en mí. En aquel abrazó sentí millones de cosas, y me sentí fatal por sentirlas. Intentó besarme, pero me aparté, no podía hacer eso. Aunque por dentro me moría de ganas.
Os cuento todo esto porque a veces me atormenta. No sé si es normal, quiero a mi pareja, no es perfecto, pero le quiero y él a mi. Pero siento que el primero siempre va a ser mi espina clavada, mi cuenta pendiente. Me remueve todo por dentro cada vez que veo alguna foto suya o cuando me paro a pensar en ello.
Alguna más que haya estado en esta situación? Decidme que no estoy loca. O que sí. No me atormenta en el día a día, puedo pasar meses sin pensar en él, pero cuando me viene un recuerdo o veo una foto soy incapaz de no sentir nada.
Gracias por leerme, y gracias por todo lo que vayáis a comentar! Os leo!