Pues a mi este verano iba con un vestido y un viejo de estos me dijo “vaya piernas, ¿estas gorda eh?” Y yo le contesté “vaya arrugas, estás muy viejo eh?” Y ahí se quedó, y yo más agusto que un arbusto jajaja

Yo suelo soltar un «estas tú muy viejo para tanta tontería». Y se quedan callados la mayoría.

A ver chicas, no es agradable pero siempre han existido los típicos viejos verdes y hay que saber que en la mayoría de las veces tiene una explicación y es que con la edad se va produciendo una degeneración en el área frontal del cerebro que es la que controla la personalidad y los impulsos y por eso muchos viejetes no tienen vergüenza de nada. A los señores les suele pasar con el tema sexual pero las señoras también se desihiben en otros aspectos. Se les puede contestar como le contestarías a una persona con déficit psíquicos pero no os lo toméis tan mal porque tiene su explicación

Ranita flipando con tu comentario, no se trata de meterle una paliza a nadie por dios, con contestarle es más que suficiente. Además (sin defender al hombre) pero eso no fue un piropo, fue un comentario MUY común entre gente mayor que se sorprende bastante de como vestimos ahora los jóvenes cuando en su tiempo eso era impensable. Mi abuela también se escandaliza cuando llevo algo demasiado corto porque son de otra época simplemente

Me pasó durante meses. Además fue el año que sufrí bullying en el instituto. Un hombre mayor del pueblo me esperaba de camino a casa cada día, yo acojonada nunca dije nada, principalmente porque conocía a la familia y demás. Recuerdo que un día me dio un collar y lo tiré. Me daba muchísimo asco. Siempre tuve la matrícula de su coche (donde algunas veces me ofreció subir pero nunca acepté) apuntada en el móvil, por si me daba por ir a denunciar o algo así. Y me sabe fatal decir esto, pero respiré de alivio cuando me enteré de que había fallecido.
Nunca os amedrentéis, si pasa algo así continuamente, por favor, denunciadlo. El hecho de que sean hombres mayores no es menos malo. No os imagináis el cuidado con el que estuve años pisando la calle, con miedo de cruzármelo y que realmente me hiciera algo.