Hola! En verdad lo que os voy a contar no tiene mucho que ver con la página pero… no se me ocurre ningún otro lugar donde desahogarme así que: allá voy.
Resulta que llevo toda la vida veraneando en un pueblo pequeño del interior, donde creía que tenía mis mejores amigas: toda una infancia juntas, la mejor adolescencia que pude tener, año tras año deseando que llegue verano / navidad / semana santa para verlas, etc. Poco a poco nos hemos ido haciendo mayores y aunque pasamos todas de los 22 años, sigue siendo como cuando éramos crías, cada año deseando tener un festivo para juntarnos, pasárnoslo bien, etcétera. Yo era la que vivía más lejos de dicho pueblo, a 3 horas en coche, mientras todas ellas viven a unos 20 minutos.
Este verano me enamoré de un chico q vive allí, empezamos a salir, en unos meses ya no soportamos la distancia y yo encontré trabajo en la ciudad más cercana. Dejé mis amigos de mi ciudad, me fuí de casa de mi madre, pensando que no lo dejaba todo por él si no que ahí tenía mis amigas de toda la vida. Los primeros días todo era “¡¡qué guay que hayas venido para aquí por fin!!! ¡¡¡a ver cuando nos vemos!!!”. Pues “a ver cuando nos vemos” no nos hemos visto nunca más que en navidad.
Antes de venir a vivir aquí me sentía apartada por que ellas hacían vida de amigas sin mí, pero qué le vamos a hacer, yo vivía lejos. Ahora me siento apartada igual porque ellas siguen haciendo planes de amigas sin mí, aunque yo ya vivo aquí.
Al final me he dado cuenta que no somos amigas más que para pegarnos la borrachera en verano en las fiestas de los pueblos.
Ya, es cierto que lo mejor que podía hacer es decirles que me gustaría que cuenten conmigo, ya que yo también estoy aquí. Pero se me hace tan incómodo, tan raro, tan decepcionante… que me cuesta. Yo soy esa clase de chica idiota que lo da todo por los demás, que suelo estar pendiente que todos a mi alrededor estén cómodos, y es una mierda no recibir lo mismo. Si alguna de ellas viniese a vivir a mi región haría lo posible para saber cómo le va y verla.
Cada día me rallo más. Hace unas semanas murió un señor mayor del pueblo y dos de ellas quedaron para ir juntas al velatorio, sin decir nada a las demás. Hubo una despedida de soltera en el pueblo organizada por una de estas “amigas”, invitó a dos chicas del grupo pero a las demás no (a mí no, claro). Algunas formamos parte de la organización de las fiestas del pueblo, y suelen avanzar (ir a colgar carteles, contratar grupos, etc) sin mí.
Quizás es que soy yo la que sigo teniendo una visión del concepto amistad infantilizada, romántica, de película, y en el mundo real las amistades no son como en mi cabeza. Quizás no me doy cuenta y resulta que yo soy una rara y no quieren juntarse conmigo sin más razón que esa. Quién sabe.
La cuestión es que llevo todos estos meses con una decepción tremenda, dándome cuenta de que ya no somos ni amigas ni ostias. Pero resulta que este fin de semana habíamos quedado para ir de fiesta a un pueblo, hasta reservamos un apartamento y todo. Por una parte, con la decepción que llevo encima no tengo ni putas ganas de ir a pasar el fin de semana con ellas. Por la otra parte, ¿de qué me estoy quejando? si esto es justo lo que yo quería, hacer planes de amigas, debería ir, emborracharme y pasármelo bien!. Pero volvemos a la primera parte, ya no me quedan ni las ganas de pasarlo bien con ellas.
Pues nada, esta es la historia. De verdad, gracias por leer hasta aquí. Estáis todxs invitadxs a opinar, comentar, llamarme loca y decirme que me busque un psicólogo, o otras amigas.