Hiiii!
quiero contaros la historia de ayer mismo en casa de mis suegros. Una maravilla de historia tambien os lo digo. Mi novio dice que soy una exagerada pero es que lo que no me pase a mi no le pasa a nadie.
Yo soy de estómago sensible y cuando me pongo nerviosa mi sistema digestivo se lleva la peor parte. Tengo gastritis entre otras cosas. Bueno pues voy a conocer a los padres de mi novio. Llevamos saliendo casi dos años, su padre es militar y su madre abogada. Hasta donde sé son gente muy elegante y de dinero. Llevaba preparándome semanas para este día porque lo último yo dar mala impresión a esta gente.
Según entramos en el pisazo que tienen en el barrio de Salamanca me saco el abrigo y los veo a los dos, guapísimo, de punta en blanco. Mi suegro se me acerca para darme la mano y saludarme y yo ya noto que no estoy yo bien. Saludo y entonces es el turno de mi suegra. La mujer se me acerca y me tiende la mano, y justo cuando se la estoy apretando se me escapa un pedo gigante de esos que suenan a relinchar de caballo. Y con una peste…
Ellos dos se quedaron paralizados, y yo pues imaginaros. Mi suegra me preguntó si me encontraba mal y yo mal no estaba, lo que pasa es que me moría de nervios y eso significa pedos por doquier. Para no quedar de tonta le digo que sí, que me encuentro un poco mal así que me voy al baño, hago tiempo y al salir todos me preguntan si estoy mejor. Les digo que sí, pero claro, me hirvieron un poquito de arroz y un pechuguita de pollo mientras ellos se comían un arroz con bogavante que no os imagináis como olía.
Así que nada, que mis suegros ya me conocen y voy a ser para siempre la gran pedorra.