El Vecino. capítulo 15

Inicio Foros Querido Diario Relatos El Vecino. capítulo 15

  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Participante
    Moetsi on #147869

    Pasaron varias semanas sin que apenas tuviésemos contacto, alguna vez más coincidimos en el ascensor y simplemente nos saludábamos con una sonrisa amable y cruzábamos alguna palabra por cortesía.
    Yo seguí quedando con su hermana, pero me costó un tiempo volver a su casa, siempre era ella quien bajaba a la mía.
    La primera vez que volví mi madre me pidió que le llevara a la suya un libro de cocina que le había prestado.
    Me aseguré de que Irene estaba en casa esa tarde.
    Él estaba allí, me saludó y se marchó a su habitación. Después regresé alguna vez más pero siempre mantuvo las distancias.
    Irene a veces me hablaba de él, había pasado muchos fines de semana en el pueblo y se iba solo a la cabaña, se pasaba allí las horas trabajando, ya tenía montada la barbacoa y estaba terminando el porche. Me contaba que le veía triste y que apenas salía, y yo me sentía un poco culpable, quizás había sido demasiado dura con él.
    Supe también que no había vuelto a encontrarse con la estirada, había bloqueado su número en el móvil y le había dicho a su hermana que no volvería a dirigirle la palabra y si lo hacía no sería para decirle nada agradable.
    Con el paso de las semanas, me encontraba más relajada, ya no notaba esos nervios que sentía cuando me cruzaba con él, todo era más tranquilo, más natural, más como éramos antes.
    Una tarde en su casa, estaba en el salón con su hermana y fui al baño, salí de espaldas porque seguía hablando con ella y al girar hacia el pasillo me choqué con él.
    Por instinto había levantado un poco las manos, que quedaron a la altura de su abdomen.
    Y ahí estaba, esa chispa que saltaba cada vez que habíamos estado juntos aun permanecía intacta, y apareció de nuevo erizando toda mi piel.
    ¡Cuánto echaba de menos esa sensación!
    Permanecimos allí sin movernos unos segundos más, mirándonos a los ojos y disfrutando de ese momento, podía notar que él también lo había sentido.
    No había apartado mis manos, y el simple contacto con su cuerpo provocó que se me acelerase el pulso, cerré los ojos y tuve que respirar hondo un par de veces para poder articular palabra:

    -Perdona, no te había visto salir.
    -Siempre con prisas- respondió sonriendo.

    Deslicé mis manos suavemente hacia abajo y me aparté a un lado para dejarle pasar.
    Cuando salí del baño ya no estaba, había vuelto a su habitación.
    Regresé al salón, no sin haber pensado durante un segundo la posibilidad de entrar en su cuarto aquella tarde.
    Ya estábamos en verano, y cuando llegaba el buen tiempo, mis padres solían irse todos los fines de semana, teníamos una caravana y cerca de la ciudad había un camping que estaba muy bien preparado, llevaban años pasando allí los veranos y habían hecho muchos amigos, disfrutaban mucho organizando barbacoas, yendo a pescar, y dando largos paseos por el rio, solían marcharse los viernes y no volvían hasta el domingo.
    Me gustaba ir algunas veces para desconectar, pero la mayoría de la gente tenía la edad de mis padres y me aburría un poco allí, así que me quedaba en casa.
    En verano pasaba más tiempo sola, pero en cierto modo lo agradecía, tenía más libertad.
    Un par de semanas después, quedé con Ana y Carol para salir un sábado.
    Desde mi cumpleaños apenas había salido de fiesta, aunque a ellas sí que las había visto con frecuencia, no podía vivir sin esas dos locas.
    Las noches de verano nos gustaba salir de terrazas a primera hora, nos sentábamos tranquilas a charlar y a contarnos cotilleos y después nos íbamos a algún bar a bailar un rato y a divertirnos.
    Invité a Irene como siempre a venirse con nosotras, a estas alturas era ya una más en nuestro grupo, pero me dijo que venían sus primos y que saldría con ellos.
    Esa noche fuimos a un bar que habían abierto nuevo, a Ana le habían hablado de él y nos pasamos a conocerlo.
    Estaba llenísimo de gente pero encontramos un hueco libre y nos gustaba la música, así que decidimos quedarnos un rato.
    Me acerqué a la barra a pedir unas copas y cuando volvía hacia donde estaban las chicas alguien me llamó la atención por la espalda.
    No me giré pensando que sería el típico pesado pero volvió a darme un toque en el hombro y cuando me di la vuelta me encontré a uno de los primos.

    -¡Cuánto tiempo! Qué casualidad encontrarnos- le dije.
    -¿No sabías que estábamos aquí? Pensé que Irene te había dicho algo.
    -Sabía que veníais este fin de semana pero no sabía que estabais en este bar, nosotras hemos venido por curiosidad, pero es la primera vez que entramos.
    -Pues el bar es de unos amigos nuestros, lo abrieron hace poco más de un mes y aun no habíamos venido a conocerlo, así que aprovechando que este fin de semana estábamos aquí, quisimos pasar a saludar.
    -¿Está Irene con vosotros?
    -Sí, estamos casi al fondo, donde están esas luces blancas.
    -Pues voy a dejar las copas y luego me acerco a verla.

    Me despedí de él y volví con Carol y Ana, les conté que Irene estaba por allí con sus primos y quisieron ir a saludarla.
    Nos abrimos paso entre la gente y a mitad de camino Carol se paró:

    -Elsa, Irene no está sola.
    -Ya, está con sus primos, uno de ellos es el que me ha dicho que estaban aquí.
    -Me refiero a que su hermano también está con ella.

    Frené en seco, no me esperaba encontrarlo allí y me sentía como una quinceañera que no se atreve a acercarse al chico que le gusta.
    Mire hacia él, estaba de espaldas, y no podía vernos, yo me puse muy nerviosa y quise marcharme.

    -Vámonos, Carol da la vuelta y vámonos- tiré de su brazo.

    Demasiado tarde, Irene nos había visto ya y alzó las manos gritando para que nos acercásemos.

    -¿Qué hacemos? – preguntó Carol.
    -Nada, sigue porque ya nos ha visto y no nos podemos ir sin saludarla, lo hacemos rápido y nos vamos.

    Había tres chicas más con ellos que recordaba haber visto en la peña y él seguía de espaldas, hablando con una de ellas y con el mayor de sus primos.
    Me quedé lo más retirada que pude del grupo esperando que no se diese cuenta, pero su primo sí que podía verme y tuve la mala suerte de que era el más efusivo de todos.

    -¡Pero si está aquí la vecina! ¡Ven aquí y dame un abrazo!
    -De verdad, ¿no podía gritar más alto?- le comenté a Ana susurrando mientras ella se reía.

    Él se dio la vuelta de inmediato al escucharlo y se quedó parado mientras yo me acercaba, mirándome con esa sonrisa de medio lado que me hacía perder el sentido.
    Su primo me cogió en volandas, era el doble de grande que yo y me zarandeaba de un lado a otro.

    -Suéltala ya, que se va a marear con tanta vuelta- le dijo a su primo bromeando.

    Las chicas también me saludaron, me recordaban de las fiestas del pueblo y hablé con ellas un par de minutos.
    Carol y Ana seguían con Irene, que estaba presentándoles a todos los primos.
    Me quedé allí perdida en mitad de todo el grupo sin saber muy bien qué hacer.

    -¿A mí no vas a saludarme?- me susurró al oído por la espalda.

    Me giré para poder verle.

    -¡Hola! – le dije acercándome un poco más a él.

    Me alcé un poco para darle un beso en la mejilla y él se inclinó, provocando que ese beso quedase muy cerca de la comisura de sus labios.
    Le miré con un poco de reproche, pero seguía sonriendo.

    -No esperaba verte aquí. Bueno, en realidad no esperaba veros a ninguno, pero cuando me he encontrado con tu primo, no imaginé que estarías con ellos.
    -No pensaba salir, pero ya sabes como son, se han puesto pesados y al final me han convencido. Por cierto, debería saludar a tus amigas aunque no sé si atreverme.
    -Puede que alguna te mire un poco mal, pero no se comen a nadie- le dije riéndome.

    Se acercó a ellas y Ana le hizo un gesto gracioso, negando con la cabeza mientras le señalaba con el dedo, como riñéndole, pero las dos le saludaron de forma cariñosa.
    Se giró para mirarme y asentí con la cabeza, confirmándole que con ellas podía estar tranquilo.

    -¿Os quedais un rato ¿no?- preguntó uno de los primos.
    -Nos íbamos ya, solo nos hemos acercado a saludar- le respondí.
    -Venga, no seas así ¡solo un rato!
    -Pídeles a estas chicas algo para beber y no dejes que se vayan- dijo otro.

    Al final acepté, Carol y Ana se lo estaban pasando bien, y yo, nerviosa y un poco fuera de mi zona de confort, pero tampoco estaba tan mal.
    Hablamos unos con otros durante un buen rato, y aunque entre nosotros dos no intercambiamos muchas palabras, no dejamos de mirarnos, nos buscábamos continuamente.
    Siempre habíamos estado unidos por una lazo invisible, varias semanas atrás ese lazo se había desatado, dejando mucha distancia entre los dos extremos, pero ahora parecía volver a formarse, con la intención de unirnos de nuevo.
    Ya no quedaba tristeza en mí, había aprendido a perdonarle poco a poco por todas las lágrimas que había derramado, y él en cierto modo había enmendado su error, dándome el tiempo y el espacio que necesitaba para curar mis heridas.
    Sentía que había superado esa primera fase y ahora comenzaba otra, la ilusión por recuperar todo lo que habíamos perdido, y eso incluía todos los besos y las caricias que no nos habíamos dado en mucho tiempo.
    Era evidente que entre nosotros seguía existiendo química, magia, chispa,… no sabía muy bien cómo llamarlo pero reconocía perfectamente la sensación.
    ¡La extrañaba tanto! y estaba claro que a él le pasaba lo mismo.
    Me había bebido ya dos copas, y allí empezaba a hacer calor, necesitaba ir al baño y necesitaba refrescarme un poco.
    Mientras esperaba la cola apoyando un hombro en la pared, noté una mano que me sujetaba por la cintura.
    No necesitaba mirar, reconocía perfectamente esa forma de acariciarme. Notaba su respiración en mi nuca mientras me susurraba al oído:

    -Sé que corro el riesgo de cometer un error, pero no lo soporto más, necesito tocarte, necesito sentirte.

    Acaricié su mano entrelazando sus dedos con los míos y apreté fuerte, deseando que entendiera que no quería que me soltase nunca.
    Apoyé la espalda contra la pared y él se puso frente a mí colocando sus manos en mis caderas.
    Mantenía la mirada fija en mis ojos, y yo ya no podía pensar en nada más que no fueran sus besos.
    Me mordí el labio, imaginando como sería ese momento después de tanto tiempo y entonces sucedió, sus labios se rozaron con los míos, tímidos y sin apenas moverse durante unos segundos como esperando una señal. Llevé mi mano lentamente hacia su torso, recreándome unos segundos en sentir el latido de su corazón y subí hacia su cuello, enredando mis dedos en su pelo y en ese momento ya no había vuelta atrás. Nos fundimos en un beso largo e intenso, y nuestras bocas se llenaron de deseo, de ansiedad y de ganas de recuperar el tiempo perdido.
    Por mucho que quisiera intentarlo, era imposible resistirme a la atracción que sentía por él.

    -Tenemos que salir de aquí- le dije casi sin poder respirar aún.
    -¿Estás segura?- me preguntó dudoso ante la propuesta.

    Acaricié su pelo asintiendo firmemente:

    -¿Y tú, estás seguro también? No puedo ser la única que lo decida, esta vez vamos a hacer las cosas bien.
    -Nunca he estado más seguro.

    Esperó hasta que salí del baño y fuimos a despedirnos del resto, que nos miraron un tanto sorprendidos al ver que salíamos juntos.
    Me sujetó la mano al salir y no nos separamos en todo el camino hasta el coche.
    Le acaricié el pelo mientras conducía, no podía dejar de tocarle, era como una necesidad.
    Dejó el coche en el garaje y entramos en el ascensor, hizo intención de pulsar el botón del tercer piso, pero le corregí pulsando el segundo:

    -Esta noche vamos a mi casa, yo estoy sola pero tu hermana volverá en algún momento.

    Daba pequeños golpecitos con el tacón en el suelo mientras él hacía lo mismo con sus dedos contra la pared del ascensor.
    Estábamos ansiosos pero mantuvimos la compostura hasta llegar a casa.
    Abrí la puerta y nos metimos en casa con prisa.
    Volvíamos a estar solos, y nos necesitábamos, no perdimos más el tiempo y fuimos directos a mi habitación.
    Me quité los zapatos tirándolos de cualquier manera y me dirigí hacia él para quitarle la camiseta y desabrocharle el pantalón, nos besamos de nuevo, nos habíamos necesitado tanto que no podíamos dejar de hacerlo.
    Llevaba un vestido abrochado con una cremallera en la espalda, me giró suavemente para bajarla despacio, deslizando los tirantes con sus dedos mientras me besaba en los hombros, en el cuello y en las mejillas.
    Me di la vuelta de nuevo, me sujetó con sus manos y me dejó caer en la cama con suavidad, sus manos no dejaban de recorrer mi cuerpo cubriendo cada centímetro de mi piel y las mías hacían lo mismo, acariciando su rostro y su espalda atrayéndolo hacia mí para sentirlo más cerca.
    Nos regalamos miles de besos y caricias, y nuestro reencuentro sexual no pudo haber sido mejor.
    Nuestros cuerpos tenían memoria, y se recordaban el uno al otro, se conocían perfectamente y sabían cómo encajar para convertirse en uno solo.
    Nos mantuvimos allí en silencio, y esos silencios que disfrutábamos también regresaron aquella noche.

    -Te he extrañado mucho, no solo por esto, te he extrañado cada minuto, cada hora y cada día, y necesito disculparme contigo, porque fui demasiado orgullosa y no supe ver que yo también hice mal algunas cosas, pero necesitaba echarte de menos, lo entiendes ¿verdad?- le dije.
    -Claro que si, y yo no soportaba la idea de perderte ¡te he necesitado tanto! Pero esperaría todo el tiempo del mundo si tú me lo pidieras.
    -Sabes que esto no borra todo el pasado de un plumazo, tendremos que esforzarnos cada día, paso a paso, si queremos avanzar.
    -Lo sé, y estoy deseando empezar ese camino contigo. Te quiero, ya te quería mucho y ahora estoy aprendiendo a quererte bien, es algo que me enseñaste y entendí que solo así tendré la oportunidad de que te quedes conmigo para siempre.

    “Yo también te quiero”- pensé.
    Pero no pude pronunciar esas palabras, aún no. Lo tenía claro, estaba segura de que era así, le quería. Pero también quería ser precavida, semanas atrás el miedo había vuelto a instalarse dentro de mí, y aún temía entregarme a él de forma total y absoluta.
    Reconocer verbalmente que le quería me costaría un poquito más, pero encontraría el momento, estaba convencida de ello.
    Pasamos juntos toda la noche, y cuando nos despertamos eran casi las doce del mediodía. Era la primera vez en mucho tiempo que dormía toda la noche del tirón, abrí los ojos al notar sus dedos deslizándose suavemente desde mis hombros hasta mi cintura.

    -¿Llevas mucho rato despierto?
    -No, apenas cinco minutos.
    – ¿Y qué es lo que estabas haciendo?
    -Disfrutar de las vistas, es la primera vez que puedo hacerlo, nunca antes te había visto despertar a mi lado, eres preciosa.
    -Tu percepción de la belleza es un poco abstracta, porque la imagen debe ser aterradora.

    No me había mirado al espejo, pero sabía perfectamente como me levantaba de la cama todos los días, con los ojos hinchados, marcas de las sábanas en la cara y el pelo como Alaska en los años 80.

    -Deberías subir a casa y comprobar que tu hermana ha llegado ya.
    -¿Me estás echando?
    -¡No!- reí- solo te digo que vayas a verla. Imaginará que estás aquí, pero tampoco vas a dejarla sola todo el día.

    Preparé un par de tazas de café y desayunamos en la cocina.
    Mi madre había dejado en la nevera un bol enorme de ensaladilla rusa, así que le dije que fuese a ver a su hermana y si les apetecía, bajasen a comer conmigo.

    -Mientras vas a buscarla me doy una ducha, que hace un calor horrible.
    -¿Y pretendes que me vaya sabiendo que vas a ducharte?
    – Si te pido que te quedes, en vez de quitarme el calor, vas a darme más- le empujé hacia la puerta y mientras salía contestó:

    -¡Lo que estás haciendo se llama tortura!

    Un ratito después los dos bajaron a comer.
    Irene nos contó donde habían estado el resto de la noche y lo bien que lo habían pasado y estuvimos hablando un poquito de todo.

    -¿Ya le has contado cómo va la cabaña? Tienes que ir a verla, ya está casi terminada y está quedando genial- dijo Irene.
    -¿Cuándo tienes vacaciones?- me preguntó él.
    -La primera quincena de agosto, la pedí para coincidir con Ana y con Carol, pero aun no hemos pensado si iremos a algún sitio.
    -Yo tengo todo el mes de agosto libre, y pensaba irme a la cabaña con unos amigos, podrías decírselo a Carol y Ana, y si os apetece pasamos unos días juntos. Hay sitio de sobra para todos.
    -Pues la verdad es que me parece buena idea, se lo comento a las dos y a ver qué dicen.

    Después de comer se marcharon, Irene tenía que estudiar y él había quedado con sus primos.
    Yo llamé a las chicas para contarles lo de la cabaña, y les pareció genial así que por la noche le mandé un mensaje.

    “Ya he hablado con Carol y con Ana, y les ha gustado la idea de pasar unos días en la cabaña, así que si la oferta sigue en pie, ¡aceptamos!”

    Un ratito después me contestó:

    “Por supuesto que sigue en pie, ya hablaremos para organizarlo todo. ¿Puedo recogerte mañana a mediodía? Echo de menos que cantes a gritos en mi coche”

    Sonreí recordando ese momento:

    “Puedes, ve pensando qué canción quieres que destroce ésta vez”

    Me acosté pensando que tenía mucha suerte, a pesar de que no todo era un camino de rosas, las piedras que encontraba a mi paso había sido capaz de apartarlas, y me gustaba mucho la sensación de poder ir descalza sin terminar con demasiadas heridas.

    Quedaban poco más de dos semanas para las vacaciones así que una tarde nos reunimos todos para concretar cuántos días estaríamos en la cabaña y qué necesitábamos llevar.
    Quedé en una terraza con Ana y Carol y poco después llegó él con Irene y cuatro amigos más.

    -Estos son Jaime, Álvaro, Adrián y Mateo. A Elsa ya la conoceis, y ellas son sus amigas, Ana y Carol.

    Los recordaba de la mañana que los vimos en las casetas, nos saludamos y nos sentamos todos juntos.
    Jaime y Mateo eran dos de sus mejores amigos, con ellos tenía una relación más estrecha y los dos eran muy simpáticos y divertidos, aquella tarde nos lo pasamos muy bien.
    Decidimos pasa una semana en la cabaña, aunque aparentemente allí no había gran cosa que hacer, era un plan perfecto para descansar y teníamos mucho con lo que entretenernos, prepararíamos barbacoas, podíamos bañarnos, salir a andar y como estaba apartado del pueblo, no molestaríamos a nadie si nos apetecía organizar alguna fiesta o poner música hasta altas horas de la madrugadas, iba a ser muy divertido.
    Los dos fines de semana antes de las vacaciones, él se fue al pueblo con Irene, le quedaban unas cuantas cosas que organizar y quería tenerlo todo preparado. Yo me quedé en casa, salí con las chicas un par de noches y asistí a la fiesta de empresa que organizaban mis jefes todos los años. Normalmente estas cosas se hacían en Navidad, pero en esas fechas siempre teníamos mucho trabajo, se abría de lunes a domingo y era complicado organizar algo en plena campaña, así que nuestra fiesta de Navidad se celebraba en verano. Era algo informal, alquilaban un local y servían algo de picoteo, bebidas y música ambiente, venían compañeros de otras ciudades en las que había más tiendas y así teníamos la oportunidad de conocernos.
    El domingo por la noche, cuando regresó del pueblo pasó por casa para verme y acordar a qué hora saldríamos al día siguiente.
    ¡Las vacaciones habían llegado!
    Nos iríamos pronto por la mañana, así podríamos organizar todo al llegar para tener la tarde libre.
    Avisamos al resto para informar de la hora de salida y a primera hora del lunes nos marchamos todos a la cabaña.

     

     

    Lee todos los capítulos aquí

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #147870

    Como siempre, ¡espero vuestros comentarios!

    Si quereis seguirme en redes sociales:
    INSTAGRAM: moetsirelatos
    FACEBOOK PAGE: https://www.facebook.com/moetsirelatos/

    Responder
    PatriLoves
    Invitado
    PatriLoves on #147871

    No puedo esperar a ver que pasa en esas vacaciones!!! ????????

    Responder
    Henar
    Invitado
    Henar on #147873

    Menos mal que se han reconciliado! Me encanta. Estoy enganchadísima!!! Espero el siguiente, que pena que se esté acabando.

    Responder
    María F.
    Participante
    María F. on #147879

    ???????? Qué bien, qué bien la reconciliación… Pero en ese pueblo hay una arpía ????.
    Como siempre, genial!!

    Responder
    Alma
    Invitado
    Alma on #147880

    Esperando ver q sucede en esas vacaciones!! Ganas de más!!

    Responder
    Lospecesonamigosnocomida
    Invitado
    Lospecesonamigosnocomida on #147884

    Estoy enganchadisima!!!!! Ay k pena k se vaya a acabar yo quiero que duren para siempre

    Responder
    Brujilla
    Invitado
    Brujilla on #147890

    Menos mal porque ya se estaba pasando ella con el enfado????????????

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #147897

    Las vacaciones justo después del especial! Pero prometo que será pronto ;)
    LOSPECESONAMIGOSNOCOMIDA Algún día tenía que acabar :( pero aún falta un poquito para eso!
    BRUJILLA Todo pasa, a veces es solo cuestión de tiempo ;)

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #147913

    MADREEEEEEE, se me ha erizado todo el cuerpo en este momento del capítulo:

    Mientras esperaba la cola apoyando un hombro en la pared, noté una mano que me sujetaba por la cintura.
    No necesitaba mirar, reconocía perfectamente esa forma de acariciarme. Notaba su respiración en mi nuca mientras me susurraba al oído:

    -Sé que corro el riesgo de cometer un error, pero no lo soporto más, necesito tocarte, necesito sentirte.

    Acaricié su mano entrelazando sus dedos con los míos y apreté fuerte, deseando que entendiera que no quería que me soltase nunca.
    Apoyé la espalda contra la pared y él se puso frente a mí colocando sus manos en mis caderas.
    Mantenía la mirada fija en mis ojos, y yo ya no podía pensar en nada más que no fueran sus besos.

    Me encanta tu forma de escribir tan fresca, desenfadada y nada encorsetada de la que muchas veces pecan los escritores.

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 10 entradas - de la 1 a la 10 (de un total de 18)
Respuesta a: El Vecino. capítulo 15
Tu información: