¿Os cuento mi mayor liada en un polvo playero nocturno erótico festivo? Pues porque di con un imbécil de manual y no sabéis la que me lió en la perrecha…
Nos conocemos en el náutico en pleno perreo. Un pijillo de estos de melena despeinada pero ideal y de sonrisa ultra blanca profident. Nos bebimos juntos unos cubatas y al rato nos ponemos a enrollarnos allí en medio de toda la peña. El chaval me dice que a ver si nos vamos a un sitio a solas que me quiere enseñar las estrellas, Y VAYA SI ME LAS ENSEÑÓ EL MUY TONTO.
Las mil de la madrugada y nos vamos ¿a dónde? pues a la playa. Odio la arena, de noche y de día, me da grima, por eso siempre he sido mucho más de piscina. Pues nos ponemos a cien y nos tiramos en la arena. Él tiene el detalle de desatarse el jersey de los hombros para que me tumbe encima (oh, thanks!). Ahí que seguimos al tema y en esto que para para ponerse un condón. Tarda un rato y yo allí tumbada y espatarrada mirando al cielo. Lo oigo cagarse en algo pero me dice que todo solucionado. Repito, yo iba muy pedo y él también. Los dos pedo, mala combinación.
En esto que me la mete y vamos si vi las estrellas. Como que me estaba haciendo una exfoliación interna de la vagina. Casi me da un chungo que pegué un grito que se debió escuchar en el náutico pero del pueblo de al lado. Cuando la saca, el dolor otra vez. ¡¿Pero qué te pasa en la polla, tienes espinas de defensa o algo?!
Me dice que no sabe lo que pasa, que el limpió bien el condón. Pues lo que leéis. Que aquí al lumbrera se le había caído el condón a la arena y su genial idea fue limpiarlo por encima y ponérselo igual. Es que no lo ahogué en el mar por poco. Al día siguiente me fui a urgencias y por suerte solo tenía una irritación, pero como para haber seguido con el polvo…
¡NO FOLLÉIS EN LA PLAYA Y SI LO HACÉIS MUCHO OJO CON QUIÉN!