¡Hola a todas!
Acabo de venir de una revisión. El jueves pasado me operaron de apendicitis y tocaba revisarme los puntos. Antes de explicar la anécdota quiero dejar claro que no soy una persona especialmente suspicaz. Si, tal y como me pasó, durante mi diagnóstico un especialista me dice «por el tejido adiposo no se ve bien la ecografía y es preciso hacerte un TAC» yo entiendo perfectamente que me cuentan respetuosamente una dificultad que tienen, no me lo tomo como algo personal. Sin embargo, hoy el cuento ha sido distinto. El enfermero en cuestión me examinaba las grapas con cara de desaprobación mientras me explicaba que quizá debería dejar pasar más días antes de quitármelas por tener el vientre «globuloso». Como no le entendí bien y le pedí que me repitiera el término, pareció complacerse en repetir quinientas veces «globuloso», «globuloso», globuloso». Irritada, aunque con educación, he acabado diciéndole que no es necesario que me lo repita más, soy muy consciente del tamaño de mi abdomen. Me dice entonces el sujeto que «a lo mejor repitiéndolo mucho te das cuenta de los riesgos que supone un abdomen de ese tamaño para una intervención o para una recuperación y entonces así decides ponerle remedio». Ya salieron los prejuicios: si estoy gorda es porque no me he dado cuenta de mi estado o bien porque nunca he intentado ponerle remedio. Una cosa habitual en profesionales de la medicina. Le he dejado caer que llevo toda la vida a dietas, que lo mío anda asociado a hormonas revueltas y reglas irregulares y que justo iba a comenzar senderismo (lo cual es estrictamente cierto) la semana que me operaron, que en esta vida las cosas no son tan sencillas. Ya ahí se calló la boca. Me quedé pensando si no di explicaciones de más, aunque es difícil no darlas cuando la gente parece hablar «por tu bien», «por tu salud». Gordofobia, gordofobia, everywhere. Cualquier profesional debería saber que raro es el gordo que no sepa que está gordo, raro es el gordo que no ha luchado contra eso y que se ha pasado la vida a dieta y nutricionistas y que la obesidad tiende a ser un tema crónico: hay periodos mejores y peores pero es altamente probable que esa persona jamás llegue a tener un cuerpo esbelto de manera estable… y aún así tiene derecho a ser respetada, a recibir buena atención médica, a vestirse como quiera e, incluso, a ser feliz. Hala, ya lo solté.
No os dejéis achantar por nadie. Ni siquiera por los médicos. Lo único positivo de esto es que sé que mi yo de hace unos años se lo hubiera tomado mucho peor y no hubiera sido capaz de replicar.
¡Besotes!
Silvia.