Lo llevaba sospechando tiempo, pero no quería creerlo.
Tengo acceso a sus cuentas del banco y él las tiene a las mías, todas las semanas había un extracto de 120€ en su cartilla, nunca la paso porque es suya y no mía, pero desde hace meses sospechaba, notaba algo raro, olía.
La intuición, queridas, nunca nos falla.
No caí en mirarle lo del banco hasta la semana pasada y ahí estaba, todos los martes por la noche, que es cuando ‘va a ver a su madre’ y cenan juntos ‘madre e hijo’. Ciento veinte euros, religiosamente, semana tras semana.
Evidentemente no salía el nombre del puticlub, ponía ‘carretera parís pasaje’. Qué tres palabras.
El siguiente martes llamé a mi hermano para que lo siguiera con el coche (yo no tengo carné y no puedo conducir’. Fue a ver a su madre, estuvo quince minutos, luego salió cogió el coche y se fue al puticlub de la provincia, a cuarenta kilómetros de mi casa, bien lejos, estuvo ahí una hora y cinco minutos y salió de nuevo.
Aún no he hecho nada, aún no he tomado ninguna decisión. Llevamos casados doce años, tenemos tres hijos, una hipoteca y a mi suegra que la quiero con toda mi santa alma.
Sé que no me voy a callar, sé que no voy a seguir con él, sé que quiero el divorcio, pero no sé cómo hacer las cosas, no sé por dónde empezar, no sé cómo decírselo, no sé cómo mirarle a la cara.
Llevo una semana sin dormir, me voy a volver loca.