Iré a dormir, me abrigaré con mis cálidas mantas y cerraré mis ojos para dar paso a un hermoso sueño.

En mi sueño estoy en una ciudad, las mujeres son libres de hacer lo que quieran, los hombres las respetan, no hay ni insultos machistas ni piropos incómodos en las calles, no hay gente racista ni homófoba, simplemente hay personas conviviendo felizmente sin ningún tipo de agresión. Sigo caminando y llego a un parque, dos ancianas están pasando un buen rato y acariciando a los gatos callejeros, me siento en el banco de enfrente. Al cabo de un rato, las ancianas se levantan del banco y cogen a dos gatos cuidadosamente. Yo, alarmada, miro atentamente lo que harán con esos gatos, pero resulta que se lo llevan a su casa y les dan de comer y beber. Estoy sorprendida, nunca había visto una ciudad con tan buen ambiente. A lo lejos observo que hay una gran muralla que rodea la ciudad en la que estoy, quiero saber que es lo que hay detrás de ella asi que voy a investigar. De un momento a otro estoy en las afueras de esa colorida ciudad, lo noto porque todo es distinto, tiene hierba verde, cielo azul despejado y bonitos árboles si, pero el ambiente no es el mismo. Quiero saber que hay más adentro de esa rara ciudad, asi que camino por la misma calle por la que caminaba antes, lo sé porque estan las mismas mujeres, pero no son completamente iguales, estas mujeres estan inseguras, tienen miedo, están avergonzadas, y yo no logro entender por qué hasta que miro hacia un lado, veo un hombre que mira a una de las mujeres y se acerca sigilosamente a ella, me asusto pero no se como reaccionar, estoy en shock, el hombre coje a la mujer y la lleva a un callejón, yo intento frenarlo porque sé lo que pasará después, pero siento que no puedo hacer nada, soy como un fantasma para ese imbécil, rapidamente pienso algo para que esto pare y solo se me ocurre decirle a las demás mujeres y hombres que me ayuden a parar a ese hombre en concreto, pero nadie me hace caso. Dos mujeres estan ocupadas cotilleando sobre dos hombres que se estaban besando, y ya no lo hacen por vergüenza. Un hombre apaleaba a un pobre animal que milagrosamente seguía respirando. Una pareja se cambiaba de acera al ver ese caos, pero no hacen nada para pararlo. Vuelvo a mirar a la mujer del callejón, el hombre ya no está, la mujer ha sido violada y asesinada. Esa ciudad es horrible, quiero salir de allí así que corro hacia la muralla. Cuando llego a lo más alto de la muralla, miro por última vez esa ciudad tan espantosa que acabo de visitar. Yo pensaba que la ciudad era tan buena como la otra por su apariencia, pero esa ciudad alberga cosas que nadie quiere que le pasen.

Me despertaré porque no querré seguir en esa pesadilla. Desayunaré y mientras como, pensaré de nuevo en la pesadilla y me daré cuenta de que la ciudad de más allá de la muralla, representa la sociedad en la que vivimos, parece que no ocurre nada porque la gente que sufre esas maldades, no hablan y sufren en silencio. La ciudad era bonita, pero sus habitantes no. Sentiré el impulso de querer cambiar eso que está pasando, pero si no hacemos que todas las personas vean lo que es malo y lo que es bueno, no podremos acabar con esa ciudad indeseable que irá empeorando si no la paramos ya.