Queridas Loversizes, vengo a contaros ‘las historias de mi vida’, o más bien ‘la historia’, porque siempre se repite, siempre el mismo proceso, siempre la misma conclusión.
Tengo 24 años, siempre he tenido rolletes esporádicos pero llevo bastante tiempo con ganas de conocer a alguien especial, tener pareja y hacer esas cosas que hacen las parejas (ir al cine, pasear, escapadas de fin de semana, discutir por tonterías, reconciliarse con un buen polvo, etc).
Visto que mi trabajo y las oposiciones no me dejan mucho tiempo para la vida social, hace 3 meses decidí instalarme Tinder para darme una oportunidad.
Primera historia: al principio conocí a un chico que parecía buena gente y físicamente no estaba nada mal. Estuvimos hablando varias semanas, quedamos varias veces y parecía que todo iba genial, hasta que un día dejó de contestarme a los WhatsApp. Entonces, le contacté por otras redes sociales esperando al menos una explicación. ¿La recibisteis vosotras? Porque yo no. Desapareció, así como por arte de magia, como si nunca hubiera existido. Después de esto, me cerré completamente a conocer a nadie.
Segunda historia: hace un mes o así, conocí a otro chico. Nos fuimos conociendo poco a poco. Después del desenlace de la historia anterior no me apetecía volver a pasar por lo mismo, pero él parecía especial. Hablamos varios días, hicimos videollamadas, y luego empezamos a vernos a menudo. Yo le contaba cosas de mi vida y mi familia, y él de la suya. Hablábamos del día a día, hacíamos planes de futuro a corto plazo, e incluso programamos el fin de año juntos. Después empezó a tardar en contestar a los mensajes, y no me refiero a tardar horas sino días. Le pregunté si estaba todo bien, y me dijo que estaba en una etapa complicada de su vida y no tenía claro si me quería en ella. Le escribí un textaco para intentar aclarar la situación y me dejó en leído. Pasadas dos semanas me contestó diciendo que lo sentía, que lo había hecho fatal pero que no tenía claros sus sentimientos y no quería hacerme daño, ¿HOLA? ¡YA LO HAS HECHO! No sabéis lo que fueron para mí esas dos semanas. Dos semanas de tristeza, de incertidumbre, de no saber qué estaba pasando, preguntándome diariamente por qué otra vez, qué había hecho mal, etc. Afortunadamente, mis amigxs estaban ahí para mantenerme en pie.
Cuando volvió diciéndome que no lo tenía claro pero que no quería perderme, a mi ya no me importaba, ya no me dolía, así que le dije que por mi parte quedábamos como ‘conocidos’. Ayer me eliminó de todas las redes sociales y bloqueó mi número, así que está claro, nunca le importé ni lo más mínimo. Quité mi coraza, me abrí a él, le metí en mi vida, y ha sido una completa pérdida de tiempo. Qué imbécil.
En resumen, la verdad es que han sido unas experiencias de mierda, pero por suerte nada dura para siempre y de amor no se muere (si es que a eso se le puede llamar amor). Con esto os quiero decir que a veces idealizamos (yo la primera) las relaciones de pareja como lo mejor que nos puede pasar en la vida y nos empeñamos en buscar a alguien especial, sin darnos cuenta que nosotras mismas somos lo mejor de nuestra vida. Que si tiene que llegar alguien especial, llegará; y si no, pues siempre te vas a tener a ti, a tu familia, a tus amigos, y a esos rolletes esporádicos que no son ‘el amor de tu vida’ pero te van apañando.
P.D.: Sigo teniendo ganas de conocer a alguien especial, pero primero me estoy conociendo bien a mi misma. Como se suele decir «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra» y «no hay dos sin tres», así que desearme suerte y mil gracias por dejarme compartir esto con vosotras-.