Reconozco que odio los grupos de whatsapp de padres de cole. Tengo tres hijos y he perdido la cuenta de en cuántos grupos me han metido, porque están los del cole, los del fútbol, los de la academia y un largo etc que, multiplicado por tres, imaginaos. Aunque admito que, de todos ellos, los de la clase de cada uno son los más importantes y los que menos ignoro. Porque es verdad que tienen su utilidad, pero también es verdad que hay que hilar fino y que hay mucha tontería.
Y yo soy de esas madres que dan por saco, quiero decir, soy de las que protesta si un día se ponen a rajar de la profe por ejemplo. O me quejo cuando alguien manda alguna información importante que acaba degenerando en un concurso de stickers absurdo. Y no le había dado la mayor importancia a esto, hasta que me enteré por casualidad de que han creado un grupo paralelo de la clase de uno de mis hijos, uno que en el que están las mismas personas menos yo. Vamos, que me han cancelado y, en vez de echarme, se han abierto otro nuevo sin mí. Ya decía yo que estaba ese grupo muy calladito…
Cosa que por un lado, muy bien. Pero, por otro… qué mal ¿no? Me han marginado por… ¿sincera? ¿borde? ¿plasta? ¿petarda?
¿Qué hago ahora? ¿Me quedo tranquila aunque sin enterarme de lo que pueda afectar a mi hijo y que quizá sea importante? ¿Bajo la cabeza y pido que me metan en el nuevo grupo? ¿Digo por el otro que sé lo que han hecho y me hago la digna? Madre mía, qué movidas.