Lucas 3:5-6

Inicio Foros Querido Diario Relatos Lucas 3:5-6

  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Participante
    Moetsi on #221799

    Lucas y yo solo nos habíamos visto una vez, hacía ya un par de meses, cuando mi amiga Natalia nos presentó.
    No eran amigos íntimos, pero se conocían del trabajo y habían coincidido varias veces junto a otros compañeros en cenas y eventos de empresa.
    Esa misma noche recibí un mensaje suyo a través de una red social, en él aparecía su número de teléfono y una frase:

    “Escríbeme si alguna vez te apetece jugar conmigo»

    Me pareció un poco descarado, pero al mismo tiempo provocador, y decidí responder.
    Al principio fue algo esporádico, nos enviamos algunos mensajes, intercambiamos algunas fotos… y al final terminamos llamándonos varias noches por semana.
    La primera vez que escuché su voz a través del teléfono me excitó tanto que terminé masturbándome mientras hablábamos.
    Creo que no se dio cuenta, y si lo hizo, no dijo nada.
    Lo repetí muchas noches más, en silencio, mientras escuchaba su voz que sonaba grave y un poco rota, con ese tono ligeramente ronco que siempre me había parecido tan sexy en los hombres.
    Mantuvimos varias conversaciones un poco subidas de tono, hablamos sobre las cosas que nos gustaban, los lugares donde lo habíamos hecho y nos contamos algunas experiencias que tuvimos con otras personas, y aunque ninguno lo había verbalizado, los dos fantaseábamos con un encuentro íntimo.
    Yo siempre he sido bastante sexual y no me avergonzaba reconocerlo, pero a pesar de eso, nunca había tenido muchas parejas y las que tuve tampoco supieron muy bien cómo complacerme, estaba un poco desencantada después de algunas experiencias con tíos que lo único que buscaban era su propio placer sin importarles lo más mínimo mis necesidades.
    Pero Lucas prometía mucho en ese sentido y acepté sin pensarlo demasiado cuando, en nuestra última conversación, me propuso quedar.

    -Deberíamos hacerlo, deberíamos comprobar si cara a cara, esto funciona igual de bien. Me gusta hablar contigo, pero preferiría hacerlo mirándote a los ojos.

    Estábamos en verano y acordamos vernos en una heladería que había cerca de su casa.
    Me recogí el pelo en una trenza y me puse un vestido largo de tirantes y unas sandalias planas.
    No era una cita formal y quería ir cómoda, pensé que, llegado el caso, tardaría muy poco en deshacerme de ese vestido.
    Llegué pronto, así que pedí una copa de helado de nata con caramelo y me senté en la terraza a esperarle en una mesa que había libre con cuatro sillas.
    Unos minutos más tarde apareció, caminando despacio mientras me buscaba entre la gente.
    Le hice un gesto con la mano y se acercó a mí, sonriendo.
    Lucas era tremendamente atractivo, su pelo era oscuro, lo llevaba húmedo y un poco alborotado, con barba de unos cuantos días.
    Tenía la piel brillante y dorada por el sol, y se le marcaban los músculos de los brazos.
    Esa tarde vestía informal, vaqueros claros, un polo en color turquesa, unas bambas azul marino y llevaba puestas unas gafas de sol con efecto espejo.
    Se inclinó para darme dos besos, y cuando lo hizo pude notar su perfume, olía a cítricos y a madera.
    Se sentó frente a mí y hablamos durante unos minutos sobre cosas superficiales que ni siquiera recuerdo.
    El tiempo, el tráfico… no presté demasiada atención, estaba concentrada observando con detalle cada uno de sus gestos.
    Había pedido un café con hielo y cada vez que bebía un poco, se pasaba la lengua por los labios sonriendo levemente, al principio pensé que era un gesto involuntario, pero continuaba haciéndolo con cada sorbo mientras yo le miraba fijamente.
    Me excitó verle hacer aquello, así que comencé a jugar a su mismo juego, cogí una cucharada de helado y me entretuve jugando con ella, deslizando la lengua por el borde con cierto descaro.
    Me introduje uno de los barquillos en la boca, lamiendo los restos de helado que habían quedado pegados en la oblea.
    Él seguía mirándome con la boca entreabierta, sonreí y cogí un poco de helado con el resto del barquillo que aún tenía entre los dedos, acercándolo a sus labios.

    -¿Quieres probarlo?

    Se inclinó abriendo la boca y dio un pequeño mordisco.
    Quise retirar la mano, pero me sujetó por la muñeca y se metió en la boca el resto del barquillo que quedaba, rozando las puntas de mis dedos con sus labios.

    -¿Te gusta?- pregunté mordiéndome el labio inferior.
    -Tanto que me he quedado con ganas de más- respondió con una sonrisa lasciva.
    -Podemos compartirlo si quieres.

    Se levantó y se acercó un poco más, sentándose en la silla vacía que había a mi lado.
    Hacía mucho calor y el helado había empezado a derretirse, una gota se deslizó por el borde de la copa y la recogí con mi dedo índice llevándolo a mi boca.
    Él también me observaba con atención, se había quitado las gafas dejándome ver sus intensos ojos color miel y sus pupilas estaban cada vez más dilatadas.

    -¿Puedo? dijo señalando a la cuchara.

    Asentí y se inclinó aún más hacia mi cuerpo para poder alcanzarla, colocó una mano en mi pierna apoyándose en ella, y me acarició despacio mientras subía la mano desde mi rodilla hasta el interior de mi muslo, levantándome el vestido.
    Me removí nerviosa en el asiento, notaba cómo mis pezones se endurecían y de manera instintiva separé las piernas.
    Subió un poco más hasta rozar la tela de mis bragas, que ya empezaban a humedecerse por la excitación, Lucas sonrió de nuevo y su dedo corazón presionó la zona unos segundos, gemí al notar el roce, pero se detuvo y apartó la mano.
    Cogió una cucharada de helado y se la metió en la boca, acercándose a mí, rozando mis labios con su lengua fría y húmeda.
    Exhalé un suspiro dejando salir mi frustración y él se acercó a mi oído.

    -No voy a hacerlo aquí, hay demasiada gente. Cuando te corras, quiero que lo hagas solo para mí.

    Escucharle decir aquello me excitó aún más, y por supuesto, aumentó mis expectativas.
    Terminé el helado mientras Lucas se acercó a la barra para pagar las consumiciones.
    Mi teléfono vibró y al sacarlo del bolso vi su nombre iluminado en la pantalla, le miré sorprendida mientras él me hacía un gesto para que respondiese.
    Descolgué el teléfono sin decir nada.

    -Sé que no llevas sujetador. Antes de marcharnos, entra en el baño y quítate las bragas, no quiero ver nada debajo de ese vestido cuando te lo quite.

    Estaba esperándome en la puerta del baño cuando salí y sonrió satisfecho al poner su mano en mi culo y comprobar que había cumplido con su deseo.

    -¿Y ahora qué?- pregunté.
    -Ahora nos vamos a mi casa, quiero terminar lo que he empezado antes.

    Lucas vivía a pocas calles de la heladería y no tardamos mucho en llegar.
    Cuando entramos en el ascensor sus manos acariciaron mis pechos mientras me besaba apretándose contra mi cuerpo, noté su erección rozando mi entrepierna y coloqué la mano allí, acariciando su miembro por encima de la ropa.
    Él metió la mano por debajo del vestido y sonrió al pasar un dedo y comprobar la humedad entre mis piernas.
    Entramos en su casa y me arrinconó contra la pared, continuamos besándonos mientras acariciaba mi sexo con la palma de la mano.
    Sus besos eran ardientes y provocadores, su lengua recorría mi boca con agilidad, bajando por mi mentón hasta mi cuello y después regresaba a mis labios, rozándolos y mordiéndolos.
    Bajó la cremallera de mi vestido, que cayó al suelo dejándome completamente desnuda y sujetando mis tetas con las manos, pellizcó y lamió mis pezones con la punta de la lengua, endureciéndolos aún más.
    Se deslizó por mi abdomen hasta llegar a mi coño y paseó su lengua de arriba abajo, succionando mi clítoris, rodeándolo y ejerciendo presión sobre él, intercalando el ritmo y volviéndome loca con cada roce.
    Se incorporó y sujetándome por la cintura giró mi cuerpo de manera rápida colocándose a mi espalda.

    -Inclínate y abre las piernas- susurró en mi oído.

    Obedecí, apoyando las manos en la pared.

    -Tengo condones en el bolso- dije.
    -Tranquila pelirroja, todavía no voy a follarte, vamos a jugar un poco más.

    Apoyó una mano en la parte más baja de mi espalda y con la otra, comenzó a estimular mi clítoris desde atrás, realizando pequeños círculos, estaba tan mojada que no opuse resistencia cuando uno de sus dedos se introdujo en mi interior, haciéndome gemir.
    Al comprobar la facilidad con la que se deslizaba, introdujo un segundo dedo, flexioné un poco mis rodillas y él aceleró el ritmo, entraba y salía de mi vagina con rapidez y mis jadeos cada vez eran más fuertes.
    Empecé a notar las contracciones de lo que se preveía un orgasmo intenso y Lucas, al sentir la presión que ejercía en sus dedos, los retiró con rapidez.

    -Aah… joder… no pares ahora- supliqué.

    Haciendo caso omiso a mis palabras, me incorporó girándome de nuevo frente a él, sonriendo mientras se humedecía los labios, conocedor del poder que tenía en ese momento sobre mí.
    Aun tenía la respiración agitada y me sentía frustrada.

    -Esto no me gusta- protesté.
    -Eres muy ansiosa. Ten paciencia, te gustará.

    Su mano sujetaba mi cuello y regresaron los besos calientes, sus dedos se clavaron en mis glúteos y mis manos se colaron por debajo de su ropa, acaricié su pecho, deshaciéndome de ese polo turquesa que tan bien le sentaba, para descubrir unos abdominales casi perfectos.
    Desabroché los botones de sus vaqueros mientras me arrodillaba frente a él, bajando sus pantalones y su bóxer a la misma vez que su polla se liberaba firme y dura ante mis ojos.
    La sujeté con mis manos y comencé a acariciarla despacio, de arriba abajo, poco a poco mis manos se volvieron más agiles al notar como aumentaba su tamaño acelerando la respiración de Lucas, que gimió cuando me la metí en la boca.
    Dediqué varios minutos a masajearla y lamerla, rozando la punta con mi lengua y realizando espirales mientras la succionaba con fuerza.
    Enredó mi trenza en su mano tirando un poco del pelo hacia atrás, separando mi boca de su polla y me sujetó por la barbilla, obligándome a mirarle mientras continuaba allí arrodillada en el suelo, con las manos apoyadas en sus caderas.

    -Joder pelirroja, si continuas así vas a hacer que me corra en tu boca.

    Me mordí los labios, dedicándole una sonrisa traviesa.

    -Aún no, hay algo más que quiero que hagas.

    Se reclinó para besarme mientras se subía de nuevo los pantalones, dejándolos semi abrochados con un par de botones y me dio la mano, ayudándome a incorporarme.

    -¿Por qué me llamas pelirroja? Lo haces desde el primer día.
    -Cuando te conocí fue lo primero que llamó mi atención, me gusta más así ¿te molesta?
    -No, aunque dudo que ni siquiera recuerdes mi nombre.

    Lucas rió, pero no dijo nada más, me guió hasta la habitación, me tumbó sobre la cama y apoyó las rodillas en el colchón, atrapándome entre sus piernas.

    -Quiero que te toques para mí, quiero ver cómo lo haces, como cada noche cuando te llamo.

    Me sonrojé al saber que él era conocedor de mi pequeño secreto.

    -¿Crees que no me había dado cuenta?-sonrió- escucho cada noche cómo se acelera tu respiración y aunque puedo imaginar lo que haces, ahora quiero verlo.

    A Lucas le gustaba llevar el control y a mí, bueno, a mí no me importaba dejarme llevar por él, me excitaba lo que hacía y cómo lo hacía, pero desafiarle también formaba parte de aquel juego, así que accedí de nuevo a sus deseos, pero esta vez le puse condiciones.

    -Si lo hago, tienes que dejar que termine, no intentarás pararme y no me tocarás si yo no te lo pido. Aunque puedes hablarme si quieres, me gusta escuchar tu voz.

    Lucas sonrió levantando las manos en señal de rendición, se alejó de la cama y se acomodó en un sillón individual que había colocado justo enfrente.
    Era la primera vez que hacía algo así delante de alguien, a la mayoría de los tíos con los que había estado no les agradaba la idea de que me tocara durante el sexo, su ego no les permitía verlo como una simple práctica más para aumentar el placer y supongo que se sentían menospreciados, pensando que con ellos ya era más que suficiente.
    Pero Lucas no era así, a Lucas le gustaba verme disfrutar.
    Comencé un poco tímida, acariciando mis muslos, después mi vientre y ascendí hasta mis pechos apretándolos y rozando los pezones con el dedo pulgar.
    Mi piel se erizó a medida que continuaba con las caricias, separé un poco las piernas y comencé a estimular mi clítoris de manera suave durante unos segundos, cerré los ojos concentrándome en aquella agradable sensación y pronto aparecieron las prisas, empecé a mover los dedos de arriba hacia abajo ejerciendo presión, alternando movimientos circulares cada vez más rápidos y sintiendo la humedad en mi mano.
    Flexioné las rodillas y abrí mis piernas por completo buscando la entrada de mi vagina con la otra mano, elevé ligeramente las caderas e introduje dos dedos al mismo tiempo.
    Estaba tan entregada que por un momento olvidé que Lucas seguía allí, abrí los ojos, me incorporé ligeramente y le observé mirándome sin apenas pestañear, acariciando su polla por encima de los pantalones.

    -No pares ahora pelirroja, te dije que quería que te corrieras solo para mí, esto es lo que quiero recordar la próxima vez que te llame por teléfono. Lo he imaginado cientos de veces, pero verte así…joder, no tienes ni idea de lo que me gusta.

    Un escalofrío me recorrió la espalda al escucharle, su voz era tan estimulante como mis dedos, que continuaban entrando y saliendo con avidez, provocando jadeos y gemidos cada vez más agudos, aceleré aún más mis movimientos y noté cómo mis músculos comenzaron a contraerse hasta alcanzar un orgasmo que me dejó exhausta y temblando sobre la cama sin apenas poder moverme.
    Quizás fue por lo excitada que ya estaba o por el morbo de saber que él me estaba mirando y escucharle decir que le gustaba tanto lo que veía, pero pocas veces había disfrutado tanto autocomplaciéndome.
    Mis manos permanecían inmóviles entre mis piernas que continuaban ejerciendo presión, intentando obtener el máximo placer.
    Lucas se acercó sentándose a mi lado, sujetando una de mis manos y llevándola a su boca para degustar los efectos de un orgasmo que seguía replicando en mi interior.
    Tardé unos minutos en recomponerme, minutos que él aprovechó para seguir acariciando mi cuerpo, mi sexo aún estaba sensible al roce y lo hacía con delicadeza guiándose por mis sonidos.
    Me ladeé un poco y mi cabeza quedó a la altura de sus abdominales, besé su vientre mientras desabrochaba los dos botones de sus vaqueros, y sentándome sobre sus piernas tiré del pantalón y del bóxer hasta deshacerme de ellos, liberando así su polla.
    Lucas se acomodó apoyando la espalda en el cabecero de la cama y se dejó hacer.
    Sin entretenerme demasiado me la metí en la boca humedeciendo cada centímetro, jugué con mi lengua sobre la punta, presionándola con los labios mientras mis manos deslizaban suavemente la piel que la cubría moviéndose de arriba abajo, lentamente y a un ritmo constante, acariciando también sus testículos.
    Lucas enredó sus manos en mi trenza, pero esta vez no me apartó, si no que acompañaba mis movimientos.
    De su garganta se desprendían gemidos de placer que se entrecortaban a medida que su respiración se agitaba hasta convertirse en un jadeo.
    Podía notar como aumentaba su presión sanguínea marcando las venas y sentía cómo palpitaban cada vez que mi lengua recorría su polla, que volvía a estar dentro de mi boca, húmeda y caliente, rozándome la garganta por la presión que él ejercía sobre mi cabeza cada vez que la succionaba.
    Tiró de mi pelo obligándome a parar, y soltó mi trenza mientras se incorporaba.

    -Para pelirroja, se acabaron los juegos, no aguanto más.

    Me tumbé sobre la cama con las piernas abiertas, Lucas se puso un condón que sacó del cajón de la mesita de noche, se colocó entre mis piernas y se reclinó un poco sobre mi cuerpo, besándome en la boca.
    Su polla comenzó a deslizarse desde la entrada de mi vagina hasta el clítoris, estimulando toda la zona, lentamente desde abajo hacia arriba, me estremecí al sentir cómo introducía un poco la punta y volvía a sacarla para continuar deslizándose, repitió aquel gesto varias veces sobreexcitándome y cuando mi respiración ya se había transformado en gemidos de placer, permaneció allí unos segundos sin moverse, las paredes de mi vagina se contraían, presionando su polla, intentando atraerla hacia el interior.
    Abrí un poco más las piernas flexionándolas y arqueé la espalda, intentando acercarme a él para que su polla entrara un poco más, pero Lucas se apartó de nuevo provocando en mi la desesperación.

    -Joder Lucas, no puedo más- dije jadeante llevándome las manos a la cabeza.

    Todo mi cuerpo se retorcía casi suplicando mientras Lucas me miraba, con las manos apoyadas en mis rodillas y sonriendo, satisfecho porque había conseguido exactamente lo que quería, me había rendido ante él, desesperada por el deseo y la necesidad urgente que tenía de sentirle dentro de mí.
    Me pidió que me diese la vuelta y me ayudó a girar con rapidez, obligándome a apoyar las rodillas y las palmas de las manos sobre el colchón.
    Sus muslos rozaban la parte trasera de los míos y sentí de nuevo su polla deslizándose por mi vagina, acariciando mi clítoris y buscando la entrada.
    Me sujetó por las caderas alzándolas un poco para acomodarse y con una sola embestida me penetró, haciéndome gemir con intensidad al sentir cómo su polla ocupaba todo el espacio en mi interior.
    Comenzó a moverse entrando y saliendo de mí, primero lo hizo despacio y poco a poco aceleró el ritmo, cada vez más fuerte y más rápido, y su vientre rozaba mi piel con cada movimiento.
    Se inclinó un poco y una de sus manos se deslizó hasta mi clítoris, sus dedos dibujaban círculos sobre él, presionándolo con fuerza y sus embestidas cada vez eran más profundas al igual que mis gemidos, el placer era tan intenso que apenas podía soportarlo, grité y me corrí como nunca antes lo había hecho.
    Lucas sintió las contracciones de mis músculos presionando su miembro, noté como su cuerpo se tensaba clavando sus dedos en mi piel, penetrándome aún más fuerte hasta que un gemido profundo salió de su garganta, mientras su cuerpo convulsionaba.
    Aún teniendo el condón puesto, pude sentir la presión del liquido que salía de su polla al mismo tiempo que él se dejaba caer sobre mi espalda.
    El orgasmo fue tan enérgico que hizo vibrar nuestros cuerpos con varias sacudidas, nunca había experimentado algo así, al menos no de manera tan intensa y durante tanto tiempo.
    Apoyé mi cabeza en la cama, Lucas aún seguía dentro de mí y permanecimos así durante un tiempo hasta que nuestros músculos se relajaron.
    Se tumbó sobre la cama atrayéndome hacia él, y besándome en la boca.

    -Pelirroja, eres increíble.
    -Seguro que eso se lo dices a todas las tías que te follas.
    -Me he follado a unas cuantas, pero no tantas como tu crees, y ninguna con la que haya disfrutado tanto como contigo.

    Nos despedimos media hora después con un beso y cuando estaba a punto de entrar en el ascensor añadió:

    -Ha sido un placer, Jimena.

    Guiñó un ojo y cerró la puerta tras él.
    Salí de su casa sintiéndome plena, Lucas había superado con creces todas mis expectativas y de alguna manera me hizo recuperar la fe en cuanto al sexo se refería, por fin había encontrado a alguien con quien pude disfrutar de manera simple y sin complicaciones.
    No necesitaba pedírselo, ni explicárselo, con Lucas todo era sencillo porque entendía que el placer era cosa de dos, que no solo se trataba de él.
    Deseé que aquella no fuera la última vez y tuve suerte, esa misma noche Lucas me llamó con una nueva propuesta que no pude rechazar.

    -Hola pelirroja ¿qué haces?
    -Nada interesante, estaba tumbada en el sofá descansando, he tenido una tarde movidita.
    -Espero que al menos hayas disfrutado.
    -Mucho.
    -He pensado en llamarte por si alguna vez te apetece repetirlo.
    -¿Te has quedado con ganas de más?
    -Por supuesto que sí, aún nos queda mucho por hacer. Mientras te lo piensas podemos seguir hablando, puedo contarte lo que he hecho esta tarde, eso quizá te ayude a decidirte y te anima a volver a mi casa.
    -¿Y qué esperas que haga yo mientras me lo cuentas?
    -Tú… bueno, tú puedes hacer lo que sea que hagas cuando te llamo, pero ya que no puedo verlo, esta vez no te reprimas, a mi también me gusta escuchar tu voz.

    Todo valle será rellenado, todo monte y colina será nivelado.
    Los caminos torcidos serán enderezados y los caminos ásperos allanados.
    Y toda carne verá la salvación de Dios.

    Lucas 3: 5-6

    Nunca he sido muy creyente, pero después de nuestro primer encuentro, empecé a pensar que algunas personas existen para dar vida a los fragmentos del Evangelio, solo que éstos, se pueden interpretar de maneras muy diferentes ?

    Moetsi relatos

    Instagram: https://www.instagram.com/moetsirelatos/
    Facebook: https://www.facebook.com/moetsirelatos/


    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #221814

    ¡Espero vuestros comentarios!
    Las que me leeis desde hace tiempo, sabreis que este relato es un poco diferente a lo que escribo habitualmente y me interesa mucho conocer vuestra opinión ;)

    Responder
    pat
    Invitado
    pat on #221842

    Me ha gustado! Muy intenso eh? Enhorabuena de nuevo.

    Responder
    M. ángeles
    Invitado
    M. ángeles on #221843

    ohhhhh!!!!! esto promete y muuucchhhooo!!!!!!!

    Responder
    Sther
    Invitado
    Sther on #221854

    Wooow!! Esto no es a lo que nos tienes acostumbradas. Pero creo que después de marcos y lucia, Lucas ya tiene admiradoras esperando los capítulos semanales. Me encanta, que poder de enganche tienes ??

    Responder
    Científica empedernida
    Invitado
    Científica empedernida on #221871

    Moetsi, me gusta! Diferente a lo que nos tienes acostumbradas pero muy bueno! Es algo esporadico o es tercera historia?

    Responder
    Mery
    Invitado
    Mery on #221874

    Brutal!!! Enhorabuena, deseando leer más ??

    Responder
    Mery
    Invitado
    Mery on #221898

    Maaaadre mía, Moetsi. Empezamos fuertecito con esta historia jajajaja calentita me tienes ahora… con este calor que hace hoy. Doyte el visto bueno ?

    Responder
    Pilar
    Invitado
    Pilar on #221902

    Enhorabuena Moetsi! Me ha encantado!!! Con ganas de leer mas!

    Responder
    Moetsi
    Participante
    Moetsi on #221916

    STHER Está mal que lo diga, pero la primera admiradora de Lucas, soy yo jajaja
    Aunque tengo que aclarar que NO habrá capítulos semanales
    CIENTÍFICA EMPEDERNIDA En principio iba a ser algo puntual, pero no descarto escribir un par de encuentros más, me están insistiendo mucho jiji
    Lo que no voy a hacer es convertir este relato en una novela, no hay historia detrás de los personajes y no daría para tanto.
    Además (las que me leeis habitualmente ya lo sabeis jeje) este no es mi estilo, y no me veo capaz de escribir un relato largo en éste género.
    Eso si, me guardaré a los personajes, puede que Lucas o la pelirroja, aunque sea por separado, se conviertan en el futuro en protagonistas de una nueva historia ;)
    MERY Duerme con la ventana abierta ésta noche :P
    Gracias a todas por comentar! Os espero en el final de Marcos y Lucía ;)

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 10 entradas - de la 1 a la 10 (de un total de 17)
Respuesta a: Lucas 3:5-6
Tu información: