Se me revuelve el estómago solo de leerte.
Voy a cumplir 30 años dentro de poco y de los 19 a los 26 estuve atrapada en una relación tóxica.
Tan tóxica que dejé todo aquello que me gustaba porque a él no. Tan tóxica que me insultaba, me gritaba, me culpaba de todo, se avergonzaba de mí, me manipulaba y chantajeaba. Llegó a levantarme la mano y yo, a pensar que me lo merecía. Que era una mierda. Se enfadaba conmigo cuando no quería tener sexo con él y dejaba de hablarme durante días. O me forzaba a ello, muchas veces mientras yo lloraba. Me hizo sentir que no valía nada.
Me dejó millones de veces. Me arruinó todos los viajes que hicimos juntos. Me hizo humillarme y arrastrarme por él durante casi 7 años. Pero, ¿sabes que le decía a mis amigos cuando me decían que le dejara? Que mientras lo bueno me compensara lo malo… pero no había nada bueno. NADA.
Hace 4 años que le dejé, que por fin tuve valor de alejarme de él y, tras ello, sufrí un acoso por su parte tan bestia que me tuve que mudar de ciudad. Pero yo seguía diciendo que era un buen chico, e incluso, me planteé volver con él y no lo hice por no decepcionar a mis amigos.
Toda la vida me había llenado la boca del carácter tan fuerte que tengo. Yo, mujer empoderada. Yo, mujer fuerte. Yo, mujer rebelde. Yo, mujer maltratada. Sí, maltratada. Pero de eso, me he dado cuenta con el tiempo. Igual que me he dado cuenta de que abusó sexualmente de mí muchas veces. Y créeme, no es fácil ponerle nombre a estas cosas. Todavía me causa ansiedad.
Sin ir más lejos, hace poco, en la TV vi un programa de Tele5 que se llama ‘Amores que duelen’ y me sentí tan identificada con la chica que salió contando su historia que acabé llorando como una Magdalena y diciéndole a mi actual pareja que no podía creerme que hubiera pasado por todo eso sin darme cuenta de lo que me estaba haciendo ese desgraciado.
Sal de ahí. Hazlo ahora que puedes. Aléjate de él. Bloquéalo de todas partes. Hazte ese favor. No cometas el error que hemos cometido tantas mujeres y QUIÉRETE!