Marcos y Lucía: capítulo 5

Inicio Foros Querido Diario Relatos Marcos y Lucía: capítulo 5

  • Autor
    Entradas
  • Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #165351

    Marcos acarició mi mejilla dedicándome una sonrisa.
    Cuando pude reaccionar unos segundos después, de pronto me puse algo nerviosa, sonreí sin saber muy bien qué hacer ni qué decir y me aparté de él bajando la mirada un tanto avergonzada.

    -¿Puedes esperar un segundo? Necesito ir al baño- hablé al mismo tiempo que salía de la cocina y le dejé solo.

    Estuve allí encerrada varios minutos, me temblaba el cuerpo entero, tenía que tranquilizarme un poco.

    -¿Estás bien?- preguntó dando unos golpecitos desde el otro lado de la puerta.
    -Si- salí del baño- estoy bien, solo necesitaba un momento.
    -No quiero que te sientas incómoda por lo que acaba de pasar, si te ha molestado yo…
    -No- le interrumpí- no es eso, es solo que… haces que me ponga nerviosa y no he sabido cómo reaccionar- dije sonrojándome por millonésima vez ante él.

    Regresamos al salón, Marcos cogió de nuevo su copa de vino y se quedó de pie, yo me acomodé en el sofá intentando ocultarme entre los cojines.
    Sonrió mirándome con ternura, como quien mira a un cachorrito abandonado en una caja.

    -Esta es una de las cosas que más me gustan de ti.
    -¿El qué? ¿Qué me comporte como una adolescente? -dije.
    -No, la cara que pones cuando algo te da vergüenza, te sonrojas, ladeas la cabeza y encoges los hombros, como si te disculparas por ello.
    -A lo mejor debería hacerlo, quizá esperabas algo… mejor.

    Dejó la copa en la mesa y se sentó a mi lado, girando el cuerpo para poder mirarme de frente.

    -No esperaba nada de esta noche, solo pasar un rato juntos, nunca he dado nada por hecho contigo Lucía, sé que necesitas tu tiempo y pretendo respetar eso.

    Yo seguía hecha un ovillo, sujetando un almohadón enorme entre los brazos que me tapaba un poco la cara.

    -Lo que ha pasado no era algo que tuviese planeado, no sé si ha sido por la música o porque estábamos demasiado cerca pero no he podido resistirme. Aunque tampoco me arrepiento, hace mucho tiempo que quería besarte y no sé qué pensarás tú, pero yo creo que ha sido increíble.

    -Yo también lo creo- respondí en un susurro.

    Marcos me quitó el cojín de las manos y se acercó.

    -Ven aquí- dijo pasando un brazo por encima de mis hombros.

    Me incliné ligeramente apoyándome contra su cuerpo. Respiré hondo y sentí como poco a poco los músculos de mi cuerpo se relajaban, ya no estaba tan tensa y los nervios habían desaparecido, algo que me resultó extraño, teniendo en cuenta que Marcos acababa de decirme que deseaba besarme desde hacía tiempo.
    ¡A mí! ¡Alguien como él!
    No me lo podía creer, si él supiera que yo había soñado con ese momento cientos de veces…
    Me perdí en aquella conversación que estaba teniendo conmigo misma, cerré los ojos y recordé su sonrisa atrevida justo antes de besarme, sus manos sujetando mis caderas en aquel balanceo y esa sensación indescriptible que tenía con cada roce de sus labios…

    -¿En qué piensas?- dijo Marcos de pronto.

    Quise matarle por haber interrumpido aquel momento, quise decirle que pensaba en él, quise besarle de nuevo para hacerle callar, pero no lo hice.
    No hice nada, nunca hacía nada porque me faltaba valor para tomar la iniciativa, me faltaba valor para reconocer abiertamente ante él lo mucho que me gustaba y lo mucho que deseaba que aquel beso se repitiera una y mil veces.

    -Pienso en helado ¿te apetece un poco? Es de chocolate y frambuesa.
    -Solo si prometes volver a sentarte aquí conmigo.

    Asentí y me incorporé para ir a la cocina.
    Serví un par de bolas de helado en un bol, cogí dos cucharas y regresé al salón.
    No se había movido, su brazo seguía apoyado en el respaldo del sofá, invitándome de nuevo a recuperar mi sitio, me coloqué en la misma posición y Marcos sonrió satisfecho.

    -Antes me recordaste algo que quiero saber. Hace tiempo me dijiste que tenía una cara para cada momento y que algún día me hablarías de eso, pero no lo hiciste.
    -¿Quieres que te lo cuente ahora?- preguntó.
    -Si, tengo curiosidad.
    -Está bien, voy a contarte las cosas que sé sobre ti solo con mirarte.

    Cambié la postura para poder colocarme frente a él, me giré, subí las piernas al sofá cruzando una sobre la otra y coloqué un cojín en medio, quería verle la cara mientras me contaba todas aquellas cosas que él creía saber.

    -Si algo te divierte tu sonrisa es mucho más amplia de lo habitual, arrugas la nariz y se te marcan unos hoyuelos en la comisura de los labios. Cuando estás triste bajas la mirada y cierras a menudo los ojos, como intentando hacer desaparecer lo que sea que estén pensando en ese momento. Un día que llegaste al bar enfadada porque habías discutido con tu jefe fruncías mucho el ceño y no parabas de mover las piernas, como si quisieras saltar de la silla en las que estabas sentada.
    -Eso no era enfado, era frustración- dije.
    -Puede que tengas razón, a veces me cuesta interpretar lo que piensas, no me cuentas mucho así que tengo que adivinarlo.

    Dirigí la mirada al techo, exhalando y negando con la cabeza.

    -¡Eso! Eso que acabas de hacer es otra de las cosas que más me divierte. Lo haces porque te molesta que te diga algo sabiendo que tengo razón pero te niegas a reconocerlo.

    Marcos reía sin parar, me tapé la cara con el cojín riendo también y le pedí que continuase.

    -Cuando estás nerviosa te cuesta mirarme a los ojos, tiemblas y algunas veces enredas un mechón de pelo entre los dedos, supongo que será alguna técnica antiestrés. Si algo te sorprende abres mucho los ojos y casi no pestañeas y cuando tienes curiosidad ladeas la cabeza y entrecierras los ojos, que es exactamente lo que has hecho antes cuando me has preguntado.

    Definitivamente en ese momento estaba sorprendida, más de lo que nunca había estado en mi vida.

    -No sé si me gusta o me asusta que me conozcas tanto- dije.
    -Hay muchas cosas que no me cuentas, pero yo las sé porque te veo Lucía. Aunque solo interpreto tus gestos, no lo sé todo sobre ti, no sé cómo piensas y no sé muy bien por qué hay cosas que no me dices, pero ya te advertí que no me rendiría. Sé que llegará el día en que seas capaz de hablarme como yo lo hago contigo, solo debo tener paciencia.

    Bajé un poco la mirada, me sentí mal porque sabía que estaba siendo injusta, Marcos me aportaba mucho más a mí que yo a él, me costaba entender por qué seguía insistiendo conmigo.

    -Ey, no te estoy reprochando nada, solo quiero que sepas que sigo aquí, sigo queriendo conocerte más, y que confío en ti. Eso es lo único que quería decir, así que hazme un favor y sonríe para que pueda saber que me has entendido bien.

    Asentí sonriendo.

    -De todas tus caras, esa es la que más me gusta.

    El móvil de Marcos sonó, había recibido un mensaje.
    Después de leerlo escribió algo rápido y dejo el teléfono en la mesa.

    -Era Alberto, ha salido con Belén y unos amigos, están en un bar del centro y dice que me pase por allí a tomar algo.
    -Puedes irte si quieres.
    -Le he dicho que estoy ocupado. Esta noche era para pasarla contigo, a no ser que tú quieras que me vaya…
    -No, no quiero.
    -Entonces los dos estamos de acuerdo, porque yo tampoco quiero irme.

    Aún seguía sonando aquel CD que Marcos había elegido, decidí cambiar la música y puse otro con canciones de los años 90.

    -Hemos viajado al pasado ¿cuántos años tienes, 15?- dijo riendo.
    – ¡Oye! yo crecí con estas canciones, son la banda sonora de mi vida, me gusta escucharlas de vez en cuando.

    Me senté de nuevo en el sofá y le pasé la caja del CD.

    -Además, tú no eres mucho más mayor, seguro que reconoces la mayoría y las has cantado tanto como yo.
    -No sé si tanto, yo no era muy fan de los Backstreet Boys– dijo con burla.
    -No, definitivamente tu serías más de las Spice Girl.

    Estuvimos entretenidos comentando durante un buen rato algunas de las canciones y hablando sobre los conciertos a los que habíamos ido.
    Recordé un verano estando de vacaciones en Santander, había una firma de discos de Operación Triunfo cerca del camping en el que estábamos, mis padres me llevaron a ver a David Bustamante y después de más de 2 horas haciendo cola a pleno sol me puse mala y tuvimos que marcharnos sin verle.
    Marcos no podía contener la risa y no paró de hacer bromas sobre mis gustos musicales.
    Eso era lo que más disfrutaba del tiempo que pasábamos juntos, hablar, compartir historias y verle reir.

    -Hay una cosa de la que quiero hablarte- dijo mientras yo me levanté a rellenar las copas de vino- llevo un tiempo dándole vueltas a algo y no sé qué hacer.

    Marcos me contó que después de los años que llevaba en el ejército se estaba planteando la opción de dejarlo y preparar unas oposiciones para policía. Aún le quedaban unos meses de margen para tomar una decisión firme, pero tal y como me lo contaba, estaba segura de que aquello era lo que realmente quería.

    -Lo he hablado con mis padres, y ellos nunca han querido condicionarme, confían en que sabré elegir lo mejor para mí, pero esta vez me está costando un poco más. ¿Qué crees tú?
    -Marcos yo no sé qué haría en tu lugar, y además no quiero condicionarte, creo que nadie debería hacerlo. Es decisión tuya. Quizás te ayudaría hacer una lista de pros y contras.
    -Cambiar de trabajo supondría un cambio grande en mi vida, y me gusta la vida que tengo ahora. Pero sé que si me quedo en el ejército no podré aspirar a mucho más en el futuro, y aunque entré allí por vocación, necesito creer que hay algo más.
    -Yo creo que tienes bastante claro lo que quieres hacer.
    -Si, supongo que solo necesito decirlo en voz alta.

    Estuvimos hablando hasta casi las 3 de la madrugada, era bastante tarde ya y al día siguiente Marcos madrugaba, pasaría el domingo en la parcela con su familia.
    Le acompañé hasta la puerta.

    -Gracias por esta noche, me ha costado 3 meses convencerte para que cenaras conmigo, espero que haya merecido la pena.
    -Mucho, ha sido genial, gracias por la cena ¡y por el vino!

    Marcos se acercó a mí y me abrazó de una forma tan cálida, rodeándome con los dos brazos y apretándome fuerte contra él, como si le costara separarse de mí.

    -No quiero tentar a la suerte dos veces, así que voy a aguantarme las ganas que tengo y no voy a besarte de nuevo esta noche, aunque tampoco puedo prometerte que no volveré a hacerlo nunca. Buenas noches Lucía.

    Me besó en la mejilla, como siempre hacía y se marchó dedicándome una de esas sonrisas que Marcos sabía utilizar para decir muchas cosas en uno solo gesto sin necesidad de pronunciar ni una sola palabra más.
    Cuando cerré la puerta me di cuenta de que ni siquiera me había despedido de él.
    Salí corriendo hacia la ventana, cogí el móvil y le envié un mensaje mientras le veía sacar las llaves del coche.

    “Buenas noches Marcos”

    Nada más leerlo miró hacia la ventana y sonriendo de nuevo, guiñó un ojo y levantó la mano con un gesto de despedida.
    Le devolví el gesto y me aparté de la ventana, no quería quedarme allí pegada al cristal con un hilillo de baba cayendo por la comisura de los labios y mirándole con cara de idiota.
    Él no necesitaba ver esa parte de mí, esa en la que me temblaban hasta las pestañas cada vez que lo tenía delante.
    Me reí imaginando la situación mientras recogía las copas y el bol de helado que habíamos dejado en la mesa.
    Marcos parecía seguir allí, aún podía notar su presencia, el perfume impregnado en los cojines del sofá, la marca de sus labios en la copa de vino… y su beso, que había dejado la huella más grande de todas traspasando hasta mi piel, como la tinta permanente de un tatuaje que se quedaría grabado para siempre.
    No había sido mi primer beso, pero había despertado en mí sensaciones que nunca había experimentado ni sería capaz de experimentar con nadie más que no fuera Marcos, de eso estaba segura.
    Me acosté pensando en todas las cosas que habían pasado esa noche, todos los momentos que habíamos compartido, las cosas que Marcos había dicho, y las que no había dicho yo también y si algo tuve claro es que tenía que decidirme de una vez.
    No podía seguir alargando la situación eternamente, pero para poder ser honesta con Marcos, tenía que serlo conmigo primero.
    Recordé algo que le dije sobre hacer una lista de pros y contras. Yo también la necesitaba, aunque por razones diferentes.
    El domingo había prometido llamar a las chicas para contarles cómo había ido la cena.
    Les envié un mensaje para que pasaran por casa a tomar un café, sería más rápido contarlo de una vez que tener que llamarlas y repetir tres veces la misma historia.
    Fue un café muy largo, les gustaba demasiado preguntar por todos y cada uno de los detalles, suerte que cuando se trataba de Marcos, yo era capaz de recordar todas y cada una de sus palabras, como si las estudiase de memoria a medida que las pronunciaba.

    -Creo que ese chico te gusta mucho más de lo que estás dispuesta a reconocer, y por su parte no te lo puede haber dejado más claro Lucía, vas a tener que decidirte, y esta vez de verdad, porque ahora ya no solo se trata de ti y de lo que tu sientes- dijo Elena.
    -Lo sé, anoche cuando se fue lo tuve claro. Tengo que tomar una decisión y creo que sé cómo hacerlo.

    Esa misma tarde, cuando las chicas se fueron, empecé a crear mi lista.
    Recordé uno de los regalos que Estela me había hecho el año anterior por mi cumpleaños, era una pequeña libreta de bolsillo, con la portada en fucsia y repleta de frases positivas.
    Siempre la molestaba contándole tonterías sobre frases que había leído, palabras extrañas que encontraba en algunos libros, estrofas de canciones que me recordaban a algo o a alguien…
    Así que me regaló un montón de bolígrafos de colores y esa libreta para que pudiese anotarlas todas.
    Aún tenía todas las páginas en blanco, la había guardado porque me daba pena estrenarla pero creí que aquella sería una buena ocasión.
    No sabía cuánto tiempo me iba a llevar aquello, quizás esa misma tarde encontraría una respuesta, o podría tardar semanas.
    No tenía prisa, me tomaría el tiempo que fuese necesario porque estaba convencida de que todo lo que escribiese en esa libreta me ayudaría a tomar la decisión correcta.
    Empecé por lo más fácil, su apariencia física.
    Hasta ahora no había encontrado ni una sola cosa que pudiese anotar como negativa.
    Aparentemente eran cosas secundarias, tenía que reconocer el hecho de que Marcos me resultaba atractivo y ese era un punto a su favor, pero no tendría un gran peso en mi decisión final, aunque había detalles como sus ojos y su sonrisa que para mí si eran importantes, no por su apariencia si no por lo que transmitían, por lo que me hacían sentir.
    Casi todo lo que escribí después estaba relacionado con eso, con las cosas que sentía cuando estaba con él, las reacciones físicas y las emocionales.
    Llevaría la libreta conmigo a todas partes, así cada vez que recordase algo podría anotarlo al momento.
    Durante la semana siguiente coincidí con Marcos un par de mediodías, además de la tarde que seguíamos manteniendo para nuestros encuentros de lectura.
    Hacía un par de semanas que habíamos empezado la tercera parte de la saga, El prisionero del cielo.
    Seguía fascinada con aquella historia, volvíamos a reencontrarnos con Daniel Sempere, con la librería y con las calles de esa Barcelona antigua que a los dos nos hubiese gustado recorrer.
    Durante nuestros encuentros, nadie habló sobre las cosas que había pasado en aquella cena.
    Mi relación con Marcos seguía igual, los dos manteníamos el pacto y el compromiso de seguir conociéndonos, de ser amigos, hasta ahora nos había funcionado bien y así es como quería continuar.
    Él me conocía, al menos en cierta medida había llegado a entenderme, a pesar de que yo no se lo ponía nada fácil.
    Ese era otro punto a su favor, algo importante para anotar en mi libreta.
    El sábado por la noche, como era habitual, me reuní con mis amigas en casa, y aunque podíamos hablar de muchas cosas, últimamente Marcos casi siempre era el protagonista de todas nuestras conversaciones.
    Después de ponerlas al día sobre nuestros encuentros durante la semana, Marta me preguntó si ya había tomado alguna decisión.
    Aunque era algo muy íntimo, podía confiar en ellas así que les expliqué mi idea de la libreta y les hablé sobre las cosas que había escrito.
    Elena me miró como si estuviese loca.

    – Esta historia de la libreta me parece una tontería, y no creo que vaya a servirte para nada. No lo entiendo, de verdad que lo intento, pero es que no logro entender por qué lo complicas todo tanto. Sabes que te quiero, pero es que hay algo que se me escapa y me cuesta encontrarle sentido a lo que estás haciendo.
    -Marcos me gusta, mucho. Hasta ahí todo es simple, he conocido a un chico por el que siento algo especial desde el primer momento. Pero siempre he pensado que se quedaría en eso, nunca esperé que Marcos sintiera algo parecido.
    ¿Cómo podría fijarse en mí? ¿Qué tengo yo de interesante? Ya sé que soy maravillosa, que tengo muchas cosas buenas y todo lo que siempre me decís para animarme, pero esto no se arregla de un día para otro. Es como cuando alguien está triste y le dices “pues anímate”
    ¡No es algo inmediato! No sucede así, solo por decirlo. Algunas cosas necesitan un proceso, y yo aún tengo muchas inseguridades, no es solo una cuestión de complejos físicos, es que tampoco siento que esté a la altura de alguien como él. Para poder permitir que otros me quieran, necesito quererme yo primero y la verdad, por triste que parezca, es que aún no he conseguido hacerlo.
    Ha pasado poco tiempo, hay quien no necesita más, pero yo sí Elena, para mí 6 meses no es tanto. Puede que Marcos haya sido muy claro con lo que siente, pero todo eso tan rápido como viene, se puede ir. Nos gustamos, pero también conectamos en otros aspectos, nos entendemos, nos divertimos, hablamos, somos cómplices… somos amigos.
    Como tú y yo, como Marta y Susana, y eso también es importante para mí, valoro mucho su amistad.
    Si me dejo llevar solo por la parte sentimental y un día ese sentimiento desaparece, desaparecerá todo lo demás y no sé si estoy dispuesta a arriesgarme tanto, no quiero perder lo que tengo con él ahora. Necesito saber si es algo que perdura en el tiempo.
    No quiero construir castillos en el aire, ya lo he hecho antes y no salió bien. Eso me destrozó, y vosotras sabeis mejor que nadie que me ha costado años recuperarme, me entregué por completo a una relación basada en sueños que nunca llegaron a cumplirse.
    No quiero que con Marcos me pase lo mismo, ya sé que no tiene porqué ser así, pero esta vez necesito estar segura, necesito verlo claro y esa libreta puede parecer una estupidez, pero esta vez no son fantasías, ideas o sueños, todo lo que escribo ahí es real, es todo lo que tengo con Marcos, las cosas con las que puedo contar y las cosas que nunca tendré, y eso me ayuda a poner las ideas en orden. El día que tome una decisión, lo haré creyendo firmemente que es la correcta y si Marcos de verdad me quiere en su vida, sabrá esperar.

    Hubo un silencio largo, había soltado aquel discurso sin pausas, sin pararme a pensar mucho en lo que estaba diciendo y me sentí aliviada, necesitaba soltar todas esas cosas que tenía dando vueltas por mi cabeza desde hacía tiempo y que ni yo misma entendía bien, pero cuando terminé de hablar, le encontré cierto sentido a todo lo que me estaba pasando con Marcos.
    Susana y Marta intercambiaban miradas sin decir nada, y Elena que siempre había sido la más directa, la que no tenía pelos en la lengua, esta vez balbuceaba sin saber muy bien cómo expresarse.

    -Luci yo… no sé qué decir… lo siento… no sabía…- suspiró un par de veces intentando encontrar las palabras adecuadas- Lo que intento decir es que hagas lo que creas mejor para ti, utiliza esa libreta si eso te ayuda, de hecho creo que deberías escribir también todo lo que acabas de decirme y si un día te sientes capaz, si encuentras el momento, el valor o lo que sea que te haga falta, deja que Marcos lo lea. Si yo, que soy tan bruta, he sido capaz de entenderte, sé que él lo hará aún mejor.

    Quizás tenía razón, en la última conversación con Marcos no había sido todo lo clara que debía.
    Sincerarme con él no implicaba tener que tomar una decisión de inmediato.
    Si consideraba a Marcos un amigo como Elena, tenía que ser capaz de hablar con él de la misma manera en que lo había hecho con ella.
    Cogí el móvil y le envié un mensaje:

    “¿Puedes venir mañana a mi casa? Necesito decirte algo”

    Playlist Spotify Marcos y Lucía

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #165353

    ¡Espero vuestros comentarios!

    Si quereis seguirme en redes sociales:
    Instagram: https://www.instagram.com/moetsirelatos/
    Facebook: https://www.facebook.com/moetsirelatos/

    Responder
    LaChilena
    Invitado
    LaChilena on #165357

    Solo espero que llegue rápido el próximo Jueves!

    #YoQuieroUnMarcosEnMiVida

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #165441

    Ayyyyy ésto cada vez se está poniendo más y más interesante!!!!

    Responder
    Científica empedernida
    Invitado
    Científica empedernida on #165725

    Los jueves van a ser los días de la publicación de los nuevos capítulos??? este me ha gustado bastante, espero que Lucí consiga superar sus barreras porque esta historia está cogiendo muy buen rumbo!! Gracias Moetsi por emocionarme!

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #165789

    Gracias a las que seguís dejando vuestros comentarios por aquí, se agradecen!!!
    No hay día de publicación exacto, pero si que es cierto que he publicado ya varios jueves, supongo que podría dejarlo como día fijo.
    Lucía hará cambios en su vida ¡claro que sí!
    Una chica me comentó que éste capitulo se le hizo un poco pesado porque se centraba demasiado en sus inseguridades, pero creo que era necesario insistir en ello para que podais apreciar esos cambios cuando sucedan.
    No será algo inmediato, aprender a quererse es un proceso lento (aprovecho a recordar que solo llevamos 5 capítulos, queda mucho por contar) aunque empezareis a notar algunos cambios muy pronto ;)

    Responder
WeLoversize no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta web por colaboradores y usuarios del foro.
Las imágenes utilizadas para ilustrar los temas del foro pertenecen a un banco de fotos de pago y en ningún caso corresponden a los protagonistas de las historias.

Viendo 6 entradas - de la 1 a la 6 (de un total de 6)
Respuesta a: Marcos y Lucía: capítulo 5
Tu información: