Loversizers, tengo un problema familiar que me lleva por la calle de la amargura y, aunque se lo he contado a la psicóloga y a varios amigos, necesito ponerlo por escrito y desahogarme también por aquí.
Resulta que he recientemente he decidido irme a vivir sola. Tengo 25 años (casi 26) y siempre he vivido con mis padres, que son algo mayores (69 y 59 años). Soy hija única, pero lo cierto es que siempre me han dado bastante libertad a la hora de entrar y salir, viajar, etc. Incluso me fui un año a estudiar a otra ciudad (cerca de la mía).
Sin embargo, llevo bastante tiempo pensando que mi relación con mis padres está bastante deteriorada. Les quiero muchísimo, sí, y haría cualquier cosa con ellos, pero su modo de vivir (un matrimonio basado en el cariño y el apego, sin amor, con riñas constantes) y la relación tan difícil que tienen entre ellos me está pasando factura emocionalmente. En los últimos tiempos (desde Navidad más o menos) las cosas han ido a peor y después de varios días hecha polvo y un par de crisis de ansiedad en urgencias, decidí buscar mi propio espacio. De pronto sentí que había llegado el momento de cortar el cordón umbilical y la dependencia tan grande que tienen de mí (su mentalidad es que los hijos tienen que cuidar a los padres siempre y convivir con ellos hasta el final como ellos mismos hicieron con mis abuelos). Yo no puedo vivir así, los adoro, pero me ahogo en esta casa (y mirad que es grande).
El caso es que cuando les dije que me iba a otro sitio, se lo tomaron bastante mal. Llevan varios días sin hablarme (solo para lo imprescindible), pero eso no es lo peor. Lo peor fue cuando empezaron con el chantaje emocional. «¿Qué vamos a hacer económicamente cuando te vayas?, ¿Cómo vamos a sobrevivir cuando tu madre se quede en paro en unos meses?». Conviene aclarar que hace dos meses se compraron un televisor de 400 euros y que llevan 15 años pagando la hipoteca de la reforma de nuestra casa, una hipoteca en la que se metieron sin apenas recursos poco antes de la crisis, con mi padre a pocos años de pre-jubilarse y yo sin haber empezado siquiera el instituto. Les dieron opción de vender el terreno y darles un piso y un dinero a cambio, pero conservar este casoplón era más importante para ellos. Al final, yo también me he convertido en deudora de esta hipoteca, no solo en sentido literal (porque he ayudado a pagarla), sino también a nivel emocional. Hemos tenido tantas limitaciones económicas durante todos estos años, que muchas veces me he preguntado si realmente valía la pena tanto sacrificio por conservar una casa grande en el centro de la ciudad.
Es ahora que tengo cierta estabilidad económica (sin tirar cohetes, pero más o menos bien) cuando he empezado a despegar un poco, a viajar, a vivir experiencias que nunca había podido vivir. Desde muy joven he dado clases particulares y me lo he pagado todo: la ropa, el móvil, las salidas, el carnet de conducir, todo. He estudiado la carrera, el máster y ahora la tesis sacando buenas notas, a base de becas (de otro modo habría sido imposible). Y más adelante, cuando he empezado a cotizar oficialmente, he ayudado económicamente a mis padres para pagar la casa, el dentista, la compra semanal, la reparación del coche o lo que haya surgido. Lo que no me parece justo es que me acusen de egoísta por querer volar del nido y hacer mi propia vida, sobre todo cuando ellos a menudo hacen que nuestra convivencia sea muy difícil. Por Dios, si incluso estoy yendo a una psicóloga que me ayude a gestionar todo esto, porque yo sola me veo incapaz y no tengo más vínculos familiares que me puedan ayudar (mis padres no tienen relación con sus hermanos y mis abuelos ya murieron).
Sinceramente, no me considero una egoísta por empezar a emprender mi propio camino sin desvincularme de mis padres. Al menos, lucho constantemente por creer que no lo soy. El piso está a 7 minutos de casa, y creo que he demostrado sobradamente que estoy por y para ellos: me he desvivido por atenderles cuando han estado enfermos, les he llevado al médico, a urgencias, me he interesado siempre por hacerles compañía, por preocuparme por sus cosas… No sé, no soy la hija perfecta ni mucho menos, pero siempre he estado por y para ellos incondicionalmente.
No digo ni mucho menos que sean unos malos padres, sé que siempre han luchado por darme lo mejor, pero llevo ya muchas broncas, reproches y chantajes a mis espaldas. En el momento en que hago algo que a mi madre no le encaja, empieza la guerra. Mi padre simplemente calla y mira para otro lado. Cuando se deciden a hablarme, lo hacen para decirme que yo soy la culpable de todo y que debería tener más consideración con sus propios padres, ¡como si fuera un ogro, vamos! Y, claro, yo mientras tanto, me paso los días llorando, hecha un desastre y preguntándome continuamente «¿qué hago tan mal?», ¿qué puedo hacer para ser la hija que ellos quieren?». Al final les pido perdón aunque sean ellos los que me han ofendido a mí, simplemente por tener algo de «paz» y no discutir más. Paso por el aro continuamente.
Este modus operandi se viene repitiendo desde que yo era muy pequeña y ya no puedo más. No sé si me las apañaré bien por mi cuenta, si tendré que compaginar el trabajo con dar clases de nuevo para tener unos ingresos extra, si tendré que volver a casa con el rabo entre las piernas… Lo único que sé es que no puedo más. Necesito alejarme de esta casa aunque sea temporalmente, aunque les visite muy a menudo. Necesito sentir paz al cruzar el umbral de la puerta y no vivir confinada en mi cuarto para aislarme de todo. Necesito no vivir a expensas de los cambios de humor de mi madre, ni vivir frustrada por la irresponsabilidad emocional de mi padre. Necesito estos cambios y si por ello soy una egoísta, SÍ, SOY UNA EGOÍSTA, pero no puedo seguir así.