Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
A todas nos ha pasado alguna vez que hemos ido al baño con la vejiga a reventar y, tras hacer pis, nos hemos percatado de que no había papel: oh, tragedia. Y no sé vosotras, pero yo en esa situación me he buscado las mañas de mil y una maneras para limpiarme al menos lo suficiente como para no manchar mi ropa: me he limpiado con compresas y salvaslips, con trozos de folletos publicitarios perdidos en mi bolso, en una ocasión de extrema necesidad sacrifiqué la gamuza de limpiar la pantalla del móvil con tal de no mojarme los pantalones.
Ahora, si algo me convirtió en la obsesa de los paquetes de pañuelos que soy a día de hoy, fue la vez en que usé para limpiarme el paquete de toallitas húmedas que me habían regalado en un restaurante…sin darme cuenta de que eran con aroma a limón. Fue ahí cuando puse a Dios por testigo de que nunca más volvería a pasar por tan tremendo escozor y me prometí a mí misma asegurarme de llevar siempre un paquete de pañuelos a mano.
Y es que no es ya sólo el asco que me da notar ahí acumuladas las últimas gotitas, la humedad y la sensación de suciedad, es que soy consciente de los problemas de salud que puede acarrear no mantener la higiene de una zona tan delicada. Por eso casi me caí de culo el día que acompañé al baño a mi amiga Sara y vi que se subía directamente las bragas tras hacer pis. Le ofrecí un pañuelo, por supuesto, y, ¿sabéis lo que me dijo? ‘’No te preocupes, tía, si llevo salvaslip?’’ ¿¿PEEEEEERDONAAA?? ¿¿Que no te limpias porque llevas salvaslip?? Insistí en que cogiera el dichoso pañuelo, pero no le dio la gana. Pensé que igual estaba con la regla y que entre eso y que iba un poco borracha igual yo qué sé, no le molestaba un poco más de humedad, aunque debo reconocer que me tiré toda la noche con la mosca detrás de la oreja porque no sé vosotras, pero yo cuando estoy con la regla tengo una necesidad aún mayor de limpiarme.
Con el paso de los días se me fue olvidando, hasta que poco tiempo después y yendo ambas perfectamente sobrias la historia se repitió: fuimos al baño, terminó de hacer pis, se subió las bragas y los pantalones y no se limpió. Volví a ofrecerle un pañuelo y volvió a rechazarlo con el pretexto de que llevaba salvaslip. Ya no pude evitarlo y le pregunté que si es que llevaba salvaslip siempre: ‘’claro que lo llevo siempre, así no se me manchan las bragas de flujo. Además uso como mucho dos al día y eso que me ahorro en pañuelos’’. Mira, igual esto que voy a decir es frívolo, pero en ese momento lo primero que pensé es que menos mal que mi amiga está soltera y no tiene nadie que tenga que bajarse al pilón, madre mía el asco que me dio. Total, regresamos a la mesa en la que estábamos tomando algo con otras dos amigas y encima va la tía y suelta toda cargada de razones que quiere aprovechar la conversación que estamos teniendo ella y yo para recomendarnos a todas que empecemos a utilizar salvaslip a diario, que es un ahorro y que viene genial para no manchar las bragas. ‘’Pero en plan cuando estamos con la regla, ¿no?’’, preguntó una de ellas. ‘’No, tía, a diario, por el tema del flujo vaginal’’, contestó ella.
Tratamos de explicarle por activa y por pasiva que no pasa nada porque las bragas se manchen un poco de flujo, que los salvaslips están muy bien durante la menstruación pero que no es bueno usarlos a diario porque no dejan que la piel transpire correctamente y sobre todo, que no limpiarse después de evacuar puede generar infecciones y enfermedades, pero ella seguía erre que erre en que estábamos exagerando y en que es mucho más asqueroso según ella mancharse las bragas de flujo.
Así que la dimos por imposible, ya es mayorcita para hacer con su chichi lo que quiera. Sé que va a sonar fatal, pero ya caerá de la burra o cuando no pueda ni andar del escozor o cuando el ligue de turno se desmaye al bajar al pilón.