Hola bonicas (y bonicos),
os escribo para contaros algo que me tiene extraña (no diría que estoy mal, pero tampoco estoy bien). Tengo 28 años y estoy con mi pareja desde hace 5, de los cuales prácticamente 4 llevamos viviendo juntos.
Él tiene 30. Ambos tenemos trabajo y una cierta estabilidad económica (no nos sobra, pero podemos vivir relajadamente en ese sentido). Nuestra relación es buena, nos llevamos muy bien y nos lo pasamos genial juntos, de hecho, el confinamiento sólo nos ha ayudado a darnos cuenta de lo bien que nos llevamos.
No es que estemos siempre de acuerdo, ni mucho menos, pero los años nos han ayudado a conocernos, comprendernos y a aprender a salvar nuestras diferencias.
Disculpad si me extiendo, os quería poner en contexto.
La cuestión es que yo soy una persona más «tradicional» que él (no sé si es la palabra). Mis padres se conocieron con 14 y llevan casados desde los 21, en una relación muy sana.
Él, sin embargo, tuvo que vivir experiencias bastante negativas por el divorcio de sus padres, cuando además era adolescente. Y eso, dice, le marcó mucho.
Yo llevaba varios meses pensando en la idea de casarnos, y aunque lo habíamos hablado medio en broma o de pasada varias veces, yo no lo había planteado en serio y él tampoco. Hasta ayer. La cosa es que estas semanas mirábamos temas de la declaración individual o conjunta y nos dimos cuenta que para la segunda había que estar casados.
En ese momento lo descartamos para la declaración de este año, sin embargo a mí me quedó el runrun y por la noche decidí tratar el tema con él abiertamente. Le dije que yo había estado pensando y quería que nos casáramos, que para mí era un tema importante y que, aunque sabía que para él no era tan importante, que qué opinaba sobre hacerlo. Él me contestó que siempre había pensado en no casarse, pero que también había pensado en no tatuarse y ahora llevamos un pequeño punto tatuado en la muñeca, así que vale, que le parece bien casarse cuando pase esto (hemos hablado de antes de septiembre de 2022, aproximadamente).
¿Y cuál es el problema? No lo sé, solo sé que no estoy lo emocionada y feliz que imaginé que estaría, y creo que quizás es porque siento que le he forzado y que si no estaba en su plan de vida casarse, yo no tengo derecho a cambiar sus planes o ideales.
No sé, yo quiero que sea algo con sentido para ambos, y no estoy segura de que sea así.
¿Qué haríais vosotras? ¿Debo sentirme culpable?
Gracias por leerme, de verdad.