Buenas tardes lovers… no sé muy bien por qué escribo aquí. Supongo que necesito contároslo y desahogarme escribiendo en un lugar donde no me lea mi familia, que bastante tienen con lidiar con su propio dolor.
Hace una semana, el domingo 14, comí en casa de mis padres, como siempre. Al despedirme le di un gran abrazo y un beso a cada uno, también como siempre. Qué suerte tuve.
Me acosté inquieta. Estaba agotada. Mi peque de casi tres años se había dormido en mi cama atravesado y mi novio me dijo que me acostara yo en la habitación del niño. Pero hasta la 1 más o menos no pude pegar ojo. Estaba inquieta y agobiada.
A la hora y media me despertó mi novio… «Cariño, sal un momento». Y mi cabeza pensó… «El enano está con fiebre y hay que ir al médico, verás tú».
Pero yo no estaba preparada para lo que venía a continuación:
– Cariño, acaba de llamar tu madre y no sabes cómo lo siento, pero tu padre acaba de fallecer.
– Qué – así, sin expresión ni nada.
No podía ser. Mi padre horas antes estaba perfectamente, se reía conmigo y hacíamos planes para mi boda en octubre en la que, obviamente, iba a ser mi padrino.
Pero sí. Llamé corriendo a mi madre y le había dado un paro cardíaco. No conseguía llorar y, cuando al fin lo logré, no podía parar.
Corrí a casa de mi madre. Lloramos. Entré a ver a mi padre. Estaba tumbado en la cama. Parecía dormido, como siempre. Me abracé a él y le besé en la frente, llenándole de lágrimas antes de que llegara la funeraria a llevarse el cadáver y tuviéramos que afrontar todo lo demás.
A él se le había parado el corazón, y a nosotras se nos paró la vida 💔💔
Gracias por leerme. Sé que hay poco que decir, pero escribir es muy terapéutico