No sé si alguna de vosotras ha pasado por esto, o si alguna vez habéis llegado a sentiros así pero, esto que vengo a contaros es, sin lugar a dudas, algo que me afecta muchísimo.
Y es que mi hijo no me quiere. O al menos no parece quererme. Y aunque he intentado gestionarlo de la mejor forma posible, achacandolo a una simples etapa de maduración, tal como sugiere todo el mundo, no os voy a mentir, duele y me preocupa seriamente a partes iguales.
Tiene casi 2 años y, desde hace meses, noto una clara tendencia a sentirse más seguro con papá. No recuerdo cuando empezó a suceder esto pero durante una temporada fue algo muy notorio. Y es que, incluso cuándo papá le regañaba, era mis brazos los que, de alguna forma, rechazaba ( ojo, no digo que mi idea de crianza sea desautorizar al padre. Digo que ante cualquier berrinche busca refugio, y parece preferir cualquier brazo que no sean los míos).
Primeramente pensé que efectivamente simplemente era una fase. Pero últimamente está actitud se ha ido extendido a otras personas.
Os pongo el ejemplo más notorio y reciente para que entendáis a qué me refiero. Os pongo en contexto.
Desde que nació mi suegra tiende a acaparar muchísimo al niño ( y aclaro que esto no es una apreciación mía, otras personas que también aman, y quieren compartir tiempo con mi hijo, también lo han padecido ), a veces pasando incluso por encima de mi. Hasta hoy no habia sido plenamente consciente pero desde siempre cuando llora intenta quitarmelo, a veces alegando que yo pueda hacer otra cosa «tranquila», cuando yo lo que quiero es estar con mi hijo. Y yo supongo que, como lo ve menos, simplemente lo dejaba pasar. «Por un día…».
Pues bien. Ayer fuimos a pasar la noche en su casa mientras papá se iba a trabajar y, cómo siempre, se ha dado alguna situación en torno a lo que os comentaba. Tipo llevarse al niño para darle algo que yo le había dicho que le daría SOLO después de cenar o pedirme que lo deje dormir con ella.
El problema surge cuando de madrugada bebé se despierta llorando y pasado un tiempo prudencial no se calma. Salgo a ver que le pasa y decido cogerlo para traerlo conmigo. SU MADRE. Pues empieza a gritar cómo un loco porque no quiere venir conmigo y nuevamente, cómo siempre, ella hace amago de no querer darmelo (o de querer que se lo devuelva) porque llora. Finalmente ante la situación, que veo que no me dan espacio, y por el bien de mi niño, que gritaba hasta quedarse sin aire, se lo devuelvo. Veo que esta con molestias, por eso llora. Le doy medicación y nada, me quedo encerrada en el cuarto «descansando» hasta que finalmente ha dejado de llorar en brazos de otra persona.
Tal vez diréis que el problema es mi suegra, que básicamente me desautoriza constantemente, y no me da mi lugar,y, aunque tendréis razón, esto también sucede con otras personas ( personas que generalmente son más consentidoras, por cierto, y que tienden a pasar por alto los límites que yo le pongo a mi hijo, pero no tan descaradamente), solo que no de manera tan exagerada.
No sé, desde luego esta situación me tiene hecha polvo. Yo tube una infancia dura y he trabajado muchísimo para aprender a romper ciclos. Intento darle una educación lo más respetuosa posible, sin caer en excesos de permisividad. Intento informarme. Leer sobre estos temas. Vamos. Me preocuco y me intereso por darle una infancia feliz, y trato ante todo de protegerle incluso de mi misma, y de mis traumas no resueltos.
Y no sé en que estoy fallando, pero me gustaría muchísimo remediarlo.
Si pudierais arrojarme algo de luz os lo agradeceria eternamente. No sé, consejos, experiencias. Incluso si conoceis algun psicologo o asesor de cianza bueno, que pueda ayudarmos.
Realmente me preocupa que pueda sentir en algun momento que mamá no va a protegerlo, que no tenga confianza en mi.
Pdt: decir que el niño cuándo está a solas conmigo se comporta de manera totalmente diferente. Es más, he sido a la unica que le daba besos hasta que le enseñé a darselo a los demás. Se rie a carcajadas cuando jugamos. Repite/aprende todo lo que yo hago. Soy quien suele bañarle haciendo de este un momento muy nuestro. Leemos cuentos. Jugamos. Me abraza. En fin. Un niño completamente normal.
Muchas gracias por leerme.