Hola, chic@s!
Escribo un poco para desahogarme, no para que medéis ánimos o me digáis que «siempre hay un roto para un descosido», supongo que estoy triste como el día.
El anonimato de este foro me anima a contaros mi historia, pues mis amigas están tooooodas casadas y con hijos, soy la «solterona» del grupo y no tengo con quién hablarlo, la verdad. Como pone en el título, tengo 38 años y soy virgen. Sí, soy una mujer de casi 40 que nunca ha tenido relaciones sexuales, ni un magreo, ni un simple beso. Y esto me pone triste, pues desde niña siempre he soñado con formar una familia y, claro, llego a esta edad, se acaban las posibilidades y pienso: ¿por qué a mí?
Y no penséis que no quiero, es que no se me acercan jamás: en las discos siempre ligaban mis amigas (al principio les tiraban la caña a mis amigas rubias y/o de ojos azules, luego a las otras morenas delgadas… Y yo… Los tíos me llamaban «la guardaespaldas» porque iba con ellas y, al parecer, no soy atractiva :_( A esa conclusión también he llegado porque mientras que a mis amigas les proponían citas a ciegas con conocidos/familiares/amigos (alguna ha encontrado al padre de sus hijos así), a mí nunca me ha pasado.
Varias veces me armé de valor a confesar mis sentimientos, pero, como os imaginaréis, me dieron calabazas. A veces más que eso: «nunca saldría con alguien como tú», «no puedo verte como mujer» o mi favorito: «no estoy tan desesperado como para estar con alguien como tú».
Hace unos años probé en apps: me ignoraban cuando daba match; me decían que era interesante, pero no atractiva/sexy e incluso probé sin foto: estuve 3 meses hablando con un chico majísimo, pero al enviarnos fotos… Pues parece que se le «debió estropear» el mail, pues no volvió a escribirme y el servidor me devolvía los correos.
Así que así me he plantado en casi los 40 sin haber experimentado nunca lo que se siente cuando te besan, te acarician o cómo es un orgasmo compartido (el autoplacer sí lo he experimentado).
Sé que la pregunta es estúpida y mas porque no sabéis como soy físicamente, pero ¿qué está tan mal conmigo como para que nadie quiera ni siquiera mirarme?