Hace ya cinco años largos que firme mi divorcio.Seis desde que me senté en un sofa y le dije que las cosas no podian seguir, siete desde que le propuse una nueva oportunidad y que tres meses mas tarde, despues de dos salidas romanticas y una cena en los 100 Montaditos. Lo digo todo con ironia.Fui yo la que harta de estar harta, con dos crios pequeños,un marido que me postergaba ( a los niños en el paquete) a segundo plato finde de semana tras fin de semana, en la que me volaban mariposas cuando cualquier desconocido se interesaba por mi o por como estaba o que sentia. Y un dia dije YA. Y no se lo creyó, y siguio yendo detras de mi a colocar los cacharros en el lavaplatos porque estaban mal fregados. Y siguio colocando los libros un centimetro mas alla en las estanterias, y me decia que mi trabajo era una mierda, o que cualquiera podria hacer lo que yo. Luego, muy educadamente y fuera de casa, me ponia por las nubes y los vecinos me alababan el amor que me tenia.Y tras ocho años de pasarlo mal, y tres de maternidad no compartida me planté-Me llamó de todo y nada bonito. Lo que tenia que haber sido una custodia compartida firmada y un trámite fue una herida que el dijo que yo producia, y cinco, seis años despues se preocupa de ahondar a base de meter los dedos, o las opiniones de su familia que oigo por ahí. O las llamadas cuando no hay nadie presente para que no pueda decir nada. Y la buena cara cuando esta acompañado, y las opiniones cambiantes y la sonrisita ironica si estan mis hijos, en plan padre moderno. Y las faltas de respeto, los pagos que debe y la queja de no tener dinero y de que solo quiero vivir de ello mientras se compra una autocaravana o se pilla un chaqueton de seiscientos.
Nada de eso me pilla de sorpresa. Soy yo la que quiso alejarse de alguien que me hundia cada vez mas en una miseria humana de la que aun lucho por salir. Y cuando creo que lo tengo superado, que estoy mejor que antes, unas llamaditas, unos comentarios a mis hijos, una forma como otra cualquiera de hacerme llegar que soy una mierda, y plas¡ me doy cuenta de que no, que jamás me podré librar de ello, y de que la mala hierba crece una y otra vez, y como las infecciones, aun duele….