UN MERCADILLO LLAMADO TINDER. 

Tras mi corta andadura por Tinder, no puedo evitar compararlo con un mercadillo. Imagino que todas habéis andado alguna vez por un mercadillo, ¿verdad?  Hay algunos puestos muy bonitos, con la ropa bien ordenada, por colores, planchada y muy llamativos a la vista. Y luego están otros puestos que son básicamente mesas con montañas de ropa encima y algún cartel tipo “Todo a 1€”. Pues ese puesto de euro, es el Tinder. 

La mayoría de ropa  vienen con taras: descosidos, manchados, descoloridos, con marcas falseadas, etc. Y si bien es cierto que ropa de andar por casa por 1€ esta genial, para salir a la calle no arregla tanto. 

Sin embargo, supongo que todas conoceréis a La Pelo y si no es así, id corriendo a bichearle su Instragram y su canal de You Tube. La tía es capaz de encontrar lookazos, bañadores e incluso preciosos vestidos de novia por 10 euros en el mercadillo… Bueno, que tenga tipazo también ayuda, pero amigas aquí cada una tiene lo que tiene y en el mercadillo hay para todas.

Y tú te preguntarás cuando veas sus vídeos ¿Cómo es posible que ella encuentre esos chollazos y yo no encuentro nada? Pues fácil. Ella se mete a rebuscar de cabeza en los montones de ropa a 1€, pero a ti te da pereza y te vas al puestecito mono ordenado por colores. 

Pues en Tinder, amigas, sucede lo mismo. Hay cosas buenas, claro está, sino no estarías tú allí. Pero para encontrarlas hay que ponerse las gafas de bucear, dejar atrás la vergüenza,  desperezarse, rebuscar en el montón de ropa a euro y asumir que vas a recibir multitud de fotopollas sin pedirlas.

Lo importante aquí es que sepas no engancharte a la falda preciosa pero 1 talla más pequeña que has encontrado y sepas desecharla después del sexting que hayas considerado suficiente. 

Y te lo dice una que después de rebuscar y rebuscar en esa gran montaña de ropa tarada, ha encontrado al amor de su vida (por favor Karma, no me castigues por esta frase y permíteme que lo siga siendo el resto de mis días) y es plenamente feliz con un tío sano, bueno, divertido, inteligente, de mente abierta, con responsabilidad afectiva, una inteligencia emocional hiperdesarrollada y encima guapísimo. ¿Qué más le puedo pedir al Tinder? Está claro que nada, y que por muchas fotos no deseadas que recibí en mi galería el resultado claramente compensa por goleada. 

@maripluff