Siempre me llamaron mucho la atención ese tipo de familias que habla de los conflictos de sus hijos pequeños con otros niños como si se tratase da batallas campales con una relevancia enorme y se involucran en ellas como si sus hijos necesitasen al pelotón de caballería para poder demostrar que son dignos. Normalmente, cuando esto pasa, los adultos montan un espectáculo mientras los niños ya han vuelto a jugar entre ellos sin que nadie se percate.

En aquel barrio había dos familias que solían llevarse genial. Desde varias generaciones atrás, solían invitarse a los eventos familiares la una a la otra, coincidían siempre en los parques y llevaban a los niños a la misma escuela.

La mujer del último de los hermanos de una de las familias era una chica bastante ruda, mal hablada y que tenía muy mala relación con la hija mayor de la otra familia. Ambas tuvieron un hijo cada una en el mismo año y… Ahora, 8 años más tarde, se ha liado parda.

Pues resulta que estos dos niños empezaron siendo muy amigos, pero aquella mujer tan tosca le calentaba la cabeza a su hijo a diario sobre su compañero, haciendo comentarios inapropiados que, por supuesto, el niño acababa soltando en el cole.

Una mañana en que llovía mucho y los niños estaban agotados de no poder salir al patio desde hacía días, empezaron a discutir sobre unos cromos que uno decía que el otro le había robado y acabaron dándose un tortazo cada uno.

La maestra los separó enseguida y llamó a sus familias. Para cuando los niños llegaron a casa, el barrio era el escenario de una guerra activa. Gente grabando pruebas de posibles delitos mientras gritaba, hombres empujándose con el pecho unos a otros, amenazas, gritos y, en medio, dos mujeres sujetándose por el pelo la una a la otra mientras proferían improperios totalmente fuera de sí.

Los niños, que venían juntos del colegio acompañados por el hermano mayor de uno de ellos, se quedaron petrificados sin saber qué hacer. Aquellas dos familias habían sido muy cercanas desde siempre y, por culpa del mal carácter de la última esposa en llegar y un malentendido entre dos niños que no había tenido relevancia para ellos… Había sido la chispa que prendió la llama de odio que se tenían ambas madres y que arrasaría con décadas de relaciones y de amistad.

En aquella pelea estaba involucrado hasta el abuelo de una de ellas, muy mayor y con problemas en la vista que le hacían sentirse muy desorientado.

Durante varias semanas, los niños en el cole tenían prohibido hablar de lo acontecido. Pero ellos, como niños que son, repetían ante sus amigos que, aunque sus madres se despellejasen, ellos eran amigos para siempre.

La madre de uno de ellos se presentó a media mañana en clase un tiempo después. Sin previo aviso, cambió al niño de colegio y convenció a su marido de que era la mejor opción, un cambio de aires. Podrían irse lejos de aquel barrio de amarguras y cotillas en la ventada que lo que no sabían lo inventaban.

Y así, por una pelea sin importancia alguna entre dos niños pequeños, una de sus madres dio un giro radical a su familia, haciendo que ambas se separasen definitivamente.

Ahora hay mucho silencio en el barrio. Ya no se escucha la música compartida, ni las palmas a media tarde, ni las risas de los niños. Solamente el silencio entre dos casas que casi llegaron a ser una, pero ahora eran enemigos para siempre.

Luna Purple.

Si tienes una historia interesante y quieres que Luna Purple te la ponga bonita, mándala a [email protected] o a [email protected]