VIVO CON LAS TETAS FUERA

 

Como lo oís. Bueno, como lo leéis. Pero no porque mi vida sexual sea de lo más entretenida. No, chicas. Bienvenidas al… Tatatacháaan (redoble de tambores) ¡Maravilloso mundo de la lactancia materna!

Pues eso, que desde que nació mi hija mayor hace cinco años llevo dando teta. Primero a ella, luego me quedé embarazada de mi segundo bebé y ella siguió con su teti, porque pa qué iba a dejar algo tan rico. Y cuando llegó el hermanito, pues nada, a mamar juntos, lactancia en tándem se llama para las que no lo hayáis visto nunca (yo misma no lo sabía hace un par de años). Y así seguimos. Yo encantada porque es la experiencia más bonita e increíble que he vivido en mi vida. Cansada, eso sí, pero absolutamente preciosa. 

Ay, amigas, que aquí viene el «pero». Pues que en estos cinco años desde que empecé mi periplo por el precioso pero agotador viaje tetil, puedo afirmar con casi total seguridad que por lo menos el 80% de mis conocidos me han visto las tetas.

Al principio lo llevas mal. Sabes que no tienes de qué avergonzarte, que es la comida y el nidito de tu hijo, y que el problema lo tiene el que lo mira con malos ojos y no tú. Ajá, la teoría te la sabes muy bien. Pero la práctica es otra cosa. Yo ni siquiera había hecho nunca topless, así que me sentía vulnerable de esa guisa. Pero a todo te acostumbras en esta vida.

Tanto me llegué a acostumbrar, que he llegado a abrir la puerta al repartidor con una teta fuera sin darme cuenta, ¡sin el bebé en brazos!

Yo veía al pobre chico incómodo, fue raro. Y cuando vuelvo a entrar en casa me doy cuenta. Había dejado al crío en la cama dormido después de mamar y se me había olvidado cerrarme el sujetador. ¡Tierra, trágame! Con razón tenía el repartidor esa cara, qué mal rato debió pasar (o buen rato, yo qué sé, aunque teniendo en cuenta que con tanto tiempo de amamantar se me han quedado como tres palmos más abajo, esto último lo dudo).

Y ahora con la lactancia en tándem, qué os voy a contar. ¿Alguna se imagina cómo es esto de dar el pecho a dos niños a la vez? Exacto, lo habéis acertado. Hay que sacarse las dos tetas. ¡Hala, libertad para las oprimidas! Y a hacer frente a las caras de sorpresa de la gente, alguna que otra mala cara (siempre de mujeres, que ya sabemos que la sororidad brilla por su ausencia en muchos casos). Y lo mejor, cuando los dos niños se distraen con algo y sueltan la teta a la vez, y te quedas tú en medio del centro comercial con las dos tetas al aire, los pezones en pie de guerra, y a veces incluso un chorro de leche rebelde que no se ha cortado a tiempo. E intenta taparte corriendo sin que se te caiga el bebé antes de que a la señora octogenaria de enfrente le dé un patatús.

Eso sí, del cartel publicitario que hay detrás de ti con una cuasi adolescente en ropa interior no se escandaliza nadie. En fin, la hipotenusa.

Pues eso, que mis tetas ya las ha visto más gente que si me dedicara al porno. Y a quien le guste, bien, y a quien no, que al menos no critique, que como me cabree le lanzo un chorro de leche a la cara. He dicho.

 

María DL