Os lo voy a decir sin rodeos: han inventado un jacuzzi para los testículos.

Testicuzzi que lo llaman. Sale el próximo mes de diciembre y ronda los 40 euros, a no ser que lo quieras chapado en oro que entonces se va a los 10.000 euros pero oye, ¿qué son 10.000 euros comparados con el placer de que tu chico meta sus testículos en oro? Piénsalo. Total, que lo han inventado, que los maromos tienen que desestresar sus bolas colganderas de algún modo y oye, a mi me parece perfecto y no me sentiría mal que el señor marido lo incluyera en su lista para los Reyes Magos aunque sé que algo me dice que no, que él para desestresarse lo que quiere es un AppleWatch, estoy convencida.

Pero yo aquí hoy vengo a revindicar. Testicuzzi sí, jacuzzi para tetas, también.

¿Qué queremos? Un jacuzzi para las tetas!

¿Por qué? Porque ellas sí que se lo merecen.

Ellas, que aguantan largas jornadas de trabajo dentro de esa prenda bonita, práctica pero también odiada que es el sujetador, que se llevan a matar con esos aros y que sufren en silencio para que llegue ese momento de liberación tan placentero que les damos en cuanto llegamos a casa y nos lo quitamos, a las que oprimimos y coartamos sus movimientos cuando vamos a hacer deporte porque no queremos que nos bailen. Ellas, las que van por libre y decidieron crecer mucho o quedarse en nada por mucha miga de pan que comieras a escondidas.

Aún no lo han inventado y yo ya estoy imaginando como serían esas llegadas a casa después de unas jornadas maratonianas: jacuzzi para tetas, baño relajante con alguna bomba y el Satisfyer. Y que se acabe el mundo ahí fuera.

El diseño podría ser similar, salvando las distancias, al testicuzzi: un cubículo de unas dimensiones más grandes para que entren nuestros queridos u odiados según el momento senos y un cojincillo para apoyarnos con los brazos cruzados al tumbarnos. Yo lo veo. Y sé que tú también te ves llegando a casa uno de esos días en los que nuestras amigas duelen y liberándolas en el agua templada con esos chorros de aire a presión que crearan ese efecto jacuzzi que tanto relaja.

Señores inventores del mundo en general y de las cosas frikis en particular, ahí tienen mi idea. Luego no digan que no les avisé.

Es que en serio, imaginaros en uno de esos días de verano en los que el entreteto suda lo tuyo y lo de todas tus compañeras llegando a casa, colocando a tus amigas en su jacuzzi y tumbándote a ver tu serie favorita. Yo lo compro. Y digo tumbándote porque en mi mente el tetajacuzzi está ideado para tumbarte boca abajo y disfrutar.  Podrían venderlo individualmente o por parejas junto con el testi a combinar como se quiera. Cada uno que se coja el suyo y ya estaría.

Porque, voy a ser sincera, puestos a querer yo querría un jacuzzi entero en mi casa pero va a ser que si lo pongo, tengo que salir yo de casa porque todos no entramos en este piso soleado que me ve crecer, así que puestos a empezar, empecemos por el tetacuzzi y cuando nos toque la lotería y sea una nueva rica, ya retomaré yo ese proyecto de chalet con vistas al mar, piscina exterior y jacuzzi interior que tengo aparcado.