La SúperPop y la Bravo han sido nuestras guías generacionales, pero en realidad no había por qué elegir. Lo mejor era ir creciendo e ir comprando las revistas de menos a más cochinas. O de más pósters a menos pósters, si prefieres pensarlo así.
Súper Pop
No hay mayor icono de nuestra adolescencia que la Súper Pop. Si no has leído esta revista nunca, tu preadolescencia fue una caca, sorry. Era bastante naïf y cuqui todo, con bien de información y entrevistas fake -que en esos momentos no se nos ocurría dudar de su veracidad- de todos nuestros amados. Y por supuesto bien de posters para pegarlos con moco de pavo en nuestras habitaciones. Y regalos de collares de los Backs, postales de las Spice, anillos que cambian de color. Joder, ¡qué vuelva!
Bravo
Cuando ya te creías un poco mayor, empezabas a leer la Bravo. Decías que por los pósters, pero en realidad lo que te gustaban eran las fotonovelas en las que salían pitos y chichis. Historias de lo más turbias que te leías entre jijis y jojos.
Si ya eras un plus de guarra la Bravo alemana que nunca dejó de publicar las fotonovelas, al contrario que la española que se fue poniendo más light.
La Vale
En realidad, la Nuevo Vale, pero ¿quién la llamaba así? Esta era la que te comprabas cuando ya eras una mujer hecha y derecha de 15 años. Por supuesto, a escondidas. Aquí ya no había fotos y fotos de los Backstreet Boys, ahora lo que nos interesaban eran los consultorios sobre sexo y las historias ‘reales’ ultradramáticas y cochinas.
Ragazza
Esta era la de las adolescentes chachis molonas fashionistas en ciernes. Tenía un poco de Vale y un poco de Cosmopolitan. Lo suficiente para creerte la más cool de tu clase. Y si encima te la compraba tu madre, vamos, ya eras la queen de las queens.
Loka
Esta fue la última súper revista para adolescentes en aparecer ¿y desaparecer? Era un mix de todo, lo más bestia de la Bravo y la Vale todo junto en una revista que regalaba pegatinas en las que ponían cosas como ‘Desde lo de la gripe aviar, dejé de comer pollas’. Recuerdo asociaciones de padres indignados y esas cosas de gente que se indigna.
Las cutres
No me acuerdo ni cómo se llamaban, pero tenían nombres feos y portadas feas y eran copias malas de todas las demás.