No habrá ningún móvil encima de la mesa, ni boca arriba, ni boca abajo.

No sacaremos el móvil del bolso, o del bolsillo, ni verificaremos cada 10 minutos las notificaciones que hemos recibido.

Y tampoco hablaremos con nadie en ese momento a través de la pantalla, pues nos tendremos delante. Cara a cara, sin tener que respetar los dos metros de distancia, y disfrutaremos de nuestra presencia sin necesitar buscar la de nadie más.

Y es que después de estos días de caos y a la vez de paralización mundial. Dónde todo el mundo nos hemos lanzado a las videollamadas y a los planes masivos aprovechando al máximo la tecnología con la que hoy contamos…

Llegará un día en el que estaremos aburridos de ello, hartos de teléfonos, de skype, de facetime, de conciertos en streaming, de houseparty y demás herramientas de entretenimiento para llevar mejor estos días de cuarentena, y porque no decirlo, de soledad.

hombre al telefono

Porque, aunque estemos rodeados de gente digitalmente, nos falta el contacto físico.

Ese contacto que a veces estábamos dejando a un lado sin tan siquiera darnos cuenta, simplemente acogiéndonos a la quinta enmienda, justificándonos en que «el mundo había cambiado”

Pues después de este golpe que todos estamos viviendo por igual, sin diferencias de sexo, religiones, ideologías políticas, edades, nacionalidades, aspecto corporal, profesión etc, etc, etc…

 “El mundo también va a haber cambiado”

Y si podemos sacar una lectura positiva de todo esto, que desde luego habrá más de una, porque este golpe es un momento de reflexión del cual cada uno tendrá que aprender una lección.Pues yo en este momento hago ésta, porque antes estábamos aislados socialmente estando juntos, y ahora estando confinados, estamos más integrados socialmente que nunca.

Y quiero pensar que esto nos ha hecho despertar, que no podemos seguir llenando nuestras vidas de estímulos externos, que tenemos que mirar y mimar también los internos…si no podemos ir fuera, quizá sea el momento de ir adentro.

Y que cuando estemos con la gente, disfrutemos de la gente, que solo saquemos el móvil para hacernos mil fotos. Y vale, las subamos para compartir nuestra felicidad. Al igual que ahora estamos compartiendo tantos momentos no tan felices, pero después de ese día también podemos aprender a subirlas al llegar a casa.

gente cenando junta

Aprenderemos a disfrutar de verdad del contacto físico, de mirarnos a los ojos, de rozarnos las manos. De besarnos, de no tenernos que videollamar, de abrazar sin parar, siete abrazos mínimos al día recomiendan algunos estudios…¡pues que sean siete por cada persona que volvamos a ver!

Y eso es algo, que por muchas aplicaciones que tengamos, la tecnología no puede conseguir, porque sí … nos ayudan a estar cerca, pero no a estar al lado.

Así que nos volveremos a ver, y ese día no miraremos ninguna pantalla, porque ese día podremos tocarnos.