Tener un compañero de trabajo con una orientación sexual diferente a la tuya no es algo tan raro, pero si eres la única persona así, te van a tratar como un mono de feria.

Gracias al cielo, estamos en una época en la que no es tan extraño que una chica diga que ha quedado con su mujer o que un chico al que se le conoce marido, comente que tiene a los nenes malos. La sociedad ha evolucionado, el matrimonio igualitario nos acompaña desde hace unos 18 años y por fin hay referentes en pelis, series y en la vida real.

A pesar de todo esto, ser ‘el o la mariquita’ en la oficina es como tener una diana en la frente y que todo el mundo quiere lanzar su pregunta indiscreta para interesarse por tu vida. ¡Como si fuera tan diferentes nuestras vidas!

De hecho, hace unos meses, tuve una comida de empresa y me pasó lo siguiente. Desde hace menos de un año tenemos una nueva compañera algo altiva, que se cree una diva y el resto de mortales no le llegamos ni a la suela de sus sandalias.

Esta chica estaba contando que su hermano y ella son un imán para los gais, porque su atractivo es incalculable. ¡Cómo no! Después de comentar esto sin venir a cuento, se gira y me dice: ‘Laura, ¿te gusto?’. 

¿Se esperaba un sí y que hiciera un frotis frotis en el baño?

¿Y no te parece que esta pregunta es homofobia disfrazada de curiosidad?

Mi respuesta fue contundente: soy lesbiana, pero no Torrente. No me pueden gustar todas las mujeres. 

¡Será posible! ¿Cómo osé a decirle eso a tal criatura de la majestuosidad? Evidentemente, no se lo tomó bien y vino su contraataque: ‘Pero eres bisexual, ¿no? Porque no tiene sentido que no hayas estado nunca con un chico’

¿PERDONAAAAAAAAAAA?

Punto número 1: ¿Crees que una comida de empresa es el mejor momento para preguntar cosas tan íntimas?

Punto número 2: ¿Sabes que existen señoras que jamás han probado macho y viven divinamente?

Punto número 3 y el más importante: ¿Por qué no le has hecho esa pregunta a nuestra jefa que tiene más pinta de Lady Pegaso que yo?

Puedo llegar a comprender que llame la atención conocer a alguien que ha vivido una situación en la que tú nunca te has visto involucrada, pero no te creas que ser homosexual, admitirlo y llevarlo con normalidad ha sido una tarea sencilla. Han tenido que pasar siglos para que eso sucediera y lo único que pedimos es normalidad y menos interrogatorios.