El otro día me estaba acordando de mi gran amiga Julia, y me acordé de cuando me decía que había sido muy valiente al cortarme el pelo (yo lo tenía larguísimo y el año pasado me lo corté por encima de los hombros), ya que a ella le encanta el pelo corto, pero no se atrevía a cortárselo ‘hasta que estuviese más delgada’. Que a mí me quedaba muy bien, pero que ella creía que el pelo corto era sólo para chicas flacas, porque a las gorditas no nos favorecía. Julia es una chica preciosa, con curvas, y ni siquiera está gorda, ni de lejos. Y entonces me di cuenta de la de cosas que posponemos ‘para cuando estemos más delgadas’.

Yo soy una persona muy de vivir el momento. Tengo mis objetivos, pero suelen ser a corto-medio plazo y no me gusta planificar demasiado, ya que la vida me ha enseñado que hacer eso es una soberana estupidez, pues en cualquier momento, de golpe y plumazo, tu vida puede dar un giro total y desmontarte por completo todos esos planes que tan minuciosamente tenías marcados. Así que cuando veo a la gente posponer tantas cosas por motivos tan estúpidos… me da una pena tremenda.

Si te gusta el pelo corto, córtatelo ya. Es sólo pelo, va a crecer y puedes cambiarlo cuando quieras. A mí me queda mejor el pelo largo, lo tengo más que comprobado, pero ha habido dos momentos en mi vida en los que me ha apetecido cortármelo radicalmente, y lo he hecho. ¿Qué más da si me queda mejor o peor, si me hace la cara más o menos gorda? Lo importante es que he hecho algo que me apetecía y he vivido la experiencia del cambio para decidir si me gustaba o no.

Otras veces veo cómo nos dejamos de poner cierta ropa que nos encanta sólo porque creemos que es para delgadas, incluso pudiéndolas conseguir en nuestra talla. Si te gusta ese vestido ceñido, ¿por qué vas a dejar de ponértelo ahora, que es cuando te apetece hacerlo? Piensa que quizás mañana ya no lo consigas o se deje de llevar y has perdido la oportunidad de lucir algo que te apetecía realmente. Otras chicas se niegan a quitarse el bañador negro, feo del Decathlon y ponerse un bonito bikini o bañador, porque no se atreven a hacerlo ‘hasta que pierdan unos kilos’.

Otras veces dejamos de realizar alguna actividad que nos gustaría, ya sea hacer yoga o meternos en clases de danza del vientre o de pole dance, por miedo a las limitaciones físicas que creemos que tenemos. Y digo creemos porque estoy segura de que esas limitaciones están sólo en nuestra cabeza, ya que está más que demostrado que estar gorda no es impedimento para hacer acrobacias, bailar increíble o hacer la postura de Shirshasana.

Y lo cierto es que cada día dejamos de hacer miles de cosas diciendo que no es el momento ni el lugar, posponemos posponemos y seguimos posponiendo para cuando ‘estemos más delgadas’, y no nos damos cuenta de que el tiempo pasa, y pasa muy rápido, y que puede que este sea el momento que la vida te regala para hacer todas esas cosas que te apetecen y que no te atreves a poner en práctica ‘porque no estás lo suficientemente delgada’.

¿Vale la pena vivir así, estar continuamente posponiendo cosas? No, no vale la pena. Especialmente posponerlas ‘para cuando estemos más delgadas’. Cualquiera que vive el arduo proceso de adelgazamiento sabe que es muy complicado conseguirlo. Hay semanas en las que no adelgazas ni un gramo porque tu cuerpo tiene unos procesos internos complicadísimos que a veces no se pueden explicar y que en cada mujer son un mundo, por eso es tan importante tener paciencia con este tema. Entonces, ¿vas a estar posponiendo hacer cosas que te gustan o te apetecen durante meses (o años), sólo porque crees que gorda no las vas a disfrutar igual? Te tienes que querer y mimar en cada momento de tu vida, y sólo si eres capaz de cuidarte y amarte estando en la que tu sientes que es tu peor forma física, serás capaz de adorarte cuando estés en la mejor. Disfruta de lo que tienes mientras trabajas por lo que quieres, que es lo que decimos siempre en Weloversize, ¿no? Pues grabémonoslo a fuego.

Ashley Neil Tipton

 

 

Imagen destacada: Jesamyn Stanley