Alto. Quieta. Para ahí. Levanta tu dedo índice del móvil. Estás a punto de desencadenar una hecatombe en la relación (es un decir) que tienes con ese tío que te escribe cada exis y con el que no tienes nada serio pero te gustaría… Sí, amiga, con tu dedo aniquilador estás al borde de un ataque de palabras, porque no sé por qué, pero las tías SIEMPRE ponemos demasiada información en la contestación de whatsapp, y eso es algo insoportable para ellos. Así somos para ellos, chicas, imposibles y pesadas. Agobiadoras al menor despiste. Unas descontroladas cuando se nos da un poco de vidilla… y eso, queridas mías, a los tíos NO LES GUSTA. Sí, alguna diréis:

– Pero bueno, ¿y qué? que se joda el tío, queledenporculo.

Vale, tenéis un poco de razón, si se agobia por una frase un poco más larga, es un gilipollas. Pero todas estaremos de acuerdo en que queremos echar un polvo, ¿verdad?

 

Pues a lo que vamos. Hagamos autocrítica. Ante un mensaje de él tipo:

– Ey guapa, qtal?

Lo ideal es un:

– Eyyy, bien, aquí currando… (y punto, algo lacónico, escueto, que te dé un aire interesante, y a esperar)

Pero nooooo, nosotras hacemos cosas tipo esto:

– Eyyy, bien aquí currando, pq hoy tengo turno partido, un rollo, no me gusta comer aquí, en el curro, comida mierder de comedor, uff, y los jefes aquí… mejor de tapitas eh? Jeje (seguido de una carita)

O cosas del tipo:

– Eyyyy. bien, aquí currando, último tirón, ya mismo vacas, q ganassss (carita de entusiasmo), no veo la hora! sabes? Me voy a Formentera, uff, playuqui…

Pero vamos a ver… ¡¡¡¡quién coño te ha preguntado tanto detalle!!!! El tío empieza a echarse patrás, una fuerza sobrehumana le hace sudar con sólo ver que tu respuesta a una pregunta tan tonta, tan holaquétal, tan en plan meheacordaodeestatiaqueestababuena, ocupa tres putas líneas de whatsapp y contiene más de una carita.

Aún así, el tío contesta de nuevo:

– Guay, hay ganas sip.

Y a ti te jode esa respuesta, porque esperas que al tío le interese muchísimo lo que le estás contando, que se entusiasme y ponga 25 caritas. Pero joder. Es un tío… y sólo está tanteando por dónde andas, por si te llama el jueves o el viernes y echáis un kiki. Y como la cosa no puede quedarse ahí, tú y tu dedito incontrolado contestáis de nuevo dando muuuucha información. Pero mucha, mucha.

– Siii, pq voy con tres amigas a la isla y me han hablado superbién. Q ganas de playa y bikineo… no libro desde ufff, y ya toca (carita otra vez) y tu? Q tal?? Cndo te las pillas? A ver si nos vemos ants noo? (oootra carita)

Y aquí cometes el error número 2 (el número 1 es contestar con mucha información; el número 2 es contestar con AÚN MÁS información), le acabas de soltar como una posesa que quieres quedar, que quieres verle, que estabas esperando como una gilipollas a que él te escribiera para gritar ¡yupi! y escribir una respuesta de cinco renglones y 42 iconos.

Así que acto seguido el tío ni te contesta, o lo hace siete horas después (las que te has pasado mirando su hora de conexión, claro está) y ocurren dos cosas:

– o te contesta que tiene mucho lío, que ya “si eso” cuando volváis de las vacaciones os veis (el “si eso” tiene mu mala pinta…)

– o te dice que sí, con lo que te va a echar un polvo y sitehevistonomacuerdo, eso que lo sepas.

Así que amiga mía, guarda el dedito traicionero cuando recibas un mensaje de whatsapp, o te veo usándolo tú solita en la cama para que se te pase el cabreo.