Llega la Navidad y con ella las luces cegadoras en la ciudad (sobre todo si vives en Vigo), los villancicos non-stop (sobre todo All I Want For Christmas Is You de la diosa Mariah Carey) y las cenas con amigos, compis de curro y familia.

Soy consciente de que hay mucha gente por el mundo que detesta las fiestas navideñas y las cenas típicas, pero a mí me encantan. ¿La razón? Que SIEMPRE me controlo con el alcohol, NUNCA me paso con la comida y JAMÁS he hecho el ridiculo. “Ay amiga, no escupas hacia arriba que te cae en la jeta”, diréis. Tenéis razón, porque este año he roto mi regla y en la cena navideña del curro la vergüenza ha sido máxima.

Como mal de muchos, consuelo de tontos, he recopilado las mejores anécdotas humillantes de mis amiguis (junto con la mía, que tendréis que adivinar cuál es) y he hecho este fantástico recopilatorio.

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1. Maribel

“Era la cena de nochevieja y mi familia estaba superemocionada porque viven la Navidad como si fuese lo mejor del mundo. Yo salí de prefiesta con dos amigas a hacer una champanada, que básicamente es beber botellas de champán hasta que te entran ganas de morir. Juro que yo me notaba bien, pero en cuanto llegué a casa, me senté en la silla y mi abuela sacó la bandeja con embutido eché la pota. Sí, sí, sobre el jamón, el lomo y el queso. Si mi familia me perdonó, significa que se puede perdonar cualquier cosa.”

2. Jimena

“Era la cena del curro y yo llevaba solamente dos meses en este sitio. No conocía a casi nadie, pero pensé que estaría guay ir y socializar un poco. Error. Me pasé con los cubatas y acabé enseñándole a mi jefa un vídeo porno de Rick y Morty que había encontrado en Internet. Menos mal que se lo tomó a risa, pero después me vaciló muchísimo.”

3. Pilar

“Mi peor cena navideña fue el año pasado, porque mi cuñada se puso de parto y acabamos todos en el hospital. Menudo drama familiar, parecía un sketch cómico.”

4. Ana

“Yo sólo recuerdo flashbacks de la cena del curro. El Puerto De Indias parece suave, pero lo carga el diablo. Al final acabé recomendándole el Satysfier a todas las mujeres de la empresa que habían ido a la cena, y a los hombres les sugerí que se lo regalasen a sus chicas. Luego empecé a discutir con un machirulo que estaba en contra de los juguetes sexuales. Se me fue un poco la pinza, lo reconozco.”

5. Sara P.

Vomité encima de mi jefa. Si hay algún premio a la peor historia, la gano yo.”

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6. Cristina

En mi empresa había dos que estaban liados y yo me enteré el día de la cena de empresa. Pensé que todos lo sabían, así que en mitad de la cena le di la enhorabuena el chico, diciéndole que me alegraba mucho por ellos. Resulta que él tenía novia (otra de la empresa que estaba sentada a su lado) y le estaba poniendo los cuernos con la otra chica. Vamos, que desmantelé todo el pastel.”

7. Lucía

“Mi peor cena navideña fue cuando mi adorable hija de tres años decidió que era correcto hacer caca en la alfombra ultracara de su abuela (mi suegra) y limpiarse con las cortinas. Cuando vimos el pastel yo no sabía dónde meterme.”

8. Sara H.

“La vez que peor lo he pasado en una cena navideña ni siquiera comí nada. Yo trabajaba en un restaurante y un día tuve que atender a un grupo de amigos que estaban de cena. Entre ellos estaba la exnovia de mi novio, que se pasó toda la noche puteándome. Me pedía cosas y luego me decía que no lo había pedido, se quejaba de la comida, me llamaba inútil. De todo. No sé cómo no le escupí en la comida.”

9. Rocío

“En 2017 invité a mi novio a comer con mi familia el día 25 de diciembre, porque en su casa ese día no hacían nada. Le empecé a notar algo raro y al acabar de comer me dejó. Dijo que se había agobiado porque yo iba muy en serio y él no estaba preparado. Se fue sin despedirse de nadie y yo me quedé echa un asco comiendo nevaditos.”

10. Mónica

“Tres palabras: gastroenteritis en Navidad. Imagina el horror de tener que levantarte cada 5 minutos en la cena de Nochevieja para ir al baño. Todos estaban poniéndose hasta el culo de cordero, canapés, turrón y polvorones, y yo con mi tortillita francesa y arroz. Lo peor de todo es que hubo un momento en el que pensé que ya no me podía cagar más encima (perdón por ser escatológica) y me tiré un pedillo inocente. No fue tan inocente y acabé poniéndome unas bragas de mi tía Angelines.”