Cuando decidimos casarnos lo último en lo que pensamos es en esa idea de que el matrimonio pueda terminar en divorcio. Y en muchas ocasiones a pesar de todos los esfuerzos no suele haber mejor solución que la de terminar firmando el punto y final de la relación. Claro que pasar por este trámite puede ser muy duro, al fin y al cabo es el resultado de una historia que no ha salido todo lo bien que se esperaba y que, en algunos casos, puede conllevar un standby en eso de estar con otras personas.

Bien sea por miedo, precisar de tiempo para uno mismo o bien por no querer volver a pasar por malas situaciones ya vividas, son muchas las personas que deciden alejarse del mundo de las citas tras haber pasado por un divorcio. Otras optan por regresar pero con pies de plomo, pensándose mucho dónde, cómo o con quién dar el paso. Aunque por supuesto también las hay que tras un matrimonio turbulento prefieren disfrutar de ese tiempo perdido. Lo cierto es que todas las opciones son válidas y lo único realmente importante, es siempre sentirnos cómodas con nuestras decisiones.

Marisa, 52 años

‘Después de un matrimonio de 20 años, el mismo día que me divorció juré mantenerme al margen de parejas y líos. Estuve tres años viviendo a mi manera, viajando con amigas, disfrutando de mis hijos… Lo que no me esperaba para nada era el poder conocer a alguien que realmente me hiciera cambiar mi forma de ver las cosas. Aquel hombre vino a mi peluquería a cortarse el pelo y desde el primer minuto conectamos muchísimo. Estuvimos más de dos horas hablando de lo divino y de lo humano. Dos días más tarde con la excusa de pasar por la zona el mismo me trajo un café y así poco a poco las visitas comenzaron a ser casi diarias. No me podía creer que aquello me estuviera pasando a mí, a mis casi cincuenta años. Tras algo más de un mes de tonteos y visitas, fijamos fecha para una primera cita más allá de mi salón de peluquería. La excusa fue ir juntos a ver uno de mis musicales preferidos, ‘Los inmortales’. Estuve nerviosa una semana entera, pensando en cómo saldría, qué se esperaría él de mí, si aquello era lo indicado…

Tuve a mis hijas siempre a mi lado apoyándome porque simplemente disfrutase del momento e hiciese lo que me pidiera el cuerpo, sin más. Fue una tarde estupenda, las tres nos estuvimos riendo mientras elegíamos mi modelito, ellas me maquillaron y me peinaron, dejándome perfecta para la ocasión. Cuando vi en mi portal a aquel hombre mi corazón dio un vuelco y desde el primer minuto de la cita la ilusión se mezcló con mis nervios haciendo una combinación increíble. Teatro, cena en un italiano y un paseo estupendo de camino a casa. La cita la culminamos con un tímido beso de nuevo en mi portal. Y yo me sentí de nuevo como esa niña de 15 años llena de ilusiones.’

Lucía, 40 años

‘Lo último que me esperaba era ser una mujer divorciada de 35 años. Con un hijo de apenas unos meses y un trabajo que me absorbía por completo. Me costó muchísimo hacerme a la idea de que ya no éramos una pareja, sobre todo porque el que era mi marido decidió romper el matrimonio porque se había enamorado de otra persona y yo en absoluto me lo esperaba. Cuando al fin reorganicé mi día a día y vi que era capaz de ser feliz con lo que tenía de alguna forma opté por no guardar ningún tipo de cuarentena. En mi familia no se lo podían creer pero era lo que había. Mi cuerpo me pedía recuperar el tiempo perdido, me había casado joven y me había perdido la mar de cosas.

Así que se podría decir que mi primera cita tras el divorcio fue tan solo un par de meses después de haber firmado los papeles. El elegido para esa ocasión fue un compañero de trabajo que siempre me había lanzado la caña pero al que había estado evitando más de 5 años. Recuerdo el día que le pregunté si le apetecía que fuésemos al cine, pensó que lo estaba vacilando por completo. Así que mi madre se quedó con su querido nieto ese fin de semana y yo me fui al cine y de cena a un thai buenísimo al que mi exmarido nunca había querido ir. Las cosas fueron tan bien y tan naturales que aquella noche dormí acompañada. Eso sí, al día siguiente tuve que dejárselo claro a mi cita, mi cuerpo no estaba para relaciones estables, así que si quería repetir otro día por mi parte perfecto, pero cero exclusividades.’

Elisa, 63 años

‘En mi caso fui yo la que le puso a mi exmarido los papeles del divorcio sobre la mesa. Estaba hartísima de soportar mentiras y líos con su familia. Nos habíamos casado siendo ya mayores y de pronto me di cuenta que aquel matrimonio era un error en toda regla. A él pareció darle todo igual porque firmó sin hacer preguntas y solo dijo que su abogado se pondría en contacto conmigo. Tenía yo entonces 58 años y en el momento que tuve esos papeles en mi mano vi como un cielo abierto. No sufrí penas de ningún tipo y por eso desde el primer día me uní a mis amigas de toda la vida para celebrar sin parar el fin del mayor error de mi existencia. Nos fuimos de viaje a Ibiza y estuvimos una semana disfrutando del mar, las fiestas y una parte de locura.

Por eso quizás si me preguntas cómo fue mi primera cita, creo que no puedo dar una respuesta clara. He tenido mis historias lógicamente, de hecho en ese viaje a Ibiza experimenté más allá de lo que yo me hubiera imaginado incluso yéndome con alguna bailarina sexy de una discoteca. Jamás me he sentido tan viva y es que muchas veces por mal que suene el divorcio puede ser la puerta a la auténtica libertad.’