El sexo forma parte de todos nosotros desde que nacemos hasta que morimos, interviene a la hora de relacionarnos, de explorar, de experimentar, de conocer… y lo bonito que tiene es que según va pasando el tiempo la vas redescubriendo constantemente.

Ahora con casi 30 años me planteo todo lo que he vivido a lo largo de mi vida sexual, cómo empezó todo, qué cosas hice y qué otras me podría haber ahorrado…

Pero sí es verdad, que a mi yo joven me habría encantado decirle varias cosas…

  1. No te asustes si las primeras veces no son estupendas

Las primeras veces, como todo en la vida, no tienen por qué ser las mejores. Pero cuando de inicios sexuales se trata, parece que la tensión y la expectativa es mayor.

Recuerdo la primera vez que me metieron un poco de mano y solo pensaba ¿Lo estaré haciendo bien? Porque en mi mente hasta para eso había que practicar.

Esos primeros momentos los recuerdo con mucho nerviosismo, no saber muy bien y expectativas demasiado altas, que con el tiempo se fueron ajustando y mejoró mucho la calidad.

  1. Tranquila, el orgasmo ya llegará

El drama que viví yo durante mucho tiempo porque no conseguía llegar al orgasmo con ningún chico era curioso.

No podía entender cómo yo sola conseguía darme placer tan rápido y de una forma tan eficaz y cuando estaba con otra persona me resultaba incapaz.

Aprendí a escuchar mi cuerpo a verbalizar y guiar a mi pareja en lo que yo iba necesitando y aprendí a pedir.

Si hay algo que me encantaría decirme a mi yo joven desde luego es “ ten confianza, no pasa nada por verbalizar o guiar en lo que puedas necesitar, date todo el tiempo del mundo y disfruta del encuentro”.

  1. No vale cualquiera para tener relaciones sexuales de calidad

Esto puede ser uno de los factores que más claro me dejó la experiencia. Después de conocer a más de uno ( y de dos) te vas dando cuenta que tu cuerpo reacciona de una forma o de otra dependiendo de lo que te despierte la otra persona.

Es imprescindible sentirte cómoda y totalmente a gusto con esa persona, es normal que al principio estés un poco nerviosa, sobre todo la primera vez que intimas con alguien, pero si te sientes tensa todo el rato y la otra persona no se encarga de hacerte sentir mejor, sal de ahí.

¡Follodrama!: el misionero que dio que pensar

  1. Los más guapos no tienen por qué ser los mejores

Hubo un tiempo donde el “prototipo” de belleza era más importante que las sensaciones que me podía despertar el tío en cuestión.

Total, era guapo, me estaba haciendo caso (a mí!), como iba a dejar pasar la oportunidad de compartir un momento con semejante tiarrón.

Con el tiempo aprendes, como decía en el punto anterior, que lo importante es lo que te trasmita la otra persona, esto no quiere decir que un chico guapo no te puede hacer sentir bien ni mucho menos, pero si es verdad que en ocasiones no queremos ver ciertas cosas porque nos interesan otras.

 

  1. Protégete mucho

Tu cuerpo es tu templo y es responsabilidad tuya cuidarlo y que esté bien. Lleva siempre preservativos contigo y ¡úsalos!.

No te fíes del “yo controlo”, porque que evites un embarazo no quiere decir que esa magnífica ETS que puede tener, la pueda controlar.

Si el tipo en cuestión no tienen intención de usar el preservativo, huye bien lejos porque no te va aportar nada bueno.

  1. Si no quieres hacer algo, no estás obligada

La presión de querer complacer al otro llega a ser bastante fuerte, y en ocasiones puedes permitir situaciones con las que no te sientas del todo segura o cómoda y por miedo o vergüenza terminas accediendo.

Si no te apetece, es tú cuerpo, tú decides, y si el otro no lo entiende, tómatelo como una criba estupenda.

 

  1. El sexo es cosa de dos

Hemos venido a jugar esta claro, pero principalmente hemos venido a disfrutar y eso nos implica a las dos partes por igual.

Si un día por lo que sea no llegas al orgasmo no pasa nada, pero que la otra persona no se tome las mismas molestias que tú para satisfacerte no es una opción.

Si estás dispuesto a recibir tienes que estarlo también para dar, por lo que si ves que eso no es reciproco, chaíto.

 

La verdad que no cambiaría ninguna de las experiencias que he vivido porque eso me ha hecho ser la mujer con las cosas claras y que disfruta plenamente de su sexualidad que soy hoy en día, pero sí es cierto que hay cosas que aprendí por las malas.

Si pudiera sentarme conmigo misma, básicamente me diría “Quiérete mucho, disfruta de todo lo que hagas y no dejes nunca de trabajar tu autoestima y tu bienestar”

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de pareja

correo: [email protected]   instagram: @aidavallesconsulta_