El amor es ciego y así nos pasa, que no vemos la mierda realidad hasta que no nos hemos metido de cabeza en ella. Nos pasamos la adolescencia revolucionadas por las hormonas que nos ponen la cabeza más loca que 5 chupitos de tequila y nos pillamos del chuleta del barrio porque se parece a ese actor del que coleccionamos pósters de la SuperPop. No es de sorprender que nos llevemos un leñazo al descubrir que está más interesado por la chica que tiene las tetas más grandes que por cualquier otra y comenzamos nuestra andadura romántica sexual con decepciones y dolores de corazón y cabeza.

No todo va a caer a saco roto porque una va reconociendo patrones y va oliéndose, sino por dónde tirar al menos por dónde no.

Da igual que tengas 15 que 30, te enamoraste y volviste a entrar en el juego dónde vives con ilusión arriesgando a que te rompan el corazón otra vez; la buena noticia es que cada ruptura no ha sido en balde; de cada uno de los idiotas con los que has salido has podido aprender que:

 

1. No quieres un hombre margarita: te quiere, no te quiere.

Qué bonito era sentarse en el parque a deshojar una margarita para saber si el niño del cole estaba por ti o no, pero a estas alturas has aprendido que un hombre o te quiere o no te quiere. Te has cansado de las dudas, solo aceptas seguridad a tu lado; si está contigo es porque lo tiene claro y sino que se vaya a meditarlo al campo que igual a la que vuelva no te acuerdas ni de su nombre.

 

2. El amor no es un trofeo.

Si cuando eras teenager competías por la atención del chico de tu clase eso ahora te queda muy lejos. Por fin has comprendido que mereces tanto su atención como él la tuya. Si de verdad le gustas, te busca; si tienes que hacer malabares para que te guiñe un ojo le estás poniendo en un podium que no deberías; quieres una relación de iguales, no de Dios y Humana.

 

3. Mereces lo mejor.

Te has querido conformar con alguien que te llamaba cada dos semanas mientras tú pensabas en él todos los días y cuando le has mandado a tomar aire fresco por fin te has dado cuenta que mereces tanto como das o más. Tú existes y lo necesitas y hay alguien que está deseando dártelo, ¿por qué te conformarías con menos si puedes tenerlo todo? Hay rotos para descosidos, hormas para zapatos, y hombres que escriben todos los días para mujeres que están deseando esos mensajes.

 

4. Si es egoísta, tachado de la lista.

Si no despega la vista de su propio ombligo o de su cimbel, cariño, no es ÉL. De las lecciones más básicas pero no por ello más rápidas de aprender es que si es él, él y después él, que se deleite con su propia compañía porque no merece ni un segundo más de tu tiempo. Parejas que buscan su propio placer sexual y ni se interesan si tu disfrutas quedan desterradas a la tierra de nuncanoviosnuncanadas. Difícil es ver el egoísmo en otras facetas de la vida y ponerlos en el mismo sitio que a los anteriores.

 

5. Las palabras se las lleva el viento.

¡Qué bonito fue ver al Romeo prometerte amor eterno para al poco meterte los cuernos! Y no es que no te encante oír una declaración en toda regla, lo mucho que te quiere y todo lo que quiere hacer contigo; es que te acoges a tu sabiduría adquirida con los años y corroboras palabras y hechos. Si habla de amor y actúa con amor, probablemente sea amor; si habla de amor y actúa como un idiota con total seguridad es un idiota.

 

 

Donde dije digo, digo Diego…

 

6. Sabes lo que quieres.

Aunque quizás no sea con exactitud, pero el saber lo que NO se quiere es tan o mas importante. Volviendo a los recuerdos adolescentiles, a estas alturas tenemos claro que no queremos a un chulo al lado, lo que queremos es alguien que nos respete. A veces creemos que nos gustan los tacones de aguja hasta que te los pones y no puedes caminar en un mes del dolor; entonces aprendemos que lo que nos gusta es mirarlos. Lo mismo con los tíos, no cualquiera nos es adecuado para nosotras.

 

7. La relación o te hace feliz o es mejor acabarla.

Y es que nos alimentamos de tanto drama romántico que perdimos el norte para volver a encontrarlo. Si te hace sufrir, cari, eso no es amor; eso es una patraña como un mundo. Cuando no eres feliz lo terminas y buscas tu felicidad en otro lado pero ahí por más lágrimas que derrames no la vas a encontrar.

 

8. El tiempo es oro.

Has aprendido que intentarlo, intentarlo e intentarlo solo lleva al desgaste y la perdida de tiempo, que es lo más valioso en la Tierra. Se pueden dar margen hasta donde una quiera para ver si va o no va, eso te lo va a decir tu corazón, pero has dejado de esperar milagros y pones límite para tomar decisiones de seguir o dejarlo.

 

 

Y seguiremos aprendiendo día a día, porque así es como crecemos.